(Enviada especial a Roma) Esta semana se reinauguró la Casa Argentina en Roma, una sede para exhibiciones, estrenos de cine y actividades de promoción. Tras la crisis del 2001 el consulado tuvo que trasladarse a ese estupendo piso de la Via Veneto 7, edificio construído por el prestigioso arquitecto Gino Coppedé, y las actividades culturales no tuvieron el suficiente despliegue. Ahora la Casa Argentina luce con un esplendor más cercano a su primera inauguración, en 1965, y la sala principal fue bautizada como “Lola Mora”, en homenaje a la escultura argentina que 1897 se instaló en esta capital, donde por más de una década tuvo su vivienda-taller.
En este momento hay una muestra del arquitecto ítalo-argentino Francisco Salamone, que construyó más de 60 edificios en 25 municipios de la provincia de Buenos Aires, todos de una llamativa grandiosidad, que se siguen destacando en los pueblos de la llanura pampeana. Mientras tanto, siguen funcionando los cursos de castellano que se brindan en la biblioteca que tiene 4000 ejemplares de novelas argentinas y se busca contactar al INCAA para que facilite películas de reciente estreno para exhibir en el auditorio de cine “Fernando Birri”.
Pero las actividades culturales no es lo único a lo que se abocan los argentinos en Italia, a pesar de que el intercambio comercial apenas asciende a 1500 millones de dólares tanto en importación como en exportación, promedio, en los últimos años. Es que nuestros coterráneos viajan a este país en forma continua, no solo a las zonas más turísticas, sino también a regiones como el Piamonte, sin siquiera quedarse un día en Roma.
Tanto es así que, desde agosto del año pasado, Aerolíneas Argentinas tiene un vuelo diario al Aeropuerto Fiumicino, que fue promocionado en los buses turísticos que recorren Roma. Sumado al que tiene Alitalia, hay entonces dos vuelos diarios directos entre ambas ciudades, que siempre viajan llenos.
Sucede que, a pesar de que el intercambio comercial no es importante, en la Argentina hay 200 empresas italianas, algunas que pasaron por difíciles momentos y hoy están realizando importantes inversiones, como el caso de Edesur (operada por Enel), y otras que aún en momentos muy críticos no dejaron de obtener ingresos, como el caso de la Fernet Branca, cuyo 70% de facturación global proviene de nuestro país.
“No es fácilmente mensurable la relación que hay entre Italia y Argentina”, aseguró a Infobae el embajador Tomás Ferrari. “Además de Gonzalo Iguaín, contratado por el Juventus, hay otros 250 jugadores argentinos en distintas ligas de fútbol, y ni qué decir en voley, basket, rugby. A esto se suma la cooperación científica a través del INVAP, que está desarrollando una constelación de satélites, y la gran variedad de acuerdos entre universidades”, agregó.
La cantidad de emprendimientos parece infinita, y muchos son prácticamente desconocidos por la gran opinión pública. Es el caso, por ejemplo, del laboratorio subterráneo que se está realizando bajo el túnel de Agua Negra que se está construyendo entre San Juan y Chile, uno de los cuatro en el mundo, donde se hacen experimentos protegidos de toda contaminación. Los otros tres están en China, en Canadá y en la montaña Gran Sasso (LNGS), la más alta del centro de Italia.
El laboratorio subterráneo se llama ANDES (Agua Negra Dee Experiment Site) estará a 1500 metros bajo tierra y será manejado por un consorcio de países latinoamericanos, semejante al CERN (el mayor laboratorio de investigación en física de partículas del mundo) europeo, que podrá abordar temas de geociencias, biología, climatología y medio ambiente, entre gran cantidad de áreas de investigación.
En mayo del año pasado, el presidente Sergio Mattarella visitó la Argentina con 40 empresarios italianos, entre ellos, los directivos de Pirelli, Ghella, Ferrovie del Stato, Fiat, tractores Carraro. Sin embargo, el presidente Mauricio Macri no vino todavía en visita oficial a Italia, ya que las dos veces que viajó, lo hizo para asistir al Vaticano, para realizar la visita de Estado al papa Francisco, en febrero de 2016, y para asistir a la canonización del Cura Brochero, en octubre de ese mismo año.
Macri no pudo superar el duro traspié político que tuvo el ex primer ministro Matteo Renzi, con quien había logrado una fuerte empatía. Quizás la juventud -tiene 42 años- hizo que el italiano confiara demasiado en su propia fuerza, y en 2016 llamó a votar en un referéndum una serie de reformas que tenían respaldo popular e, incluso, de las instituciones que se proponía reducir, pero un manejo político personalista transformó lo que parecía en una victoria segura, en una inesperada derrota. A Renzi lo sucedió quien fuera su ministro de Relaciones Exteriores, Paolo Gentiloni, un hombre sin el carisma de su antecesor pero que está llevando razonablemente ordenadas las riendas de la economía y de las elecciones generales que se realizarán el 4 de marzo.
Desde la embajada argentina en Roma, también se colabora en la puesta del pabellón argentino alquilado por 22 años, desde 2012, en la Bienal de Venecia. El año pasado, se expuso “El problema del caballo”, de la artista Claudia Fontes, que causó especial impacto, al punto que se trató de la obra con más repercusión en las redes sociales italianas.
Tanta actividad, sin embargo, no exime al Palazzo del Esquilino, sede de la embajada, de los problemas del tiempo. Propiedad de la Argentina desde 1889 -cuando lo comprara Miguel Angel Juárez Celman- y luego de casi 130 años sin ninguna reparación estructural, está en una situación deplorable, con rajaduras que están a la vista, problemas con los cables de la electricidad que aún son de tela, y serias dificultades para calefaccionar.
FUENTE: INFOBAE NOTICIAS
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