AMIA: 25 años sin justicia

(Foto: Reuters)
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El ejercicio de la memoria es relevante. Es un valor que debemos preservar, pero no desde una perspectiva utilitaria. No se hace memoria para obtener resultados, la memoria es necesaria porque en un futuro no sólo no olvidaremos el pasado sino que reviviremos el hecho como testigos de lo que sucedió. Y esa agenda no es de la comunidad judía, es de la sociedad argentina.

El atentado a la embajada de Israel Argentina marcó el escenario geopolítico de una nueva forma de terror. En el año 1992, Buenos Aires fue el epicentro del horror mundial, de la mano del primer acto de terrorismo internacional. Sin embargo, a diferencia de lo que pasó luego en otros lugares como las Torres Gemelas o Atocha, no se encontraron los responsables. Fuimos los primeros en padecer un atentado terrorista y pareciera que seremos los últimos en encontrar justicia.

El primer ataque, la embajada de Israel. El segundo, dos años más tarde, el 18 de julio de 1994 nos hizo revivir el terror.

Hoy, sigue siendo un compromiso de todos los sectores sociales cambiar la situación, porque no se trata de un problema de una comunidad, es de todos. Las víctimas no distinguieron credo ni ideología, el blanco fue la ciudadanía. Esto significa que no sólo una minoría deba responder por el agravio a toda una nación.

Los diputados y senadores tienen pendiente avanzar con el juicio en ausencia como una herramienta para no dejar este pasivo, algo que sólo se resuelve con las instituciones. Porque, lo que sucedió finalmente con la muerte del fiscal de la nación, Alberto Nisman, fue un tercer atentado. Mataron al fiscal, a la vez que también mataron las causas, que no avanzan. Este caso permite determinar una trazabilidad verificable en el Memorándum de Irán y la muerte de Nisman. Sin embargo, luego de todos estos años, no hay nadie que pueda responder a las preguntas que hay que contestar.

El juicio en ausencia es un debate legislativo que tendrá que articularse entre la Justicia y el Congreso para poder profundizar las pruebas contundentes que hay en el expediente. La participación de funcionarios iraníes es evidente, tienen sus alertas en Interpol y se solicitó su presencia en reiteradas oportunidades. Cabe remarcar que el memorándum con Irán, más allá de haber sido declarado inconstitucional, representa un acto de traición premeditada con el fin evidente de otorgarle impunidad a Irán, sin que sepamos aún a cambio de que.

Asimismo, un tema muy importante es con qué criterio Argentina va a tipificar a las organizaciones terroristas internacionales, ya que habilita dos caminos: a través de un listado de organizaciones consideradas terroristas, similar a la práctica que lleva adelante Estados Unidos; o bien, la que considero mejor para Argentina, que identifica a los actores que perpetraron el hecho en el territorio como parte de una organización, lo que permite culpar a quien lo hizo y declarar a esa organización terrorista, en presencia o en ausencia.

A esta altura, ya no podemos entrar en debates sobre si Hezbollah es una organización o un partido, mucho menos cuando hubo integrantes que perpetraron más de un atentado. Esa organización tiene que ser declarada terrorista por la Argentina, por lo que sucedió en nuestro territorio. Pero eso aún no está definido, hacen falta herramientas pero no para reivindicar víctimas de la comunidad judía o del estado de Israel, sino para reivindicar a todos los argentinos.

La capacidad de reaccionar ante quien perpetra un acto terrorista, que la persona sea juzgada en presencia o en ausencia, mientras la organización es declarada terrorista, implica un avance cualitativo de evolución, para dejar de ser un blanco vulnerable no solamente por el terror sino por la falta de calidad institucional y cumplimiento de las leyes que tenemos, pero que no respetamos.

Este 18 de julio seguiremos igual que hace 25 años, pidiendo justicia por el atentado a la AMIA. Es por eso que este nuevo acto debiera ser en Tribunales porque además de mantener la memoria viva, necesitamos justicia. La gratuidad de estos atentados en Argentina genera impunidad no sólo para la comunidad, sino para toda la sociedad.

Entre lo real y lo posible, teniendo pruebas de quiénes participaron, el pueblo argentino debe dejar de alimentar la impunidad. Mientras siempre podrán presentarse a un juicio en nuestro país y con la legítima defensa que el juicio en ausencia otorga y que no cancela la investigación que sigue abierta, esta institución del juicio en ausencia le da visibilidad a una justicia, para que se termine con la burla burda de una impunidad que cumple ya un cuarto de siglo. Anestesiando a una sociedad que hace actos, pero no actúa en consecuencia, más teniendo en cuenta que ya existe una primera generación de argentinos que no vivieron el atentado, pero nacieron y viven convencidos que “justicia perseguirás” es una consigna en lugar de la única respuesta posible a que no vivamos frente al silencioso triunfo de este monstruo de dos cabezas que muta y no termina, que son el terror y la impunidad.

Debemos seguir trabajando para encontrar las herramientas adecuadas para que la Justicia pueda resarcir la deuda social y el vacío que existe luego de 25 años de AMIA, 25 años sin justicia.

El autor es Secretario de Gobierno de Ambiente y Desarrollo Sustentable.



FUENTE: INFOBAE NOTICIAS

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