Balazos contra diputados: hay un único antecedente en 1984 en el estacionamiento del Congreso

Basualdo salió ileso del ataque. Él mismo lo repelió, ya que portaba un arma. El dirigente justicialista Lorenzo Pepe, que por entonces también era legislador, recordó el hecho para Infobae: “Fue en los primeros tiempos de la democracia, en las primeras sesiones del Congreso. Los diputados no sólo tenían derecho de portación de armas, sino que la misma Cámara le proveía una pistola 9 milímetros al que la solicitara. Yo no la tenía, pero Basualdo sí. Era diputado por la provincia de Buenos Aires. Sacó su arma y repelió el ataque. Los individuos se dieron a la fuga y nunca se los identificó. Afortunadamente no lo hirieron”.

Ese día, la sesión había terminado tarde, como suele suceder en la cámara. Todavía no estaba habilitado el estacionamiento en el subsuelo del anexo, por lo que los diputados dejaban sus vehículos en el parking subterráneo de la plaza de los dos Congresos. Cuando Basualdo se acercó a su auto, empezaron los disparos. El diputado sacó su arma y respondió. Eran dos o más individuos parapetados detrás de otro vehículo que, frente a la reacción del legislador, se dieron a la fuga.

La democracia recuperada daba sus primeros pasos. Las elecciones habían tenido lugar el 30 de octubre y el nuevo gobierno, así como la nueva legislatura, habían jurado el 10 de diciembre. Por lo tanto, 1984 fue el primer año de actividad parlamentaria normal luego del cierre del Congreso tras el golpe de Estado de 1976.

Lorenzo Pepe considera que el ataque pudo haber sido simplemente porque era diputado. Le pudo tocar a cualquier legislador. También Jorge Vanossi, que era diputado por el radicalismo en ese entonces, recuerda que se vivía bajo un clima de constantes amenazas en el Congreso.  Sin embargo, en aquel entonces, en los medios y en los círculos políticos se vinculó el ataque con la investigación de un negociado del Proceso.

Había varias iniciativas parlamentarias destinadas a investigar diferentes aspectos de lo ocurrido durante los siete años de dictadura. Una de esas comisiones fue la que se ocupó de revisar el llamado “negociado de la Ítalo”, en referencia a la escandalosa estatización de la Compañía Ítalo Argentina de Electricidad, un muy buen negocio para sus accionistas y pésimo para el Estado.

Una iniciativa que, por otra parte, iba a contramano de la filosofía privatista del Proceso. Pero un repaso por los nombres de algunos de sus directivos y accionistas lo explica todo: Francisco Soldati, Roberto Alemann, Nicanor Costa Méndez y el mismísimo Alfredo Martínez de Hoz.

La comisión que investigaba el caso, y de la que Héctor Basualdo era integrante, había comenzado a citar a todos los involucrados para escuchar sus explicaciones. Por lo tanto, cuando fue atacado, se pensó que podía haber habido un vínculo con esa investigación.

Por entonces, operaban muchas bandas formadas por lo que se llamaba “mano de obra desocupada”, en referencia a represores que habían sido exonerados de las distintas fuerzas, y que se dedicaban a crear este clima enrarecido o al delito común, como el secuestro extorsivo.

Jorge Vanossi recuerda incluso que su nombre y el de Balbino Zubiri, otro diputado radical -ambos estaban en la comisión que seguía los juicios a las Juntas-, aparecieron en una lista de posibles blancos de secuestro en poder de un miembro de la banda de Aníbal Gordon.

El nombre completo de la comisión especial era “Investigadora de presuntas irregularidades cometidas al ser transferida al Estado argentino la Compañía Ítalo Argentina de Electricidad S.A.”  y había sido creada por resolución de la Cámara de Diputados el 15 de marzo de 1984.

Su presidente era Guillermo Tello Rosas, diputado radical por la Capital Federal. Héctor Basualdo, del PJ y de la provincia de Buenos Aires, era el vicepresidente de la comisión. A ellos se agregaban un secretario y cinco vocales, entre los que estaba Julio César Aráoz, que más tarde fue ministro de Salud de Carlos Menem, entre otros cargos.

Lorenzo Pepe se muestra muy preocupado por el atentado contra el diputado Héctor Olivares y su asesor Miguel Yadón. Además de solidarizarse con el bloque radical, piensa que hay que reflexionar sobre la gravedad del hecho y estrechar filas para que nunca en la política se diriman diferencias apelando a la violencia.

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FUENTE: INFOBAE NOTICIAS

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