
Elon Musk, director ejecutivo de Tesla, fundador de Neuralink y dueño de la red social X, entre otras, surfea un vórtice constante de estrés, tensión y responsabilidades abrumadoras. Además de visionario de proyectos revolucionarios, las miradas del mundo se posan fascinadas sobre Musk, generando presión y constantes comentarios.
Entonces, ¿cómo logra una de las tres personas más ricas del mundo mantenerse en eje? ¿Cuáles son las herramientas a las que echa mano Musk para escapar de los dramas emocionales y evadirse de los problemas?
Sobre las vías de escape y relajación del genio tecnológico profundiza el escritor Walter Issacson, en su biografía, Elon Musk. El magnate también despeja la mente de pensamientos abrumadores y desconecta del dramatismo que lo rodea a través de distintas distracciones.
Aquí, un repaso:
1. Los videojuegos, entre civilizaciones e imperios
En el otoño de 1990, Elon Musk había ingresado a la Universidad de Queen, en Toronto, Canadá. Allí conoció a Navaid Faruq y con él, también la amistad auténtica. Algo los unió desde el primer día, según narra Isaacson en la biografía del genio tecnológico: los videojuegos (y también los de mesa). Otras aficiones los unían: la historia oscura y la ciencia ficción.

“Elon había disfrutado con todo tipo de videojuegos en su adolescencia en Sudáfrica, incluidos los de disparos en primera persona y los de misiones y aventuras, pero en la universidad se centró más en el género conocido como de estrategia”, se lee en el libro.
Los juegos que interesaban a Elon eran aquellos en los que participaban dos o más jugadores, que competían para dirigir una campaña militar o económica destinada a construir un imperio empleando la estrategia, la gestión de los recursos, la logística de las cadenas de suministro y el pensamiento táctico.
“Los juegos de estrategia llegarían a ser fundamentales en la vida de Musk”, afirma Isaacson y agrega que, a lo largo de la vida de Musk, fueron los videojuegos una de las formas de escapar del drama emocional en el que estaba inmerso. “La inmersión en esos juegos durante horas se convertiría en su manera de relajarse, escapar del estrés y perfeccionar sus habilidades tácticas y su pensamiento estratégico para los negocios”, señala su biógrafo.

Desde The Ancient Art of War, al que jugaba en su adolescencia en Sudáfrica, pasando por su adicción a The Battle of Polytopia, Civilization, hasta Warcraft: Orcs and Humans, Musk disfrutaba de planificar de manera compleja, pensar civilizaciones, imperios, y gestionar de forma competitiva los recursos para vencer.
Por Dungeons and Dragons su fascinación viene desde los ‘70, que se convirtió en una obsesión global del mundo geek. Elon, Kimbal y y sus primos Rive se metieron de lleno en el juego. “Ya de niño, Elon mostraba un montón de comportamientos y estados de ánimo distintos”, advierte su primo Peter Rive y detalla: “Como Amo del Calabozo, era paciente en extremo, lo que, por mi experiencia, no siempre encaja con su personalidad genuina”.
Cuando Faruq y Musk se pasaron a la Universidad de Pennsilvania (Penn), encajaron en un grupo de geeks, que disfrutaban de hacer bromas y escribir código informático, además de jugar a videojuegos.
Según cuenta Faruq en el libro de Ashlee Vance, Elon Musk: Tesla, SpaceX, and the Quest for a Fantastic Future (Elon Musk: Tesla, SpaceX y la búsqueda de un futuro fantástico), “cuando Elon se mete en algo, desarrolla un nivel de interés diferente al de otras personas” y siguió: “Esto es lo que diferencia a Elon del resto de la humanidad”.
2. Leer
Es sabido que el innovador empresario detrás de Tesla y SpaceX dedica parte de su vida a leer. “Leo libros”, contestó Musk cuando le preguntaron cómo había aprendido sobre la construcción de cohetes espaciales. La lectura para Elon, como para otros grandes innovadores, es muy importante.

Musk ha sido un “ratón de biblioteca” y en su adolescencia también abordó lecturas como la de los filósofos existencialistas como Nietzsche, Heidegger y Schopenhauer. Pero rápidamente pasó a la ciencia ficción.
Robin Ren, otro de sus mejores amigos en la Universidad de Pennsilvania, señala que Musk es “un gran lector de enciclopedias al que le gustaba sumergirse”, como decía la Guía del autoestopista galáctico, en “la Vida, el Universo y Todo lo Demás”. Es decir, la lectura es una de las vías de escape de Musk.
Fue, justamente, Guía del autoestopista galáctico, de Douglas Adams, el libro de ciencia ficción que más influyó en su adolescencia. Sobre este libro, Musk declara en su biografía: “me ayudó a superar mi depresión existencial y enseguida me percaté de que era increíblemente divertido de muchísimas formas sutiles”.
Ren y Musk se hicieron amigos en el laboratorio de física y recuerda que se centraba en las tres áreas que moldearían su carrera. “No cesaba de hablar de fabricar un cohete que pudiera llegar a Marte”, asegura Ren.

Otra de sus novelas favoritas era La Luna es una cruel amante, de Robert Heinlein, sobre una colonia penal en la luna que es administrada por una supercomputadora apodada Mike.
También los relatos de Isaac Asimov y sus robots serían cruciales. En sus libros se formulan leyes de la robótica que están diseñadas para asegurarse de que los robots no se descontrolen. “La saga Fundación y la Ley Cero son fundamentales para la creación de SpaceX”, tuiteó Musk sobre el gran impacto de Asimov en su trabajo.
Ren vuelve a hacer referencia a la lectura en el libro cuando rememora que solían comprar algo para almorzar en uno de los camiones de comida y se sentaban en el césped del campus, donde Musk leía artículos académicos sobre baterías.
3. Las fiestas
Además de los videojuegos y las lecturas, Musk desarrolló otra vía de relajación: las fiestas. Según señala Isaacson en el libro, esto fue lo que hizo que saliera “del caparazón solitario que lo había rodeado en su niñez”. Quien lo introdujo al mundo de la diversión fue Adeo Ressi, un italoestadounidense de Manhattan que adoraba las discotecas, alto, con risa llamativa. Un animal social.

Como Musk, Ressi también era extranjero, por lo que ambos compartían residencia, en la que había normas que prohibían las fiestas y las visitas a partir de las diez de la noche. Pero a ellos les gustaba quebrarlas. El amigo de Elon ideó la forma de organizar grandes fiestas mensuales. Su biógrafo cuenta que “cubrían las ventanas y decoraban la casa (una que alquilaron en una zona dudosa al oeste de Filadelfia) con luces negras y carteles fosforescentes.
El dúo pagaba el alquiler mensual que les costaba vivir allí con el cobro de 5 dólares de entrada a sus fiestas. Algunas noches lograban reunir hasta 500 personas. “Yo estaba completamente sobrio en esas ocasiones. Adeo se agarraba unos buenos pedos”, asegura Musk. Ambos compartieron muchas fiestas, sin embargo, según dice su compañero, el genio tecnológico parecía “alienado y retirado como un observador de un planeta diferente que intentara aprender los movimientos de la sociabilidad”.
Ressi también cuenta que a Elon “Le gustaba andar merodeando en las fiestas, pero no acababa de integrarse. Sus únicas borracheras eran de videojuegos”.
Sé el primero en comentar en"Cuáles son las tres maneras de Elon Musk para escapar del estrés y evadirse del drama emocional"