
Mientras la riqueza no tenga límites tampoco los tendrá la miseria. Macri fue sin dudas el peor gobierno de la democracia. Yo lo voté, y si no fuera por el anti peronismo y el miedo que a muchos infunde Cristina, si no fuera por los miedos, no llegaba ni al diez por ciento de los votos. Nos deja un país mucho peor que el que recibió, y saca un 40% por miedo al pasado, igual pierde generando un temor superior. Se volvieron un poco autoritarios. ¿Qué otra cosa es el autoritarismo sino la convicción de ser el único propietario de la virtud? En toda exageración de la denuncia a los males ajenos subyace la conciencia de la debilidad de virtudes propias. Desarrollar el fantasma del mal no implica ni permite ocupar el espacio del bien. Menos para ciertos personajes y apellidos cuya historia está más ligada al enriquecimiento dudoso que al mundo productivo. Fue frase de un taxista: “Los otros robaban pero me dejaban vivir”. La derrota electoral en medio del fracaso exagerado del Gobierno es casi un gesto de madurez de la sociedad.
Deuda, inflación, miseria y grieta, mucha grieta. Dejar un país sin moneda e intentar echarle la culpa a la derrota en las PASO ya desnuda la mezcla perfecta entre mediocridad y perversión que define al actual grupo gobernante. Sus seguidores intentaron luchar, lograron reducir a la mitad la distancia de las paso, asumieron que la política existía. El no peronismo es una fuerza política imprescindible, por momento el radicalismo ocupa ese espacio, ahora los apolíticos, los que casi nunca se ocuparon de organizarse fundaron el PRO, que tenía lugar de sobra para construir una propuesta, tanto como era suicida elegir tan solo denostar al enemigo. El peronismo fue una etapa de nuestra historia, como el radicalismo y los conservadores. Las dictaduras siempre vinieron a traer moral, asesinaron en su nombre. Demasiados de aquellos rasgos siguen vigentes; no en todos, y de sobra en algunos. Chile era el ejemplo a seguir, nosotros fuimos una sociedad integrada, los golpes vinieron con la excusa del marxismo pero en rigor de verdad, solo para que los ricos se queden con todo. Fuimos una sociedad productiva con gran distribución de la riqueza, una sociedad con una pobreza menor al cinco por ciento. La dictadura inventó la deuda externa, Menem y Cavallo destruyeron el Estado, los Kirchner tuvieron aciertos y errores, la corrupción de los cuadernos fue enorme, la pobreza y la deuda que dejan hoy es infinitamente superior, pero el último gobierno de Cristina estuvo lejos de ser exitoso.
Terminamos votando entre dos miedos, convertidos en fanatismo tan solo por temor al otro y en ninguno por virtud propia. No me gusta escuchar “volveremos” porque necesitamos que brote algo nuevo, y que los rasgos agresivos del pasado se conviertan en dignidad democrática.
El peronismo no es una fuerza organizada, pero contiene vicios y virtudes, Macri organizó tan solo el antiperonismo, y termino organizando una enorme estructura de negocios. Cuando me habla de sus logros siento que termina ofendiendo nuestra inteligencia.
En el PRO y la alianza gobernante participaron decenas de personas dignas de respeto, Mauricio Macri es sin duda el que menos lo merece, sus caprichos de hijo de rico malcriado lo instalan en ejemplo de lo que necesitamos superar. Voté a Macri en contra de Scioli, en rigor en contra de Cristina, hoy voté a Fernandez asumiendo haberme equivocado. O quizás esta etapa era necesaria. El estallido del país hermano, de Chile, desnuda que la condena a Venezuela es importante, pero no alcanza para que estos nuevos ricos sean mejores. Y reivindicar a Lula es un error, pero Brasil es un socio imprescindible y nuestro presidente debe respetar sus decisiones.
Si no fuera por el miedo al peronismo y a Cristina, con lo mal que gobernaron y el país que nos dejan, no merecerían llegar ni siquiera a los dos dígitos. Si no fuera por el miedo a Cristina tendríamos muchos más votos.
Dejan un país saqueado, con más pobres, inflación, deuda y odios que el que recibieron. Hemos derrotado al peor gobierno de la democracia, Dios nos ayude a elegir un rumbo definitivo. Soy escéptico, solo la cordura me puede devolver la esperanza. Y hasta ahora no logro vislumbrarla. Igual festejo, todo triunfo de los humildes es expresión de la verdadera democracia.
FUENTE: INFOBAE NOTICIAS
Sé el primero en comentar en"Crónica de una derrota anunciada"