Cuando un perro se echa panza arriba, se paraliza o se hace chiquito nos dice a través de estos tres gestos típicos que tiene miedo.
Los perros tienen un lenguaje corporal muy claro, sencillo y fácil de comprender, tanto que simplemente observándolos podemos llegar a saber perfectamente qué necesitan.
Los gestos y actitudes corporales que hacen los perros para expresar sus emociones han sido claramente detectados y explicados para ayudar a entenderlos mejor.
A los gestos y actitudes que tiene en común todos los perros para expresar sus emociones se los ha dado en llamar señales de calma y expresan todo tipo de sentimientos: estrés, alegría, tristeza y desagrado.
Todos los perros del mundo se comunican a través de este lenguaje universal, por eso es tan importante conocerlo y saber interpretarlo, para evitar situaciones incómodas.
Es muy importante identificar correctamente el mensaje, ya que algunas veces los gestos y las actitudes se pueden confundir entre sí, al expresarse con una serie una serie de gestos parecidos.
Una parte fundamental para entender el lenguaje canino es conocer qué cosa es la que los asusta. Entre los factores más determinantes de situaciones de incomodidad están los cambios de ambiente del cual un buen ejemplo son los perros que vienen del campo y se mudan a la ciudad, o los ruidos fuertes como los petardos o fuegos artificiales, las tormentas o los escapes de las motos, entre otros muchos.
También le suelen tener miedo a los golpes fuertes, a los portazos, o a los gritos, como por ejemplo cuando dos personas discuten acaloradamente.
Si un desconocido los intenta acariciar o abrazar, puede resultarles muy intrusivo y esto también puede causarles miedo.
Entre las señales de calma que hacen los perros cuando tienen miedo, hay una de ellas que confundimos casi siempre y es cuando se ponen panza arriba. En general pensamos que quieren caricias o que les rasquemos la panza tiernamente pero no siempre es así, porque puede ocurrir que estén asustados.
Es muy común cuando tienen miedo que tiendan a empequeñecerse, haciéndose una pelota, como también es habitual, en esas circunstancias, que se queden quietos y no se quieran mover.
Reconociendo, por lo menos, estas tres actitudes corporales típicas a través de las cuales nuestros perros expresan el miedo, podemos empezar a tratar de contrarrestar estas situaciones de incomodidad.
Cuando reconocemos que circunstancia los asusta podemos, a manera de comienzo terapéutico, darle algo positivo, como una recompensa, en el preciso momento en el que se enfrente a la situación desencadenante, constituyendo lo que en educación canina se define como desensibilización y contracondicionamiento.
Cuando estas actitudes se repiten en forma alarmante deberíamos recurrir a un especialista en etología clínica quien a través de un adiestrador diplomado sugiera los cambios de conducta familiar y sobre el animal necesarios para remediar la situación.
Por supuesto que debemos alejar a nuestros perros de aquellas situaciones que los asustan ya que forzarlos a enfrentarlas no ayuda y puede agravar irremediablemente la situación.
*El Prof. Dr. Juan Enrique Romero @drromerook es médico veterinario. Especialista en Educación Universitaria. Magister en Psicoinmunoneuroendocrinología. Ex Director del Hospital Escuela de Animales Pequeños (UNLPam). Docente Universitario en varias universidades argentinas. Disertante internacional
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