Casi dos siglos de defaults: la larga historia de los incumplimientos de Argentina a la hora de pagar sus deudas

El default que se transformó en épica
El default que se transformó en épica

La decisión del Gobierno de no pagar mañana un vencimiento al Fondo Monetario Internacional (FMI) pasaría a ser el comienzo de un nuevo default en la historia argentina. Las cesaciones de pago comenzaron pocos años después de la conformación del propio estado argentino en el siglo 19 y han transformado al país en un “defaulteador serial”.

Algunas provocaron conflictos judiciales internacionales y otras largas negociaciones con acreedores oficiales y privados, pero todas terminaron en el mismo callejón de mayores problemas para la economía argentina.

La lista de incumplimientos soberanos del país comenzó en 1827:

1. 1827 – La Argentina había tenido una presencia activa en los mercados internacionales de capital luego de la Independencia en 1816. En medio de un boom de préstamos ocasionados por el fin de las guerras napoleónicas que Argentina y otros países de América Latina consiguieron emitir bonos en Londres para financiar sus guerras de independencia frente a España.

Bernardino Rivadavia
Bernardino Rivadavia

El analista recordó que ese boom crediticio terminó en 1825 cuando el Banco de Inglaterra subió su tasa de descuento para frenar su caída de reservas. Ese ajuste monetario derivó en un crash bursátil, problemas bancarios y recesión en Inglaterra y Europa Continental. “En pocos meses, la crisis se expandió a América Latina. Argentina entró en default en 1827 y recién reinició sus pagos en 1857″, detalló.

2. 1890 – El “Pánico de 1890″. El principal motivo fue la bancarrota a la que casi llega la banca Baring Brothers en Londres debido al exceso de crédito que le había otorgado a la Argentina. El objetivo del crédito, tomado principalmente en la época del ex presidente Julio Argentino Roca, fue para la construcción de ferrocarriles y a la modernización de Buenos Aires para transformarla en la “París de Sudamérica”, construyendo amplias avenidas, parques y un puerto moderno.

Julio Argentino Roca
Julio Argentino Roca

3. 1951. Se produjo durante la primera presidencia de Juan Domingo Perón. Tanto la Primera Guerra Mundial como la Gran Depresión de 1930 golpearon duramente a la economía argentina, como a muchas otras naciones. A mediados de esa década comienza un proceso de sustitución de importaciones con gobiernos militares, que se consolidó durante el primer gobierno peronista, que, sin embargo, no pudo evitar una crisis de deuda a finales de su primer mandato. Según el libro “La economía de Perón”, en promedio el desequilibrio fiscal del período 1946-1944 fue del 4,4% del PBI…la falta de moderación en la administración macroeconómica y la ausencia de controles en la evolución del presupuesto público remiten, sin duda, a la notoria debilidad del marco institucional que gobernaba la toma de decisiones”, indicaron Federico Grillo, Sebastián Katz y José Luis Machinea. La finalización de los “años dorados” (1946-1949) comenzó a mostrar sus primeras síntomas de crisis, con la aparición de una fuerte inflación, una mala cosecha y otros problemas que derivaron en la aplicación de un duro plan de ajuste desde 1952.

4. 1956 – Luego del golpe a Perón. Los militares derrocaron en 1955 al segundo gobierno de Perón por motivos ajenos a la economía, pero se desató una crisis que obligó a la junta militar llegó a un acuerdo con el Club de París de países acreedores para evitar un default aún mayor.

Juan Domingo Perón
Juan Domingo Perón (Bettmann/)

5. 1982 – Al comenzar la crisis regional por la suba de las tasas de interés en Estados Unidos durante el gobierno de Ronald Reagan, México comenzó con una declaración de default que luego se extendió a la mayoría de las naciones del continente, cuyos principales acreedores eran los bancos; la Argentina dejó de pagar durante la guerra de las Malvinas en 1982, primero a Gran Bretaña y luego a otros acreedores, en medio de la aguda crisis económica que atravesaba la dictadura luego del fracaso del plan de Martínez de Hoz.

En octubre de 1983, se anotaban 27 países que debían USD 239.000 millones y estaban en vías de reestructuración. De esos Estados, 16 eran de América Latina, y entre ellos estaban México, Brasil, Venezuela y Argentina, que sumaban el 74% de la deuda en reestructuración. Cerca de USD 37.000 millones se les debían a los ocho bancos más grandes de EEUU, lo que representaba el 147% de sus reservas de capital de aquel entonces.

Pese a algunas iniciativas para paliar este problema, como el Plan Baker, el problema recién se solucionó a principios de la década siguiente, con el Plan Brady, que la Argentina firmó en 1992 y significó una quita y el cambio de acreedores, ya que los bonistas privados tomaron la posta de los bancos.

Carlos Menem
Raúl Alfonsín y Carlos Menem ((NA)/)

6. 1989 – Una serie de intentos fallidos a fines de la década de 1980 –luego del fracaso del Plan Austral y del Plan Primavera- por frenar la inflación, que subió más allá de 3.000%, provocó otro default en 1989 y llevó a Carlos Menem al poder, quien, luego de una mal inicio (con otra hiperinflación incluida), desde 1992 logró reducir la inflación, privatizó las empresas estatales y atrajo la inversión extranjera directa. De todos modos, la deuda externa de Argentina aumentó a más de US$100.000 millones, como resultado de una falta de control del gasto público por parte de Menem.

7. 2001 – El entonces presidente Adolfo Rodríguez Saá anunció en diciembre de 2001 que Argentina suspendería sus pagos a la deuda externa y fue aplaudido en el Congreso Nacional. En realidad, desde fines de 1998 el gobierno argentino tenía cerrado el mercado voluntario de la deuda y había subsistido por el apoyo del FMI en el “blindaje” del 2000 y luego con el “megacanje” del 2001, que intentaron lo inevitable: la cesación de pagos en medio de la crisis terminal de la convertibilidad.

8. 2014 – Luego de dos canjes con los bonistas afectados por el default del 2001, que se realizaron en 2005 y 2010, la Argentina había logrado la aceptación del 93% de sus acreedores, pero no podía salir del default porque se lo impedían las cláusulas legales de los bonos emitidos en la década del 90. Por lo tanto, después de casi 10 años de litigios en Nueva York y de 4 años de sentencias desfavorables de las diversas instancias de la justicia norteamericana, el país entró en default, por no aceptar pagarle a los fondos litigantes, pese a que los bancos argentinos y el Banco Central habían ideado un crédito para evitar esta sentencia negativa en 2014.

Recién en 2016 el país comenzó a levantar esta situación jurídica, con el arreglo al que llegó el primer equipo económico del gobierno de Mauricio Macri con los bonistas en Nueva York, que implicó una quita aproximada del 30 por ciento. En 2019, luego de la derrota legislativa, el gobierno de Macri decidió “reperfilar” el pago de la deuda en pesos, ya que la alternativa era, según las autoridades económicas, emitir y generar una situación peligrosa con la inflación y, además, habilitar un “corralito”. Por eso se optó por cambiar el plazo de pago de las deudas en moneda nacional, luego de que el programa acordado con el FMI en 2018 no permitiera salir de la situación de crisis con el mercado, tal como lo preveían las autoridades económicas y el Fondo.

Mauricio Macri y Cristina Kirchner
Mauricio Macri y Cristina Kirchner

9. 2020 – El gobierno de Alberto Fernández dejó de pagar un vencimiento de USD 503 millones que caía el 22 de mayo, por estar en medio de la negociación con los bonistas privados, con una dura pulseada entre el ministro Martín Guzmán y los tres comités de acreedores privados, que terminó a fines de agosto de ese año con una oferta que se acercó a las pretensiones del mercado y se tradujo en una aceptación cercana al 99 por ciento, por lo que el default efímero quedó atrás.

La Argentina debería pagarle hoy USD 731 millones al FMI. Si decide aplazar el compromiso por no tener un acuerdo firmado “confirmaría la dificultad del país de ser normal”, según Fernando Baer de Quantum. Sería un nuevo incumplimiento unilateral del país, el décimo.

“Tropiezo tras tropiezo, en una dinámica que destruye valor y genera cada vez mas pobreza; lo de este viernes pasa a ser anecdótico. A esta altura, el solo hecho de haber dejado pasar mas de dos años para acordar y las dificultades para cerrar una negociación explican mucho mas que el evento de no pago ocurriese”, cerró Baer.

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