MANAOS, Brasil (AP) — Un pescador confesó haber asesinado a disparos a un indigenista y a un periodista británico en una zona remota de la Amazonía y condujo a la policía a un lugar en el que se encontraron restos humanos, dijo un investigador de la policía federal de Brasil. El hallazgo pone fin a 10 días de suspense en los que las autoridades habían buscado a los dos desaparecidos.
Sin ofrecer más detalles, las autoridades indicaron el miércoles en la noche que pronto se realizarán más detenciones relacionadas con el caso del reportero independiente Dom Phillips y del experto brasileño Bruno Pereira, que desaparecieron el 5 de junio.
Un investigador de la policía federal, Eduardo Alexandre Torres, señaló en una conferencia de prensa en la ciudad amazónica de Manaos que el sospechoso principal, Amarildo da Costa de Oliveira, conocido como “Pelado”, confesó la noche del martes y detalló lo sucedido con las víctimas. En su relato, contó que usó un arma de fuego para matar a Pereira y a Phillips.
“No habríamos tenido forma de llegar a ese lugar tan rápidamente sin la confesión”, apuntó Torres en referencia al sitio donde la policía, guiada por el pescador, recuperó los restos humanos el miércoles.
Según el investigador, se espera que los restos sean identificados en los próximos días, y si se confirma que son los desaparecidos “serán devueltos a sus familias”.
“Encontramos los cuerpos 3 kilómetros (casi 2 millas) dentro de la selva”, dijo Torres, agregando que los agentes viajaron casi una hora y 40 minutos en barco por un río y caminaron durante 25 minutos más por la selva para llegar al lugar señalado.
La familia de Pelado había denunciado que él negaba los hechos y que la policía lo torturó para intentar obtener una confesión.
Otro agente, Guilherme Torres, de la policía estatal de Amazonas, dijo que aún no se ha encontrado la embarcación en la que iban las víctimas, pero que la policía conocía la zona donde supuestamente la escondieron los implicados en el caso.
“Pusieron costales de tierra en el bote para que se hundiera”, señaló. El motor del barco habría sido retirado antes, indicaron los investigadores.
A la conferencia de prensa en Manaos asistieron también líderes militares, que se sumaron a la búsqueda de Phillips y Pereira unos días después de que se reportara su desaparición.
El presidente Jair Bolsonaro, un crítico habitual de periodistas e indigenistas, ha recibido reproches por la lentitud con la que su gobierno se involucró en el caso. Antes el miércoles, señaló, sin ofrecer pruebas, que la población local no quería a Phillips y que debió haber tenido más cuidado en la región.
Los esfuerzos para dar con Phillips y Pereira fueron iniciados por los pueblos indígenas de la zona. UNIVAJA, una asociación indígena de la región del valle del Javarí, lamentó la pérdida de “dos compañeros” en un comunicado el miércoles y añadieron que solo tuvieron la ayuda y protección de la policía local.
Mientras la policía federal anunciaba la conferencia de prensa, colegas de Pereira convocaron una vigilia en el exterior de las oficinas de la Fundación Nacional del Indio (FUNAI) en Brasilia. Pereira se encontraba bajo licencia de la agencia, que pertenece al gobierno brasileño.
Pereira, de 41 años, y Phillips, de 57, fueron vistos por última vez a bordo de su embarcación en un río cerca de la entrada del territorio indígena del Valle del Javarí, que linda con Perú y Colombia. La zona ha sido escenario de conflictos violentos entre pescadores, cazadores furtivos y agentes del gobierno.
El caso comenzó a moverse el miércoles, cuando la policía federal llevó a un sospechoso, a quien no identificaron en ese momento, por el río hacia la zona donde se buscaba a los desaparecidos. Un fotógrafo de The Associated Press en Atalaia do Norte, la ciudad más próxima al lugar, fue testigo del traslado del hombre, que iba encapuchado.
En la víspera, la policía había anunciado la detención de un segundo sospechoso. Fue identificado como Oseney da Costa de Oliveira, un pescador de 41 años hermano de Pelado, a quien las autoridades consideraban ya como el principal sospechoso.
Los investigadores indicaron el miércoles que de Oliveira no había confesado su participación en el crimen, pero añadieron que tenían evidencias en su contra.
Los indígenas que estaban con Pereira y Phillips habían contado que Pelado los amenazó con un rifle un día antes de su desaparición.
Los equipos oficiales de búsqueda concentraron sus esfuerzos en torno a un punto del río Itaquai donde voluntarios del grupo indígena matis encontraron el sábado la lona del barco que usaban los desaparecidos.
Las autoridades empezaron a rastrear la zona y, un día más tarde, hallaron una mochila, una computadora portátil y otras pertenencias bajo el agua. La policía contó esa noche que habían identificado los artículos como pertenecientes a ambos hombres, incluyendo una tarjeta sanitaria y la ropa de Pereira. Se dijo que la mochila era de Phillips.
Antes se había reportado el hallazgo de rastros de sangre en el barco de Pelado. La policía encontró además restos orgánicos de aparente origen humano en el río, que se mandaron a analizar.
Las autoridades señalaron que una de las líneas principales de la pesquisa sobre la desaparición apuntaba a una red internacional que paga a pescadores pobres para que pesquen ilegalmente en la reserva del Valle del Javarí, que es el segundo territorio indígena más grande del país.
Pereira, quien había fungido como director de la oficina local de la FUNAI, participó en varias operaciones contra la pesca ilegal. En ellas se suelen incautar o destruir las artes de pesca, mientras que los pescadores reciben una multa y son detenidos brevemente. Solo los indígenas pueden pescar legalmente en sus territorios.
“El motivo del crimen es alguna disputa personal por la inspección de pesca”, especuló el alcalde de Atalaia do Norte, Denis Paiva, ante reporteros sin dar más detalles.
Aunque algunos agentes, el regidor y otros en la región relacionaron las desapariciones con la “mafia de la pesca”, la policía federal no ha descartado otras líneas de investigación, incluyendo el narcotráfico.
Torres, el agente de la policía federal, reiteró este punto el miércoles en la noche al afirmar que “estamos trabajando con varias líneas de investigación”, agregando que no podía discutir los detalles de los trabajos.
Tras la noticia de la recuperación de los restos humanos, la esposa de Phillips, Alessandra Sampaio, señaló que esto “acaba con la angustia de no saber el paradero de Dom y Bruno”.
“Ahora podemos traerlos a casa y despedirlos con amor”, afirmó Sampaio en un comunicado. “Hoy comenzamos también nuestra búsqueda de justicia”.
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Savarese informó desde Sao Paulo.
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