Cuatro niños de una misma familia murieron en un bombardeo del régimen sirio sobre una región del noroeste que alberga el último bastión yihadista y rebelde del país, informó el domingo una oenegé.
Los disparos de artillería alcanzaron a última hora del sábado una zona residencial de la aldea de Qastoun, situada en la provincia de Hama, limítrofe con la de Idlib, precisó el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).
La mitad de la provincia de Idlib y las zonas adyacentes de las provincias de Hama, Latakia y Alepo permanecen fuera del control del régimen de Bashar al Asad y están dominadas por el grupo yihadista Hayat Tahrir al-Sham, antigua rama siria de Al Qaida. También hay otros grupos yihadistas y rebeldes.
En la región viven alrededor de tres millones de personas, dos tercios de los cuales son desplazados de otras zonas del país, en guerra desde hace más de una década.
La región está bajo un alto el fuego desde marzo de 2020, tras una ofensiva del régimen de tres meses que forzó el desplazamiento de cerca de un millón de personas, según la ONU.
Pese a las repetidas violaciones, en general el cese el fuego fue respetado, pero desde junio las fuerzas del régimen intensificaron sus bombardeos en el sur de la región.
Al prestar juramento para un cuarto mandato, el presidente Asad prometió “liberar a la partes del territorio que aún necesitan ser liberadas”.
Tras una serie de victorias militares desde 2015 con el apoyo de sus aliados, Rusia e Irán, el régimen ha conseguido retomar dos tercios del territorio.
Desde su estallido en 2011, el conflicto sirio ha matado a casi medio millón de personas, según el Observatorio, y ha provocado el desplazamiento de millones más dentro y fuera del país.
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