Cada uno puede entrenar como le resulte más cómodo y no debe el running ser tomado como una medicina con mal sabor. Correr para disfrutar es mi lema, correr para vivir. Pero aún aquellos que aman correr y son felices haciéndolo, muchas veces encuentran problemas para armar su agenda y un mal cálculo los termina llevando a cancelar una salida a correr, lo que produce tristeza y algo de culpa, además de perder la alegría de correr cuando uno lo tenía pensado. Pero pensado es una cosa y planificado es algo distinto. Hay que saber como evitar que un cambio de último momento nos deje sin correr.
La excusa más común, en particular entre los principiantes, es no salir a correr por no tener tiempo. Si un día tiene veinticuatro horas y uno entrena una hora, no es tanto lo que se necesita para salir a correr. Le podemos agregar media hora más si pensamos en detalles menores que ocupan el tiempo desde la salida de casa hasta el regreso. En mi experiencia he descubierto que alguien que corre tres veces por semana pone la excusa del tiempo más seguido que uno que corre seis veces por semana. ¿No tengo tiempo? Entonces hago tiempo.
Yo he tenido trabajos en diferentes horarios. En algunos entraba tarde y en otros más temprano. Me gusta correr al comienzo del día, por lo cual tuve épocas de levantarme muy temprano para entrenar y otros momentos más tranquilos. Cuanto más acotado tenía el tiempo por las mañanas, más me organizaba la noche anterior. Dejaba lista la ropa de correr y la del trabajo por la noche, armaba los horarios y salía a entrenar. Alguna vez más tocó pasar a entrenar a la noche porque no tenía forma de adaptarme. Veo a corredores que llevan a sus hijos al colegio y luego entrenan, existen mil formas distintas de entender que siempre se puede hacer un lugar para correr.
Esta planificación diaria se puede ver afectada por razones de fuerza mayor, pero es lo mismo que les ocurre a todas las actividades de nuestra vida. La única diferencia es que salir a correr depende pura y exclusivamente de nosotros. Si nos perdemos un entrenamiento somos los únicos perjudicados. Hay que explicarle a nuestro entorno lo importante que es correr y quitar las excusas del medio. Siempre se sale a correr. Si estamos en auto, se puede llevar un equipo completo de runner al salir de casa, por si quedamos demasiado justos y no podemos regresar a tiempo.
Cada uno tiene sus horarios, su núcleo familiar, sus cosas, pero recuerden que hablamos de una hora, solo una hora. Para mí, empezar el día corriendo es la felicidad misma. Esa hora me transforma, me da energía. Cuando viajo en el subte, cuando llego al trabajo, haber hecho tiempo para correr me hace sentir lleno de energía. Correr es un acto de libertad. Correr es hacer algo por la propia felicidad.
El día que yo corro, estoy contento. El día en el que corro a pesar de tener una agenda cargada, me siento aún más contento. ¿Quién nos va a compensar por esos espacios de felicidad si renunciamos a ellos? Correr nos hace felices.
Yo no me imagino diciendo: Hoy no voy a ser feliz, mejor soy feliz mañana. Hay que mentalizarse que renunciar a correr, es renunciar a estar bien. Y el truco para poder engancharse es el siguiente: no se pregunta si se sale a correr o no. No se cuestiona. No se hace una encuesta estando en la cama. No se observa el clima para decidirse. Uno se prepara para correr y sale. Cuanto más rápido se ponga uno la ropa de correr, más fácil será salir.
No es una obligación salir, pero quien lee esta nota lo hace pensando en que necesita correr, en que desea salir a correr. Entonces es anotar los horarios de la semana, acomodarlos, ponerse de acuerdo con nuestros familiares, renunciar, por supuesto, a otras cosas, ceder en otras cuestiones, y prepararse para salir a correr. Si nuestro tiempo es muy acotado, nuestra planificación deberá ser más exacta, si estamos más relajados, podemos estar más tranquilos.
Planificar está bien, porque no solo nos permite hacer aquello que amamos, también es una señal de respeto para quienes nos rodean y quienes interactúan con nosotros el resto del día. Aunque a veces el entrenamiento puede quedar un poco más corto, mejor es salir que no hacerlo. Una vez que las cosas se acomodan el resto fluye sin problemas. ¡A correr y disfrutar!
*Santiago García es maratonista, autor del libro “Correr para vivir, vivir para correr”. Completó la Six World Marathon Majors dos veces. En Instagram: @sangarciacorre
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