Daniel Martínez compite en las elecciones presidenciales que se celebran este domingo en Uruguay como candidato del Frente Amplio, la coalición de izquierda que lleva 15 años en el poder gracias a los gobiernos de Tabaré Vázquez y José Mujica, por lo que tiene la misión de conseguir otros cinco más, algo que se le complicaría en una segunda vuelta.
Martínez figura como favorito en los sondeos sobre intención de voto. Con una horquilla de entre el 41 y el 33 por ciento, nadie cuestiona su victoria en la primera vuelta de este domingo, si bien quedaría lejos del 50 por ciento necesario para proclamarse vencedor, por lo que lo más probable es que tenga que pelear en una segunda vuelta prevista para el 24 de noviembre.
Luis Lacalle Pou, el aspirante del Partido Nacional (PN), la principal fuerza de la oposición uruguaya, quedaría en segundo lugar, con entre un 27 y un 22 por ciento de los votos, consiguiendo plaza para el balotaje. Si logra sumar al centrista Ernesto Talvi y al general Guido Manini Ríos, representante de la ultraderecha, podría desbancar a Martínez en segunda vuelta.
Así las cosas, la tarea encomendada a Martínez por sus compañeros del FA en las primarias celebradas a nivel nacional en todos los partidos políticos el pasado mes de junio deviene casi heroica.
Le pesa la mochila de quince años de gobierno del Frente Amplio, diez con Vázquez y cinco con Mujica, en los que los uruguayos han pasado de la euforia reformista, tras los veinte años de gobierno de la derecha –entre el Partido Nacional y el Partido Colorado– que siguieron a la dictadura militar (1973-1985), al hartazgo.
A ello se suma la falta de carisma, algo que le ha pesado incluso en el seno del Frente Amplio. Martínez inició su militancia en el Partido Socialista a los 16 años pero no es uno de sus principales dirigentes, a diferencia de Vázquez, que sí capitaneó a los socialistas, y Mujica, líder del Movimiento de Participación Popular, el sector más grande del FA.
“No puede dejar de ser ingeniero”, llegó a decir Mujica sobre Martínez en una reciente entrevista. “Si puede ser o no un nuevo liderazgo, eso se resuelve de abajo para arriba y nunca de arriba para abajo”, añadió.
Pese a ello, se impuso en las primarias del FA descartando a los ministros Carolina Cosse y Mario Bergara y al dirigente comunista y sindicalista Óscar Andrade. “Con esta votación demostramos que el Frente Amplio tiene una increíble capacidad de generar cambios, transformaciones y tener renovación junto con unidad”, destacó entonces.
Martínez, de 62 años, nació en una familia de clase media del barrio capitalino de Pocitos. Está casado con la profesora de inglés Laura Motta, miembro del Consejo Directivo Central de la Administración Nacional de Educación Pública, cargo al que renunció por la campaña electoral, y es padre de tres hijas y “orgulloso” abuelo de siete nietos.
Empezó su carrera política en el Partido Socialista y reforzó su militancia izquierdista durante su etapa universitaria, lo que le llevó a fundar el sindicato de la empresa estatal Administración Nacional de Combustibles, Alcohol y Portland (ANCAP) en el ocaso del régimen castrense.
Ejerció su profesión, ingeniero industrial, en el sector privado hasta que Vázquez le recuperó durante su primer mandato (2005-2010) como ministro de Energía. Poco después ganaría un escaño en el Senado y, posteriormente, la Alcaldía de Montevideo, puesto que lo encumbró
Como edil de la capital uruguaya, saneó las cuentas públicas y puso el foco en el desarrollo tecnológico. Intentó crear un Silicon Valley en una antigua estación ferroviaria pero el proyecto fue un gran fracaso.
Ahora, propone un plan nacional de ciencia, tecnología e innovación con el que quiere impulsar la educación técnica y generar 80.000 profesionales no universitarios al año para cubrir la demanda laboral. “Dos de cada tres niños nacidos ahora trabajarán en trabajos que actualmente no existen. Necesitamos adaptarnos al cambio”, sostiene.
En materia de seguridad pública, uno de los temas centrales de la campaña electoral en un país donde la criminalidad se disparó un 46 por ciento el año pasado, ha prometido atacar la creciente inseguridad con videovigilancia y patrullas pero al mismo tiempo reducir la población penitenciaria con políticas de reinserción social.
Martínez ha estado en cabeza de las protestas contra el plan ‘Vivir sin Miedo’, lanzado por el diputado ‘nacionalista’ Jorge Larrañaga. Se trata de una reforma constitucional que implica crear una Guardia Nacional, recuperar las redadas nocturnas y reforzar las penas hasta la cadena perpetua para los delitos más graves. Se someterá a referéndum este domingo.
“Su especialidad no es la dialéctica, sino la gestión y el compromiso concreto frente a los problemas, en eso es muy valioso”, ha destacado Mujica. En esta línea, el candidato oficialista ha prometido trabajar sobre “lo construido” pero con la mira puesta en “los importantes desafíos que tenemos por delante”. “No perder lo bueno” y “hacerlo mejor” es su consigna.
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FUENTE: INFOBAE NOTICIAS
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