Un informe del Departamento Económico de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) realizó un recorrido por diferentes actividades agropecuarias para conocer como impactó en las mismas la turbulencia cambiaria de las últimas semanas.
Para los especialistas de CRA, “un tipo de cambio competitivo puede mejorar la situación de las actividades agrícolas y economías regionales, pero un tipo de cambio volátil implica incertidumbre y bajo ella la toma de decisiones se posterga”.
En aquellas actividades agropecuarias cuyo resultado no se encuentra atado al tipo de cambio, más allá que existan insumos dolarizados, que son las que transforman cereal y oleaginosas en proteínas ya sea en forma de carne (ganadería, porcinos, pollos parrilleros), leche (tambo) o huevo (gallinas ponedoras), estas actividades no solo se vieron afectadas por la suba de tarifas eléctricas, impuestos y combustibles, sino también por el incremento de los costos de alimentación, ya que los insumos productivos para la elaboración de alimentos balanceados, están relacionados con la paridad cambiaria del dólar.
Por otro lado, hay producciones regionales que con un retraso del tipo de cambio están complicadas, “pero la paridad actual les mejora la competitividad de exportación que significa un incentivo para mejorar su difícil situación”, señala el informe de CRA.
Estos procesos de mejorar de la competitividad externa, deben están apoyados por una reconversión tecnológica y adecuación productiva.
“Aprovechar las diferentes velocidades entre costos y producto final para dar un respiro que pueda sostener el recambio, parece ser lo más saludable”, aseguran.
Según CRA, “su performance dependerá que no sea retrasada por medidas distorsivas, como fueron las retenciones que quitarían dinamismo al proceso iniciando un juego de suma cero para el país”
Aumento de los costos
Los últimos datos publicados por la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA) reflejan que entre marzo y junio los costos agrícolas aumentaron un 13,8%. Los mayores aumentos se generaron en las tareas de labores y fletes, que son costos que están ligados a los combustibles y también a aquellos costos dolarizados que recibieron el impacto de la suba del dólar.
Fada, en su análisis, determinó que en materia de costos de los cultivos de acuerdo a la moneda en la que están expresados, “un 59% de los costos de una hectárea de soja, están estrictamente dolarizados, mientras que el 41% restantes están pesificados. En el caso del maíz, como los fertilizantes y semillas tienen más peso que en el caso de la soja, los costos dolarizados ascienden a 62% de la estructura, mientras que los pesificados alcanzan 38%”.
FUENTE: INFOBAE NOTICIAS
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