Después de más de 12 años fuera de México, Saúl Álvarez confirmó su regreso al territorio donde no ha conocido la derrota para entablar la pelea número 63 de su carrera. La última vez que se presentó ante el público nacional fue en el año de 2011 cuando, ya convertido en campeón, defendió uno de sus cinturones en contra del luchador puertorriqueño Kermit Cintron.
El 26 de noviembre de 2011, la Monumental Plaza de Toros México albergó la que sería la última pelea de Canelo Álvarez en el territorio nacional. Con un récord formidable (38-1) que lo perfilaba como una de las mejores promesas del deporte nacional, entabló la pelea número 40 de su trayectoria profesional y lo hizo al defender su título en peso superwelter avalado por el Consejo Mundial de Boxeo (CMB).
El escenario fue el más favorable de todos. Igual que lo hizo Julio César Chávez años antes en el Estadio Azteca, el oriundo de Guadalajara, Jalisco, se impuso por la vía del nocaut técnico en el quinto episodio. Incluso, la exhibición fue tan convincente que un sector de los asistentes clamó en el recinto deportivo por una pelea contra el hijo de la leyenda sonorense.
Con el aliento y respaldo de las gradas en su favor, Canelo se abrió paso hacia el ring para plantar cara al retador por el título que le sacaba ventaja de once años de edad. A pesar de dicha diferencia, las experiencia los ponía en un terreno similar al haber disputado casi el mismo número de peleas hasta ese momento.
Sonó la campana y el joven Canelo no demoró ni esperó a estudiar el poderío de su rival en el primer episodio. Impulsado por el ambiente capitalino, se abalanzó sobre Cintron y lo asedió con diversas combinaciones al cuerpo y rostro que sirvieron para marcar la tendencia de la pelea, pues no logró generar algún daño significativo.
Para el segundo episodio las combinaciones constantes comenzaron a surtir efecto, de tal suerte que el boricua dedicó su esfuerzo a la protección de la zona blanda después de recibir un impacto en la región hepática.
El ataque provocó la apertura de la guardia superior de Cintron y el mexicano aprovechó para incrementar el daño en el rostro. El terreno comenzó a prepararse para el inminente final anticipado, pues en el cuarto episodio un certero golpe sobre la mandíbula mandó a Kermit a la lona.
El boricua pudo aguantar el resto del episodio sin conceder la derrota por la vía del nocaut. Para ello fue necesario hacer uso de las cuerdas pero aguantó hasta el campanazo.
El destino definitivo de la pelea fue dictado en el quinto episodio. Cintron intentó defenderse con temerarios volados que lograron impactar a Canelo en un par de ocasiones. Lejos de mermar su condición, el mexicano lo invitó a conectar más combinaciones pero la condición deteriorada de su estado físico impidió al rival acceder a la invitación.
Álvarez retomó las riendas de la reyerta y la capacidad de respuesta de Cintron mermó considerablemente. No fue sino hasta que el reloj marcó nueve segundos antes del final que el juez decidió intervenir para dictar el final de la pelea. Incluso, con el abrazo evitó la caída por nocaut del retador.
Álvarez realizó una defensa más de su campeonato en las 154 libras, categoría en la que continuó durante cuatro peleas más. Años más tarde volvió realidad el anhelo de los aficionados de verlo en una pelea contra Julio César Chávez Jr. pero el escenario elegido fue la T-Mobile Arena de Las Vegas, Nevada, lugar donde comenzó a cosechar su éxito económico y deportivo en la disciplina.
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