Asia, reforzada por su lucha contra la pandemia del covid-19 mientras Estados Unidos vive en plena transición, llega en posición de fuerza al Foro Económico Mundial, que abandona este año las nieves de Davos y opta por un formato totalmente virtual.
En la pasada edición 2020, la élite mundial había empezado a inquietarse por la aparición de una misteriosa epidemia en China, aunque se interesó más por el enfrentamiento a distancia entre Donald Trump y Greta Thunberg.
En los meses siguientes, la epidemia ha devastado las economías, dejando sin trabajo a millones de personas, pero el continente asiático ya exhibe una recuperación notable en víspera de esta edición 2021, que se celebra del lunes al viernes sobre el tema “Un año crucial para reconstruir la confianza”.
El invitado estrella será el presidente chino Xi Jinping, que dará un discurso en la apertura el lunes.
Europa estará presente a través del presidente francés Emmanuel Macron, la canciller alemana Angela Merkel o la presidenta de la Comisión europea Ursula von der Leyen.
La novísima administración de Joe Biden ha decidido retornar al multilateralismo aunque ello no pasa por Davos, una cita que suelen eludir los inquilinos de la Casa Blanca.
Donald Trump constituyó un excepción, pues acudió dos veces al foro, sintiéndose a gusto en ese mundo de empresarios. Antes que él, solo un presidente viajó a Davos, y una única vez: Bill Clinton.
Además del mandatario chino, Asia está representada por el presidente surcoreano y los primeros ministros indio y japonés.
Tras esta primera sesión virtual, “Davos” se desplazará en mayo a Singapur, lejos de la estación de esquí suiza donde se celebra habitualmente el evento creado en 1971 por el profesor alemán Klaus Schwab.
La razón aducida es la “seguridad sanitaria”, puesto que la ciudad-Estado asiática sólo deplora hasta ahora 29 muertos, y es considerada más segura que Ginebra, que fue preseleccionada también como posible alternativa.
En efecto, es difícil para los organizadores del Foro Económico Mundial pasar a una fase totalmente virtual. Para los grandes empresarios que pagan miles de euros su participación en el foro, el interés reside menos en el programa oficial que en los negocios cerrados en los lujosos hoteles.
Según un estudio de la aseguradora Euler Hermès publicado esta semana, desde 2002 “el centro de gravedad económico del mundo” se ha desplazado gradualmente hacia Asia.
Ahora, la epidemia de covid-19, que el continente asiático ha superado antes, debería acelerar ese movimiento: los economistas anticipan que el PIB chino debe igualar al de Estados Unidos en 2030, dos años antes de lo previsto antes de la crisis.
– Replantearse el capitalismo –
Xi Jinping ya había subido a la tribuna de Davos en 2017, y para gran alegría de un público entregado a la causa, se erigió entonces en campeón del libre comercio frente a las tentaciones proteccionistas de Donald Trump.
Ello ocurrió muy poco antes de que el multimillonario republicano fuera investido y que Joe Biden, entonces vicepresidente de Barack Obama, abandonara el cargo.
Esta vez Estados Unidos estará representado por John Kerry, enviado especial por el clima, que será sin duda bien acogido tras la decisión del nuevo presidente demócrata de que su país reintegre el acuerdo de París.
“Promover un nuevo contrato social”, “replantearse el consumo en favor de un futuro sostenible”, “construir una economía positiva para la naturaleza”: los títulos de los talleres del Foro tienen, también este año, reminiscencias dignas de Porto Alegre, ciudad de Brasil que albergó entre 2001 y 2005 el “Foro Social Mundial”, una especie de contra-Davos.
En una tribuna publicada en el sitio Project Syndicate a mediados de enero, Klaus Schwab instó a “replantearse el capitalismo” a la luz de una pandemia que ha “exacerbado las desigualdades”.
Por su parte, la ONG Oxfam, en su habitual llamada al orden a la élite de Davos, publicará el lunes su tradicional informe sobre las diferencias de riqueza en el mundo.
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FUENTE: INFOBAE NOTICIAS
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