En la madrugada del lunes 13, cuando los resultados electorales ya eran una inesperada puñalada política, Alberto Fernández tomó una decisión personal en la soledad de Olivos: confirmar a Martín Guzmán como ministro de Economía, pese a las presiones de Cristina Fernández de Kirchner, la Cámpora y el gobernador bonaerense Axel Kicillof.
CFK y su entorno consideran que la derrota electoral es consecuencia directa de la situación económica, y el culpable directo de esa situación sería Guzmán. La vicepresidente, su hijo Máximo y Kicillof ya no discriminan entre la crisis heredada de Mauricio Macri y los efectos sociales del COVID-19, y sostienen que la debacle en Buenos Aires y otras 16 provincias hay que cargarlas a la cuenta del ministro de Economía.
El Presidente rechaza la ejecución política de Guzmán y ayer hizo ostensible su respaldo al jefe del Palacio de Hacienda. Tras un acto en el Museo del Bicentenario, adonde sentó en primera fila, Alberto Fernández y Guzmán analizaron -a solas- la situación económica y los próximos pasos que se darán a dos meses de los comicios legislativos.
“Tocan a Martín (Guzmán), y me tocan a mí. Estoy conforme con su modelo económico y voy a hacer lo necesario para profundizarlo”, comentó el Presidente en la Casa Rosada.
Cristina piensa distinto que Alberto Fernández, y ya no soporta al ministro que da clases en Columbia. La vicepresidente ordenó que los equipos técnicos de Kicillof preparen un programa económico alternativo, y su paciencia política alcanzaría hasta el fin de semana. Ese programa se apoyaría en conocidos conceptos básicos: cepo cambiario, dólar atrasado, tarifas eléctricas congeladas, emisión infinita, larga negociación con el FMI, escasas exportaciones y mínimas importaciones.
Guzmán está enfocado en la presentación del Presupuesto Nacional 2022, que debe llegar mañana a la Cámara de Diputados. Sin embargo, el ministro de Economía sabe que lo cocinan a fuego lento en el Congreso y el Instituto Patria.
“Estoy dedicado a mejorar la economía. Hemos hecho mucho frente a dos crisis distintas. Logramos que no colapsara el tejido social y el tejido económico. Es cierto que un sector del país no vio una mejora en los ingresos. Es un sector informal y cuesta mucho llegar. Pero trabajo para corregir esas falencias, y no me distraigo con las operaciones políticas”, contestó Guzmán cuando le preguntaron sobre la ofensiva que protagonizaba CFK.
–Pero Cristina quiere que te vayas-, le insistieron al ministro cuando ya era noche en Buenos Aires.
–Estoy enfocado en profundizar la estabilidad económica. Y creo que las cosas están mejorando. Hable con el Presidente y me dijo que continúe con el plan. Esta semana, de hecho, vamos a presentar la Ley de Hidrocarburos-, replicó -inmutable- Guzmán.
La vicepresidente alista su tropa para preparar un lance a fondo. Se reunió ayer con Máximo Kirchner y Eduardo “Wado” de Pedro para intercambiar opiniones políticas, y en Balcarce 50 no descartan que CFK exija más que la renuncia forzada de Guzmán. En su lista también aparecen Santiago Cafiero, Felipe Solá, Matías Kulfas, Julio Vitobello y Juan Pablo Biondi.
El enfrentamiento que protagonizan Alberto Fernández y Cristina incluye a los intendentes peronistas del conurbano, a los gobernadores justicialistas, a los movimientos sociales cercanos y a la Confederación General del Trabajo (CGT). La crisis de Gobierno involucra a todos los socios de la coalición oficialista, y a diferencia de otras oportunidades, aún está muy lejana la posibilidad de una pax armada construida sobre la distribución equitativa de similares ganancias políticas.
La crisis entre el Presidente y la Vicepresidente es binaria y tiene una lógica de suma cero: Alberto Fernández defiende a Guzmán y su plan económico, y asume que si cae este ministro, Cristina Fernández colonizará todo su gabinete.
Al revés, CFK considera que la única chance de vencer en noviembre se construye sobre la renuncia de Guzmán y la ejecución de un programa que remita a los años de Kicillof en el Palacio de Hacienda. Por eso el gobernador bonaerense prepara un plan económico a pedido de la Vicepresidente.
No hay un sólo puntero, asesor, intendente, legislador, sindicalista o gobernador del Frente de Todos que sepa cómo terminará la crisis derivada de la fuerte derrota oficialista en las PASO.
Incluidos Alberto Fernández y Cristina.
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