En este espacio, que agradezco infinitamente, voy a escribir sobre las mujeres emprendedoras que inician sus proyectos a partir de un sueño, necesidades detectadas en el entorno y su ADN emprendedor que las impulsa a “escalar” sus proyectos a empresas.
Generalmente, se tiende a subestimar la performance de las mujeres en puestos de dirección o de poder y a sobrestimar la de los varones. Como consecuencia, las mujeres estamos casi obligadas a trabajar más duro para demostrar nuestras competencias. Las emprendedoras de estos tiempos llevamos adelante un liderazgo trascendente: inspirador, inclusivo, auténtico, creativo y servicial.
Las mujeres estamos casi obligadas a trabajar más duro para demostrar nuestras competencias
En estos tiempos se hace imperiosa la necesidad de poner en práctica el pensamiento lateral: nosotras, como mujeres empoderadas, estamos obligadas a ampliar nuestros propios modelos mentales y paradigmas sociales e invitar a los varones a que se sumen a este proyecto. Necesitamos hombres amorosos que comprendan que el mundo cambió y que somos tan capaces y poderosas como para llevar adelante grandes proyectos; necesitamos que comprendan que podemos hablar de dinero, de perspectiva de género, que no tenemos aversión al riesgo, que tenemos habilidades blandas propias del genero, empatía, humildad, imaginación, persistencia, autenticidad, todo ello sin dejar de ser femeninas. Y que podemos y debemos hablar de dinero.
Dentro de todas las barreras que una emprendedora encuentra en el camino a la construcción de su ser empresaria, una de las más fuertes y determinantes es la búsqueda de capital para el startup de la empresa. ¿Sabían queridos y queridas lectoras que los Fondos de Inversión constituidos por hombres, invierten solo en proyectos de varones?
Las emprendedoras de estos tiempos llevamos adelante un liderazgo trascendente: inspirador, inclusivo, auténtico, creativo y servicial
Si las mujeres gestionaríamos en red, en comunidad, generaríamos más impacto y más masa crítica para poder avanzar. Tenemos en nuestra querida Argentina, tan femenina, ley la 26.485. Resulta imperiosa la necesidad de que tengamos más mujeres en directorios de empresas, de federaciones, de Cámaras; en la Bolsa, en bancos, cooperativas y asociaciones; en fundaciones, en la política, en el sector privado…
Mi proyecto personal con esta oportunidad de escribir en este medio es dar visibilidad a todos los casos de mujeres que pasaron de ser emprendedoras a ser empresarias para alentar y apoyar a todas las que están en el camino. Ojalá pueda contar sus historias.
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