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La vida de la gimnasta brasileña Rebeca Andrade tiene todos los ingredientes para ser la trama de una película. La joven que nació en una favela y no solo llegó a competir en unos Juegos Olímpicos, sino que en su estreno Tokio 2020 se hizo de la primera medalla de oro de la historia de la gimnasia femenina en Brasil. Por si el oro en salto no fuese suficiente, la deportista de 22 años también regresó a casa con la medalla de plata que logró en la prueba individual.
Tres años más tarde, la popularidad de Andrade creció hasta convertirse en una figura de talla mundial en París 2024. Tanto que provocó una especial mención de parte de Simone Biles tras lo que fue la competencia all around en la que la mejor gimnasta de la historia se encargó de enaltecer aún más su creciente carrera deportiva.
“No quiero competir con Rebecca. Estoy cansada como si ella estuviera demasiado cerca. Nunca he tenido una atleta tan cerca. Me puse alerta y sacó a la mejor atleta que había en mí. Así que estoy emocionada y orgullosa de competir con ella, pero no me gusta. Estoy incómoda, muchachos. Me gusta esa sensación. Estaba estresada”, dijo luego de sumar la dorada.
Sin dudas, la declaración de Biles sobre Andrade la posicionó en un escenario aún más relevante del que ya tenía por su historia de superación en Brasil. De su orígen humilde a transformarse en una figura pública adorada por propios y extraños de la gimnasia.
Rosa, su madre, recordó en una entrevista cómo Rebeca comenzó a subirse a la litera casi al mismo tiempo que empezaba a gatear. Desde sus primeros años, mostraba maneras. Un día, su tía decidió llevar a la pequeña a una prueba en el gimnasio donde trabajaba en San Pablo, que contaba con un proyecto social de iniciación deportiva. Así empezó todo. Muy pronto, Rebeca fue conocida como “Daianinha”, en referencia a Daiane dos Santos, una famosa gimnasta brasileña que consiguió nueve medallas en campeonatos mundiales entre 2003 y 2006.
El camino de Rebeca no fue fácil. Su madre, empleada doméstica, estaba sola con cinco hijos. Las dificultades económicas eran enormes. Los hermanos de la atleta fueron un apoyo fundamental, especialmente el mayor, Emerson, quien desde los 15 años la llevaba a entrenar todos los días, un trayecto de dos horas. Incluso hubo una época en que Rebeca tuvo que dejar de ensayar por los problemas económicos de la familia, y sus entrenadores se turnaron para llevarla al gimnasio.
A los 9 años, su coach la invitó a vivir en Curitiba, donde está el centro de excelencia de gimnasia. Rosa aceptó, a pesar de las críticas. “Las personas decían que era una loca por dejar a mi hija irse, pero tuve la sabiduría y la mente abierta para dejarle seguir sus sueños”, relató Rosa. Así fue como, sólo cuatro años más tarde, Andrade fue campeona de Brasil y en 2016 ganaba su primera medalla en la Copa del Mundo en la prueba de barras asimétricas.
Más allá de las conquistas individuales, la atleta que desde 2011 forma parte del equipo de gimnasia del Flamengo en Río de Janeiro y tuvo que superar varios problemas físicos, que la llevaron a pasar tres veces por quirófano y a pensar en retirarse. Sufrió tres lesiones de rodilla entre 2015 y 2019. “Crecí mucho con todo aquello. Sufrí un proceso de maduración muy grande, como persona y deportista. No es que me guste haber pasado por esos momentos de lesión, pero fue esencial para crecer”, expresó en una charla que se hizo viral después de su actuación en sus primeros Juegos Olímpicos de Tokio, que se postergaron un año por la pandemia que azotó al mundo.
En aquel estreno olímpico y tras la salida de Biles por los problemas en su salud mental que impactaron al mundo, Andrade se proclamó con la medalla de oro en salto, precisamente la principal especialidad de la gimnasta estadounidense. Además, también logró la plata en la competición general detrás de Sunisa Lee. Luego de eso, su carrera no hizo más que ir en franco ascenso: en el Mundial de 2023, ya con Biles de regreso a la actividad oficial tras su ausencia de dos años, Rebeca volvió a arrebatarle el oro en la prueba de salto. Si bien la estadounidense se marchó de Amberes con cuatro primeros lugares en total y la sensación general de que había vuelto en plenitud de condiciones, se encontró con una figura de alto nivel en uno de los deportes más fantásticos del mundo.
Ya en los Juegos Olímpicos que están a punto de finalizar para la gimnasia artística, otra vez se volvieron a ver las caras Andrade y Biles, en un duelo que generó gran expectativa en los fanáticos de la disciplina. En la prueba por equipos, EEUU logró una dorada muy esperada, pero Rebeca tuvo una actuación decisiva para ayudar a Brasil a ganar lo que fue su primera medalla en la competencia en la historia olímpica con un bronce por detrás de Italia. Ya en las finales por aparatos, Simone se quedó con el título en salto, dejando en el segundo lugar y con la plata a la brasileña.
¿Habrá un capítulo más para su espectacular mano a mano en los Juegos Olímpicos? Claro que sí. Este lunes, se encontrarán en las definiciones de viga y suelo, en lo que serán dos nuevas oportunidades para ver a la que el mundo de la gimnasia considera la mejor de todos los tiempos contra la atleta figura de Brasil que se convirtió en una estrella después de superar una infancia con carencias y lesiones gracias a su capacidad para deslumbrar al planeta deportivo.
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