¿Cómo se forman las nuevas variantes del coronavirus?

Covid-19 Omicron
La Organización Mundial de la Salud (OMS) calificó el riesgo global asociado a la variante del coronavirus Ómicron como “muy alto” por su elevado número de mutaciones (Getty) (Andriy Onufriyenko/)

Desde el comienzo de la pandemia, el coronavirus que causa el Covid-19 ha estado mutando. Su código genético fue cambiando lentamente a medida que se propaga de persona a persona por todo el mundo. Durante la mayor parte de ese tiempo, las mutaciones no parecían significativas en cuanto a la peligrosidad del virus. Algunas de esas mutaciones incluso debilitan el virus.

Sin embargo, aparecieron variantes que sí merecieron atención. Algunas son clasificadas como de interés y otras de preocupación por su mayor transmisibilidad o por las posibilidad de que aumente la cantidad de casos que requieran hospitalización o reduzcan la eficacia de vacunas y tratamientos.

A lo largo de la pandemia, fueron surgiendo muchas variantes del coronavirus. Algunas variantes se han extendido por todo el mundo y han contribuido a alargar la pandemia, como la variante Delta -que se había detectado en octubre de 2020 y hoy es la que predomina en el mundo-, mientras que otras se han desvanecido o han sido suplantadas.

En este momento, hay cinco variantes de preocupación en el mundo: Alpha, que fue detectada en el Reino Unido en diciembre del año pasado; Beta (en Sudáfrica en diciembre de 2020), Gamma (fue detectada en Brasil en enero pasado y predominó en la segunda ola de la pandemia en Argentina desde marzo a agosto), Delta y Ómicron (que la OMS considera que fue detectada en diferentes países simultáneamente y no sólo en Sudáfrica).

Hay hoy 5 variantes de preocupación del coronavirus en el mundo: Alpha, Beta, Gamma, Delta y Ómicron/ REUTERS/Dado Ruvic
Hay hoy 5 variantes de preocupación del coronavirus en el mundo: Alpha, Beta, Gamma, Delta y Ómicron/ REUTERS/Dado Ruvic (DADO RUVIC/)

En el coronavirus que causa la enfermedad COVID-19, hay una cadena de 30.000 letras que representan propiedades químicas y que conforman su genoma. Para replicarse, el coronavirus se une al exterior de una célula humana y luego entra en ella: secuestra la maquinaria celular y la dirige para que haga copias del virus.

Cuando una célula infectada produce nuevos coronavirus, ocasionalmente comete pequeños errores de copia que se llaman “mutaciones”. Cuando los científicos observan que hay mutaciones distintivas que aumentan su frecuencia se habla de “variante”, como ocurre ahora con Ómicron. A medida que pasa el tiempo y con más contagios y en la medida que haya poblaciones que aún no están vacunadas, se está favoreciendo a que haya más mutaciones del virus.

“Siempre se ha esperado la aparición de una variante nueva y potencialmente perturbadora cuando el virus permanece sin control en millones de personas. Seguirá mutando y por eso debemos permanecer vigilantes y ágiles en nuestras respuestas. Esta variante surgió casi con toda seguridad en un individuo inmunodeprimido que no pudo eliminar la infección original. Lo más probable es que se trate de un paciente con VIH no vacunado en Sudáfrica, donde el virus puede replicarse y evolucionar”, afirmó el profesor Jeremy Nicholson, del Centro Director e Instituto Futuros de la Salud de la Universidad Murdoch de Australia.

Ultra-potent” antibody against COVID-19 variants isolated at Vanderbilt University Medical Center
Una hipótesis es que la variante Ómicron surgió a partir de un individuo inmunodeprimido que no pudo eliminar la infección original/Archivo

“Vacunar a más africanos (y a la población de los países en desarrollo en general) ayudaría a largo plazo a intentar reducir este reservorio de infección, pero no es una solución rápida. En algún momento, el virus mutará tanto que será una cepa y no una variante y entonces tendremos que llamarlo SARS COV-3 – una vez que esto ocurra, esperaríamos que surjan nuevas propiedades biológicas de importancia biomédica. Todavía no hemos llegado a ese punto, pero desgraciadamente estamos en el camino”, sostuvo Nicholson.

Además, el experto dijo: “Es casi seguro que se necesitarán nuevos modelos cuando tengamos nueva información sobre la infectividad, los períodos de incubación, etcétera. Esto dependerá de la población y tardará semanas en reunirse. Esta variante sólo recibió su nombre hace una semana más o menos y, sin embargo, ya está en 12 países, por lo que podemos suponer que es altamente infecciosa. También tiene más mutaciones que cualquier otra variante vista hasta ahora que combinan la infectividad y la posibilidad de evadir la vacuna. Todas ellas buenas razones para ser precavidos”.

En cuanto al origen de la variante Ómicron, el profesor Francois Balloux, director del Instituto de Genética del University College London, del Reino Unido, expresó su hipótesis: “Teniendo en cuenta el gran número de mutaciones que ha acumulado aparentemente en una sola ráfaga, es probable que haya evolucionado durante una infección crónica de una persona inmunodeprimida, posiblemente en un paciente con VIH no tratado”.

En Sudáfrica solo el 24% de la población tiene el esquema de vacunación completa. En otros países de África, la situación es aún peor. Esto deja a las personas vulnerables para adquirir la infección por el coronavirus y al desarrollo de variantes (REUTERS)
En Sudáfrica solo el 24% de la población tiene el esquema de vacunación completa. En otros países de África, la situación es aún peor. Esto deja a las personas vulnerables para adquirir la infección por el coronavirus y al desarrollo de variantes (REUTERS) (Sumaya Hisham/)

Para Deborah Cromer, jefa del grupo de epidemiología de la infección del Instituto Kirby de Australia, manifestó que “la aparición de una nueva variante, aunque inquietante, no es ni mucho menos inesperada. Los virus mutan constantemente y adoptan nuevas formas, y el nivel de inmunidad existente contra una nueva variante es clave para determinar el impacto que tendrá. Los científicos tendrán que utilizar rápidamente los métodos de laboratorio establecidos para determinar el grado de inmunidad de las personas vacunadas contra la variante Ómicron y, a continuación, se podrá utilizar la relación establecida entre la inmunidad y la eficacia de la vacuna para predecir el rendimiento de las vacunas”.

Hoy, desde la Universidad de Oxford se afirmó que no hay pruebas para decir que las vacunas no prevengan la enfermedad grave con la variante Ómicron del coronavirus. Pero aclaró que está preparada para desarrollar rápidamente una versión actualizada de su vacuna desarrollada con AstraZeneca si es necesario. Ayer, en cambio, el jefe del fabricante de la vacuna de ARN mensajero Moderna dijo que era poco probable que las vacunas COVID-19 fueran tan eficaces contra la variante.

La Universidad de Oxford dijo que los datos sobre Ómicron eran limitados hasta el momento, y que evaluaría cuidadosamente el impacto de la variante en su vacuna que estaba basada en una tecnología diferente a la de Moderna. “A pesar de la aparición de nuevas variantes en el último año, las vacunas han seguido proporcionando niveles muy altos de protección contra la enfermedad grave y hasta ahora no hay pruebas de que Ómicron sea diferente”, expresó Oxford en un comunicado.

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