El sexo, la estimulación y el autoconocimiento de nuestro cuerpo es uno de los terrenos de la existencia humana más analizados y motivo de curiosidad que atraviesa a todas las generaciones. Nuestra sociedad persiste gracias al mecanismo sexual. Incluso pensadores como Sigmund Freud creen que la religión, la política o mismo la economía son caretas que pretenden ocultar la pulsión carnal que domina a los seres humanos, a través del deseo.
Desde la prehistoria que el sexo y la búsqueda del placer se encuentran presentes en la vida de los individuos. Arqueólogos alemanes en 2005 hallaron restos en una cueva, denominada Hohle Fels, de un falo de piedra, increíblemente bien pulido y conservado, de unos 20 centímetros de largo y que según los cálculos que hicieron tendría más de 28 mil años de antigüedad. Historiadores llegaron a afimar que se trataría del primer consolador de la historia de la humanidad.
En un santuario dedicado a la diosa “Hathor”, encontraron una amplia colección de penes de madera, posiblemente utilizados en rituales de fertilidad. Hathor era la diosa de la alegría, de la maternidad, y del amor. La consideraban la protectora de mujeres embarazadas, del parto y las comadronas, ya que ayudaba a los niños a venir al mundo, como diosa de la fertilidad y de la vida.
Hoy en día, miles de años más tarde, la figura fálica se encuentra presente en el día a día. Sin ir más lejos, hoy se conoció la novedad de que el Ministerio de Salud argentino tramita la compra de dispensers de preservativos y penes de madera por 13 millones de pesos. Se trata, según explicaron las autoridades sanitarias, de elementos que formarán parte de una campaña de difusión y prevención que se verá en sedes públicas, en especial vinculadas a la salud.
Los insumos solicitados permitirán asegurar una amplia disponibilidad de materiales de promoción cuya finalidad sea concientizar y evitar la propagación de enfermedades de transmisión sexual tales como el VIH y otras ITS en el marco de la Ley N° 23.798″, reza el expediente emitido por la Secretaría de Acceso a la Salud.
Volviendo a la historia, en la antigua Grecia eran comunes los Olisbos, que es el nombre que se le daba a un artilugio con forma fálica de cuero, madera o piedra que las mujeres impregnaban con aceite de oliva para practicar el autoplacer.
En la obra de teatro ‘Lisístrata’, Aristófanes les llama ‘consoladores de viudas’ y en Roma tenían mucho protagonismo en la noche de bodas. La madre de la novia proporcionaba a la nueva pareja de todos los elementos esenciales para que el sexo se produjera satisfactoriamente y no hubiera ningún problema. Debajo del lecho conyugal se colocaba un bote de miel para dar energía al novio, menta que es un potente afrodisíaco y una imagen de madera del Dios Priapo, deidad de la fertilidad, siempre representado con un pene erecto.
En Oriente Medio también existía la figura del consolador, aunque variaba la forma de fabricarlo: estos juguetes sexuales estaban hechos en la antigüedad con heces de camello secas y recubiertas de resina.
El preservativo más antiguo del mundo
La historia de la anticoncepción es tan antigua como la propia humanidad, resulta de gran interés, y ha sido expuesta en múltiples publicaciones.
La búsqueda de un método ideal de control de la natalidad abarca desde los pesarios de excrementos de cocodrilo y miel utilizados ya en el antiguo Egipto, señalado en el papiro de El Faiyun de la XII dinastía, así como también en el papiro de Petri, de Ebers, etc., pues en muchas de las sociedades primitivas los hijos eran considerados una desventaja para una población nómada.
A Hipócrates se le confirma el uso de un tubo de plomo para insertar medicamentos o pesarios en úteros humanos con el objetivo de evitar la descendencia
Según se advierte en un estudio publicado en la revista cubana de Obstetricia y Ginecología, en cuanto el ser humano descubrió la relación entre el sexo y la concepción de los hijos, así como entre el sexo y la aparición de ciertas enfermedades, comenzó a utilizar secciones más o menos largas de tripas de animales con una de las puntas atadas. En Egipto, al menos desde 1000 a. C. se utilizaban fundas de tela sobre el pene. La leyenda del rey Minos (1200 a. C.) hace referencia al empleo de vejigas natatorias de pescado o vejigas de cabra para retener el semen.
En el 2000, el Museo Británico de Londres expuso por primera vez los preservativos más antiguos del mundo que se conservan, de alrededor de 450 años, que fueron encontrados en excavaciones hechas en los años 80 del pasado siglo en el Castillo de Dudley, en el centro de Inglaterra. Los ejemplares expuestos corresponden a los siglos XVI, XVII y XVIII. Llama la atención que estos ejemplares son tan finos como los que se fabrican actualmente de manera industrial con látex.
Estos preservativos, fabricados con intestinos de animales, están cosidos cuidadosamente en una extremidad, mientras que la otra punta tiene una cinta que permite mantenerlos apretados una vez colocados. Pero miden 34 mm de ancho (mientras que los actuales miden 52 mm, 18 mm más anchos que los antiguos ingleses). Según los expertos, esos preservativos estaban destinados a hombres que frecuentaban casas de prostitución. No se empleaban como anticonceptivos sino para evitar enfermedades de transmisión sexual, especialmente la sífilis. Se cree que antes de ser usados se sumergían en leche tibia para que se ablandaran. Estos preservativos de tripa se fabricaban a mano, posiblemente eran muy caros y la idea era utilizarlos varias veces. No se sabe cómo es que se conservaron hasta la actualidad.
El preservativo, uno de los métodos más antiguos, fue descrito por primera vez en el siglo XVI como “una vaina para el pene confeccionada con lino y destinada a evitar la transmisión de la sífilis”. Existen ilustraciones de condones antiguos. Sin embargo, no tuvieron difusión hasta dos siglos después, no sin ser criticados y causar escándalos en diversos medios, por lo que fue llamado por algunos “la revolución de las francesas”.
Existen otras referencias en cuanto a la historia del condón y a su origen; por ejemplo, también se señala que la primera descripción de un condón se encontró en la obra de Falopio, cuya pretensión fue lograr la protección contra la sífilis, aunque existen otras teorías sobre el origen de esta vaina. Se ha sugerido que algún trabajador de un matadero medieval tuvo la ocurrencia de que las membranas delgadas de un animal lo protegían contra la infección. El origen de la palabra “condón” también es desconocido; una de las teorías favoritas es que se llama así por el nombre de su inventor, el señor Condón o Contón, un cortesano de Carlos II; otros evocan la etimología latina condus, que para los romanos significa receptáculo. En 1870 aparece el primer preservativo de caucho, de calidad aún mediocre y poco práctico. En 1930, con el desarrollo del látex, aparece el nuevo preservativo, más fino y más sólido.
El preservativo en buen estado de conservación más viejo del mundo se ha exhibido actualmente, en pleno verano del presente año 2013, en un museo de Austria. Este condón está intacto y posee varias características especiales: es del año 1640, puede usarse varias veces y posee un manual de usuario escrito en latín. Además, está fabricado con 100 % de tripa de cerdo y tiene una especie de cinturón para ajustarlo al cuerpo del caballero. El libro de instrucciones que acompaña este profiláctico recomienda que el usuario lo sumerge en leche hirviendo antes de utilizarlo, para evitar el contagio de enfermedades de transmisión sexual. Dicha reliquia fue encontrada en la ciudad de Lund, Suecia, y es uno de los 250 objetos antiguos relacionados con el sexo que están siendo expuestos en el Museo Estatal de Austria, como ya se refirió; inicialmente se confundió con papiro “papel”, y eventualmente, los expertos se percataron de que se trataba de otro gran descubrimiento, de un condón antiguo.
La historia cultural del pene
En el libro Una mente propia: una historia cultural del pene, sus autores David M. Friedman. y Robert Hale, ofrecen un estudio académico del miembro viril masculino, permaneciendo intelectualmente serio e inexpresivo. Es educativo y entretenido en virtud de una cantidad asombrosa de información recopilada de una amplia gama de fuentes míticas y médicas, culturales y científicas, históricas y humorísticas. Son los detalles y las conclusiones presentados de manera casual los que dan pie a la reflexión. Las ilustraciones cuidadosamente seleccionadas se suman a la impresión de seriedad a la que parece apuntar el autor. Naturalmente, la historia que detalla Friedman se refiere a la de su propia cultura, predominantemente occidental.
La reseña advierte que Friedman comienza su discurso en tiempos bíblicos, avanzando a través de las historias de la antigua Grecia y Roma, donde el pene era objeto de culto y veneración, una fuerza que da vida. La conquista del mundo occidental por el monoteísmo cristiano ha tenido resultados de gran alcance, y el “bastón sagrado” se convirtió en “la vara del demonio, el corruptor de toda la humanidad”. La historia de Abélard y Héloïse y las obras de Tomás de Aquino son objeto de un examen más detenido. Al igual que la guía de Heinrich Kramer y James Sprenger para cazadores de brujas, el Malleus Maleficarum: las brujas fueron acusadas de haber entrado en contacto con el propio miembro del diablo.
A la era del “pene teológico” le sigue el descubrimiento del “pene biológico”, desde Leonardo da Vinci hasta Andreas Vesalius y sus estudiantes, hasta los estadounidenses del siglo XIX. Friedman describe con gran detalle los éxitos y fracasos de la humanidad en la comprensión de la biología y la ciencia detrás del órgano masculino. Para él, el clímax de esa época es probablemente el descubrimiento de la existencia de espermatozoides por el holandés Antony van Leeuwenhoek.
Los exploradores blancos y las potencias coloniales de todo el mundo en los siglos XIX y XX estaban obsesionados con lo que veían como la superioridad del pene de los africanos, con terribles consecuencias. Friedman documenta de manera convincente el reflejo de hechos históricos reales en el arte y la literatura: la novela Light in August de William Faulkner , que contiene una escena gráfica de linchamiento, y la obra del fotógrafo estadounidense Robert Mapplethorpe son ejemplos sorprendentes.
“The Cigar” trata sobre el “padre” del psicoanálisis que fuma puros, Sigmund Freud. Sigue su trayectoria profesional y el desarrollo de sus ideas y teorías. Friedman dice que “el pene freudiano fue psicoanalizado pero nunca politizado”. El pene ideológico, símbolo de la violencia y la opresión masculina, llegó más tarde, en la era del “ariete” del título del próximo capítulo.
El capítulo final introduce el concepto de “pene medicalizado” y expresa escepticismo sobre la “píldora de la erección” y sus desconocidas consecuencias a largo plazo. El pene se ha convertido en parte de la industria del entretenimiento y el ocio (¿el joystick?), Y las consecuencias de este último cambio de marcha aún se desconocen. Friedman cree que la especialidad médica de la urología ha reemplazado el pene real por la erección, y la industria farmacéutica ha proporcionado los medios de control. ¿La consecuencia? “El pene solía tener una mente propia”, dice Friedman. “Ya no. La industria de la erección ha reconfigurado el órgano, reemplazando el meticuloso original por un modelo más confiable. Pero el precio de esta nueva herramienta eléctrica está oculto. Con el tiempo, sabremos si podemos pagarlo “.
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