Brasil despide a su último portaaviones, vendido como chatarra

Río de Janeiro, 4 ago. Brasil despidió este jueves al navío-aeródromo Sao Paulo, mayor embarcación militar en su historia y último portaaviones del país, que partió rumbo a Turquía, en donde será desmontado tras ser vendido como chatarra el año pasado.

Lo que quedó de la embarcación de 265 metros de eslora y 32.800 toneladas tras la retirada de todos sus equipos, incluso los de navegación, partió hoy rumbo a Turquía impulsada por un remolcador holandés, que la recogió en el muelle del Arsenal de la Marina de Guerra de Brasil en el puerto de Río de Janeiro.

El desactivado portaaviones estaba anclado en Río de Janeiro desde marzo del año pasado, cuando su casco fue vendido como chatarra por 10,5 millones de reales (unos 2 millones de dólares) al astillero turco Sok Denizcilikve Tic, especializado en el desmonte de navíos.

Antes de ser desactivado, en febrero de 2017, llegó a ser el portaaviones más antiguo del mundo en operaciones.

La embarcación, construida en Francia en 1963, tenía capacidad para albergar a 1.300 tripulantes y transportar 30 cazabombarderos y helicópteros.

El Sao Paulo, comprado al Gobierno francés por 12 millones de dólares, fue incorporado por la Marina en abril de 2001 y fue el segundo y último en la flota naval del país.

El primero, que operó entre 1960 y 2001, fue el Minas Gerais, un portaaviones construido en Reino Unido entre 1942 y 1945.

Antes de ser comprado por Brasil, el Sao Paulo sirvió a la Marina de Francia entre 1963 y 2000 con el nombre de FS Foch y participó en operaciones de combate en África, Oriente Medio y Europa.

En Brasil, sin embargo, estuvo más tiempo parado que navegando debido a diferentes problemas mecánicos y accidentes, incluyendo dos incendios con víctimas.

Según los datos de la Marina, el Sao Paulo permaneció 206 días en alta mar, navegó 85.334 kilómetros y sirvió de base para 566 despegues de aviones, principalmente del caza naval AF-1 (McDonnell Douglas A-4 Skyhawk).

El Instituto Sao Paulo/Foch intentó mediante recursos judiciales impedir que el casco fuera vendido para convertirlo en un museo, siguiendo el modelo de lo que fue hecho con el portaaviones estadounidense Intrepid en Nueva York, pero el plan fue descartado por la propia Marina.

La Marina brasileña no cuenta con portaaviones desde el desmonte del Sao Paulo pero en 2018 adquirió el porta-helicóptero multipropósito (PHM) Atlántico, de 203 metros de eslora y con capacidad para operar 7 aeronaves simultáneamente y transportar otras 12, pero ninguna de ala fija.

El Plan Estratégico de la Marina para 2040, presentado a consideración del presidente Jair Bolsonaro el año pasado, prevé la adquisición de un nuevo portaaviones. EFE

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