
Al pueblo de Cabanaconde, en Arequipa, se le conoce como la puerta de ingreso al cañón del Colca, el segundo destino turístico más visitado del Perú. Está salpicado en medio de la cordillera, cerca de los nevados Hualca Hualca y Mismi, a 3287 metros sobre el nivel del mar.
Hasta ese paraje llegó la abogada Natacha de Crombrugghe (28) el 23 de enero de este año, tras un viaje a Machu Picchu. No hay registros a detalle, pero, según las cámaras de vigilancia, caminó hasta el hostal Pachamama, donde le informaron que no había habitaciones disponibles. Luego avanzó hasta La Estancia, donde finalmente pasó la noche.
Su plan era conocer el Oasis Sangalle, una zona turística muy concurrida al borde del río Colca. Pero desapareció. La propietaria de La Estancia, el hostal donde olvidó su mochila, denunció la desaparición después de que los agentes de la comisaría la llamaran.
Natacha de Crombrugghe era graduada en derecho en la Universidad Católica de Lovaina, tenía tres hermanos y trabajaba para una compañía de seguros en Bélgica, según su perfil de la red LinkedIn. Viajera empedernida, era hija de un hombre relacionado a la realeza de Bélgica y una historiadora de arte.
Antes de llegar al Perú, había explorado la selva colombiana. Compartía fotos y comentarios sobre sus viajes. La ciudadela inca la había fascinado.
“Machu Picchu no es solamente hermoso, es sublime”, escribió junto a una postal en la que aparecía sonriente con la ciudadela de piedra como fondo panorámico. Su última publicación en Facebook la realizó el 20 de enero.
Luego se desactivó su GPS y su celular se apagó. Eric de Crombugghe y Sabine Verhelts, sus padres, reportaron su desaparición ante el consulado de Bélgica en Lima tres días después, cuando supieron por última vez de su paradero.
Habían ofrecido una recompensa de 15 mil dólares por información que permitiera localizarla. Permanecieron semanas en el país para colaborar con las autoridades y equipos policiales en la búsqueda de su hija, un megaoperativo que desplazó a 25 agentes de las unidades de Alta Montaña y de Carreteras, efectivos especializados en el manejo de drones y perros policías.
Un médico, un odontólogo, un antropólogo, un biólogo forense, un químico y tres policías del país europeo habían intervenido recientemente para ejecutar las diligencias junto con las autoridades peruanas. Incluso, Bélgica había entregado información sobre la posible ubicación del celular de Natacha.
Pero nada dio resultados exitosos hasta el 21 de septiembre, cuando un grupo pescadores del puente de Choco Catirgua, en la provincia arequipeña de Caylloma, encontró restos óseos que resultaron ser los de la turista.
“Al parecer el cuerpo fue arrastrado y hallado entre unas rocas. Se encontraba en una zona de difícil acceso con quebradas de 200 metros”, dijo a la AFP el fiscal Jesús Manuel Gallegos, quien participó en el levantamiento del cadáver, un día después de ser encontrado por pescadores.
“Tuvimos que recorrer once horas y media para [llegar al lugar y] levantar el cuerpo, que estaba casi momificado hasta la rodilla. Han pasado casi nueve meses de su desaparición”, añadió Gallegos.
El pesar de los padres
Tras un examen de ADN que les practicaron en el Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses de Ayacucho, la Fiscalía determinó el parentesco biológico y la identidad de la abogada belga mediante la homologación de las muestras obtenidas.
“Acabamos de recibir los resultados de las pruebas de ADN y se trata de nuestra hija. La policía todavía está investigando si Natacha cayó accidentalmente al río por accidente mientras practicaba senderismo en el Cañón del Colca el 24 de enero, o si fue un homicidio”, han señalado en un comunicado.
Según el Ministerio Público, esta última diligencia fue posible gracias al trabajo conjunto del Ministerio Público, la Policía Nacional, Unidad Médico Legal III de Arequipa y Ayacucho.
En los últimos cinco años se registraron otros dos casos de turistas extranjeras -una española y una estadounidense- que desaparecieron sin dejar rastro en la región de Cusco, según medios locales.
Casos similares
Este caso es similar al del turista italiano Alberto Fedele, de 30 años, quien estuvo desaparecido durante casi 80 días hasta que su cadáver fue hallado en septiembre por una patrulla de alta montaña en la ladera de un nevado, en la región andina de Cusco.
Fedele desapareció mientras hacía senderismo y la policía peruana presume que murió accidentalmente por un “desbarrancamiento”.
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