Serpenteando a lo largo de casi 700 km a través de la parte sur de los montes Apalaches, el Blue Ridge Parkway es un territorio ideal para hacer hiking, observar la vida salvaje, escuchar country music de la mejor y disfrutar de un escenario natural notable, todo a lo largo de un camino fácil de manejar y muy accesible.
La construcción de la ruta comenzó en 1935 bajo la presidencia de Franklin D. Roosevelt y fue parte de uno de los grandes proyectos del New Deal que ayudó a devolverle trabajo a la gente. Fue un gran esfuerzo que demandó 52 años hasta que se completó del todo, con una sección final terminada en 1987.
Hay muchísimas razones para disfrutar de este viaje. Entre ellas ver la puesta del sol sobre la naturaleza salvaje del bosque, montañas y tranquilas corrientes de agua rodeadas de un enorme silencio: hasta se puede sentir que se ha regresado un par de siglos en el tiempo.
Si bien atraviesa varios pueblos y algunas áreas metropolitanas, el Blue Ridge Parkway está como alejado de los Estados Unidos “modernos”.
Aquí aún hay cabañas hechas con troncos rústicos y mecedoras en sus frentes que se esparcen por las laderas de las colinas, todo salpicado con negocios de arte folclórico norteamericano y lugares para escuchar música bluegrass en vivo.
La historia parece permear las laderas de estas montañas que alguna vez fueron el hogar natal de la tribu Cherokee, para pasar a ser luego el campo de batalla de muchas de las luchas por la Independencia de las Colonias primero y de la Guerra Civil, después.
Aquí uno se encuentra con lugares buenísimos para comer y dormir. Resorts de principios del siglo XX aún continúan brindando sus servicios a los viajeros, a muchos de los cuales los reciben como viejos amigos, mientras en otras cabañas de troncos pueden saborearse panqueques de moras acompañados de jamón de campo.
Cuando sienta que necesita “bajar” toda esa comida, en el terreno comprendido por el camino hay más de 100 senderos para hacer hiking, desde suaves y naturales caminatas hasta empresas más complicadas y desafiantes, especialmente a lo largo del legendario Appalachian Trail.
Si se prefiere se puede montar a caballo y recorrer el frondoso y sombrío bosque que trae ese esperado fresco, especialmente en los calientes días del verano. O se puede elegir pasear en canoa, practicar kayac o subirse a gomones a lo largo de los muchos rápidos que surcan la región; o pescar desde un bote de remos o, con equipo adecuado, parado sobre el lecho de pequeños lagos.
A grandes rasgos el “Ridge” conecta el Virginia’s Shenandoah National Park con el Great Smoky Mountain National Park, en donde se unen los límites de North Carolina y Tennessee.
Los pueblos que se atraviesan incluyen Boone y Ashville en Carolina del Norte y Galax y Roanoke en Virginia, con Charlottesville a tan solo unas pocas millas de allí. Las mayores ciudades cercanas al “Ridge” son la mismísima capital del país, Washington DC (a más o menos 200 km) y Richmond (a 150 km)
Un ligero desvío
Si se cuenta con el tiempo para un ligero desvío, es muy recomendable alargar un poco el viaje y tomar el Skyline Dr. La parte más septentrional del “Ridge” se encuentra con este camino de unos 160 km (que luego continua hacia en noreste) pero que aquí rodea el Rockfish Gap.
Manejar en este camino es lento de por sí (la velocidad máxima permitida es de aproximadamente 52 km/h, 35 millas por hora) lo cual lo “fuerza” a uno a ser consciente del bellísimo paisaje que atraviesa (flores silvestres en las laderas en primavera, deslumbrantes colores en el otoño, e increíbles cielos celestes en verano).
El Shenandoah National Park rodea el Skyline Dr y tiene un excelente abanico de senderos para hiking algunos de los cuales incluyen escalamientos a cumbres de cerros desde los cuales se tienen vistas espectaculares.
En el parque hay lugares para acampar y también muy lindas cabañas para pasar la noche, lo cual invita a no andar apurado.
Algunas atracciones cercanas incluyen el vívido pueblo de montaña de Staunton, con su teatro shakesperiano, sus restaurantes del estilo “de la granja a la mesa” y un elaborado sistema de cavernas conocido como Luray Caverns.
Un dato adicional es que para entrar en el Skyline Dr hay que pagar 10 dólares para un pase de siete días (15, en el verano) lo cual no es un peaje sino un cargo de admisión por entrar al parque nacional. Los fines de semana el tráfico es denso.
Cuándo ir
Hay que tener en cuenta que el clima puede variar bastante de acuerdo a la altura en la que uno se encuentre. Mientras las cimas de las montañas permanecen nevadas en invierno, los valles suelen estar agradables.
Los Centros de Visitantes están abiertos de abril a octubre. Mayo es el mejor mes para ver flores salvajes por todas partes, si bien la mayor parte de la gente viene para la caída de las hojas y el cambio de colores del paisaje en otoño. La primavera y el otoño son buenas épocas para hacer avistaje de pájaros con más de 160 especies identificadas a lo largo del recorrido. En el verano y en el otoño, el parque está repleto de gente. Es para tener en cuenta.
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FUENTE: INFOBAE NOTICIAS
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