Luego de una serie de amenazas telefónicas sufridas por diferentes comerciantes cercanos a la zona rosarina de Fonavi de Donado y Mendoza, se abrió una investigación que condujo a los responsables de las extorsiones: un interno de la cárcel de 27 de Febrero y su pareja que colaboraba logísticamente desde afuera.
Fue en el día de ayer que el recluso, identificado como Ignacio Alexis Corzo (23), aceptó la culpabilidad de los los hechos, por lo que fue condenado a 6 años y 6 meses de prisión tras un juicio abreviado.
Sin embargo, al ya encontrarse en la cárcel, la pena otorgada se suma y simplifica a la que ya tiene, por lo cual deberá pasar en el penal un total de 11 años. Su pareja, identificada como Luana “Luly” Gervatti (21), que también fue condenada por 3 años por ser considerada partícipe de una de las maniobras y otros delitos.
La investigación estuvo a cargo del fiscal Federico Rébola y de la Brigada de Extorsiones y Balaceras de la AIC, quienes localizaron al delincuente en la Subunidad Nº 3, que está dentro del complejo penitenciario donde también está la Oficina de Recepción de Detenidos (Order).
Tal como pudo conocer el medio local Rosario3, todo inició el último 25 de enero cuando enviaron el primer mensaje anónimo a una quiosquera de la calle Magdalena Güemes. El mismo decía que para “trabajar tranquila” iba a tener que pagar 400 mil pesos, por única vez o en cuotas de 100 mil pesos, pero al no tener el dinero, la mujer terminó acordando que pagaría 50 mil pesos y que luego entregaría el resto.
De esta forma, dos personas en moto lo retiraron en Santa Fe y Circunvalación, el lugar pactado para la entrega. A las pocas semanas, ocurrió un episodio similar, pero con mayor violencia luego de que Corzo se comunicara vía WhatsApp con un carrito de comidas rápidas, ubicado en la colectora José María Rosa.
Un millón y medio de pesos fue el monto solicitado, pero tras una breve negociación cerraron la cifra en 100 mil. Sin embargo, el delincuente no quedó conforme y el día 18 de febrero, a cuatro días de la amenaza, mandó a incendiar el carrito. “Vamos a matar a uno ahí si se hacen los boludos”, fue el mensaje que le enviaron a la hermana de una de las víctimas el 2 de marzo.
El último mensaje antes de ser descubiertos fue dirigido al dueño de un minimarket de zona norte, casualmente tío de la novia de Corzo.
“Hoy te tocó a vos; te venimos siguiendo hace como 7 meses. Trabajás en la Arcor y tenés el negocio que levanta una banda de plata por día. Te estás yendo de vacaciones a full, no te hagas el boludo, colaborá, estamos a la vuelta de la casa de tu mamá, aquí en Baigorria, te la vamos a secuestrar (…)”, decía el texto que enviaron el 24 de febrero.
En principio, la causa quedó caratulada como tentativa de extorsión y las víctimas lograron averiguar que su sobrina y su novio preso eran quienes los habían intimado. Por último, sin muchos detalles sobre la denuncia en sí, Corzo declaró también que había intentado sacarle dinero al dueño de una granjita de Donado al 800, quien fue atosigado de amenazas, pero no entregó ni un centavo.
Para poder avanzar con el proceso contra los delincuentes, se realizó una serie de allanamientos, a cargo del personal de la Agencia de Investigación Criminal (AIC).
Con los mismos lograron localizar a Gervatti en Provincias Unidas al 1500 A, donde hallaron una pistola 9 milímetros con numeración limada, una balanza de precisión; y una nota amenazante que tenía escrito un número de teléfono y una frase que decía “prometé ‘ráfaga’ de tiros, comunícate”.
De la misma forma, se dirigieron al penal a requisar la celda en el joven cumplía con su condena de 4 años y 6 meses, en donde encontraron dos teléfonos celulares.
En este contexto y con todas las pruebas sobre la mesa, la jueza Valeria Pedrana resolvió aprobar el procedimiento que presentó el fiscal Franco Carbone, que también fue aceptado por la defensa.
“La pena es de prisión efectiva por los delitos de extorsión simple en calidad de autor (2 hechos), tentativa de extorsión simple en calidad de autor (2 hechos)”, explicitó el medio local según la sentencia.
En tanto a su novia, la condena es de ejecución condicional y reglas de conducta tras ser acusada por extorsión en grado de tentativa en carácter de partícipe necesaria; tenencia ilegal de arma de fuego y encubrimiento simple, estos últimos dos en calidad de autora.
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