“La importancia de la Avenida de Mayo es que transformó el concepto de aldea en el de Gran Ciudad y puso al país a la altura del resto del mundo”, dice Manuel Novo, director de la Asociación Amigos de la Avenida de Mayo, para explicar la trascendencia histórica y cultural del primer boulevard sudamericano. Esta avenida, que constituye uno de los ejes del casco histórico de la ciudad y configura el crecimiento de la trama urbana, se caracteriza por una variedad estilística y una riqueza escultórica y arquitectónica, reflejada en sus edificios de estilo art nouveau, neoclásico y ecléctico.
Pero también es conocida por ser espacio de continuas manifestaciones y marchas, resultado de que sea la vía que conecta el Poder Ejecutivo, ubicado en la Casa Rosada, con el Poder Legislativo, en el Congreso. Lo que ha llevado a que algunos digan: “Lo bueno y lo malo de la política se refleja en la Avenida, cuando el país entra en crisis la Avenida entra en crisis”. Estas crisis también se reflejan en sus veredas, en las fachadas de sus edificios y en su vitalidad como casco histórico.
Debido a los destrozos y daños causados durante las marchas y el paso de los años, el gobierno porteño lanzó un proyecto de revitalización de la Avenida de Mayo, que consiste en tres ejes: restauración, conservación e iluminación.
“Con estas tareas buscamos recuperar el patrimonio y revalorizar sus obras arquitectónicas que enriquecen culturalmente a la Ciudad, y que le brindan un carácter particular y representativo a nivel nacional e internacional”, explica Eduardo Macchiavelli, ministro de Ambiente y Espacio Público de la Ciudad de Buenos Aires.
Las tareas que se llevarán a cabo con este proyecto son: limpieza de las fachadas, recuperación del sustrato original y/o revestimiento simil piedra, retiro y reubicación de equipos de aire acondicionado y cortinas de enrollar, retiro de todo elemento que afecte la estética del edificio, restauración y consolidación de revoques, recuperación estética y ordenamiento y readecuación del basamento comercial.
Entre las fachadas a remodelar se encuentran:
Avenida de Mayo 953, la ex Casa América. Es de 1925. Su elevada edificación y torre lograron delinear un nuevo perfil urbano. La obra fue proyectada por el Arquitecto Arnoldo Albertolli. Ofrece un basamento edilicio distinguido, en el que se destaca el tratamiento murario de su almohadillado -como la gran vidriera comercial que albergó durante décadas a la reconocida “Casa América” dedicada a la venta de instrumentos musicales-. El local fue propiedad de Stahlberg, Rigotti y Zanoli siendo la sucursal más grande de Buenos Aires. Cerró sus puertas en la década de 1990.
Avenida de Mayo 962, la anterior Compañía de Seguros España y Río de La Plata. Es de la década de 1920. Conserva aún en su portal la placa de la “Compañía de Seguros España y Río de la Plata”. La obra, con una reconocible influencia del clasicismo francés, se destaca por su remate en mansarda, su simetría con un volumen central saliente en los pisos altos y una arcada en el basamento comercial que demarca el eje de la fachada.
Avenida de Mayo 1297, Hotel Chile. Fue proyectado por Louis Dubois y se terminó de construir en 1907. Es uno de los ejemplos representativos del art nouveau en Buenos Aires. La pizarra del tejado fue reemplazada por chapa y nunca se restauró el remate original. Con sentido de unidad, su fachada combina entre sí líneas curvas que encierran superficies de mosaicos decorados, con trabajos de herrería típicamente art nouveau y un destacable remate de mansarda y cúpula. Esta última, con una particular estructura de madera de formas bulbosas y caladuras y coronada por dos pináculos de zinc, era una pieza única en toda la ciudad. Debido a un incendio en 1988 el remate desapareció junto a la mansarda de pizarra que fue reemplazada posteriormente por una cubierta de zinc. Aun así, el Gobierno porteño está trabajando en su remodelación. El Hotel Chile fue uno de los últimos en sumarse al auge de la industria hotelera en la avenida y mantiene aún hoy su función original.
Avenida de Mayo 1354, el Pasaje Barolo. Fue obra del arquitecto A. Solari. La obra se desarrolla en cinco niveles sobre su basamento comercial, en que se vislumbra una influencia estilística de art noveau. El arquitecto se inspiró en la Divina Comedia de Dante para su ejecución, por eso el edificio está colmado de simbolismo y alegorías a la obra del italiano. Es reconocido como “uno de los edificios más ricos en historia de la Avenida de Mayo”, según el director de la AAAM (Asociación Amigos de la Av. de Mayo).
Otros edificios que también serán restaurados son los ubicados en Avenida de Mayo 857, 984, 1104, 1147, 1161 y 1201.
Además, esta intervención integral se corona con la implementación de iluminación arquitectónica con tecnología LED, ubicada bajo las condiciones de menor impacto y visión, distinguiendo los elementos arquitectónicos y escultóricos más significativos.
El Plan de Iluminación de Fachadas contempla incorporar una selectiva iluminación sobre sus frentes singulares con el objetivo de revalorizar sus rasgos de art nouveau, art decó y neoclásicos a través de la luz.
Estas intervenciones tendrán en cuenta el carácter de reversibilidad, dado que las instalaciones proyectadas podrán ser desmontadas y removidas de su sitio. Además de que se llevarán a cabo bajo el concepto de menor recorrido en las instalaciones y trayectorias, y la mínima agresión al edificio.
Las fachadas intervenidas lumínicamente serán: el Palacio Ortiz-Basualdo, el Hotel Astoria, y el Gran Hotel España, entre otros 11 edificios.
Macchiavelli entiende las fachadas como “un nexo entre el ámbito público y el privado” y coincide con Novo: “La única forma de hacer que este casco histórico se revitalice es con el comercio y las viviendas permanentes, y esto se logra, mediante el trabajo en conjunto del ámbito público y privado. El Estado tiene que mantener los monumentos, museos, proveer seguridad, iluminación y limpieza. Y corresponde a la gestión privada, mantener los locales, generar servicio y dar promoción, en definitiva, generar movimiento comercial”.
Para el director de la AAAM, esta acción del Gobierno porteño representa “una toma de conciencia, un cambio respecto al cuidado de lo patrimonial”, pero, admite que aún falta acomodar el “delicado tema de las marchas”, que con sus destrozos continuos ralentizan el desarrollo del proyecto. Como sucedió este año, con los destrozos en la Plaza Congreso a la semana de su inauguración y, en la Plaza de Mayo, a las 48 horas de su renovación.
Aun así, estos proyectos muestran positivamente “el cambio de un país que deja atrás la etapa de inmadurez y pasa a ser un país en serio”, dice Novo. Un país que vuelve, como la generación del 80, su vista a la Avenida de Mayo como baluarte cultural de la Nación y como eje de poder y expresión social.
FUENTE: INFOBAE NOTICIAS
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