Pese a que este parece ser el siglo de las atrocidades, el brutal asesinato de Fernando Villavicencio conmovió al mundo. La bestialidad del operativo que puso fin a su vida y la petulancia conque las bandas criminales se atribuyeron o negaron responsabilidad en el hecho llevó a la conclusión de que el Ecuador es un narco estado a carta cabal. Se suma así a un conjunto de países que en mayor o menor grado están penetrados por el crimen organizado que dejó de ser doméstico y es ahora trasnacional. Este grupo incluye a México, Colombia, Bolivia Venezuela, Nicaragua, Haití, y Ecuador. Perú se encuentra como se dice en lenguaje de béisbol “calentando el brazo en el bullpen” para pronto iniciar su lanzamiento oficial.
Y con cada nación que se integra a este grupo se reducen las probabilidades de que la región alcance la libertad y el desarrollo. Surge entonces la pregunta ¿de que se ocupan las elites de la región? Porque evidentemente la estabilidad democrática y el desarrollo no están en sus agendas. Si lo estuvieran se habría iniciado un proceso de combate al crimen organizado similar al que se produjo en Estados Unidos cuando la sociedad decidió acabar con la Cosa Nostra e instauro las leyes RICO. En la región lo más similar a una respuesta holística y estratégica una amenaza se produjo cuando los precios del petróleo se dispararon luego del embargo Árabe. El shock energético llevó a la región a hetereogenizar la matriz energética sustituyendo las energía fósiles por hidroeléctrica y luego por otras fuentes renovables. Hoy Uruguay cubre el 95% de su demanda energética con energías renovables.
En el caso de la penetración del crimen organizado transnacional la campanada de alarma la debió dar el asesinato del candidato presidencial Luis Carlos Galán en Colombia en 1989. La muerte de Galán, sin embargo, estuvo impune por 27 años cuando se juzgó y encarceló al general Miguel Maza por su participación en el crimen ordenado por Pablo Escobar Gaviria a la sazón muerto. Sobre las redes que facilitaron el crimen nada se supo como tampoco se supo nunca quienes facilitaron el asesinato de Guillermo Cano el director del diario El Espectador en 1986. En síntesis, la sociedad colombiana prefirió mirar en otra dirección y permitir que el trafico de narcóticos equilibrara su balanza de pagos y desarrollara múltiples proyectos de infraestructura a confrontarlo con firmeza y determinación. Mas recientemente como lo prueban los trágicos sucesos del magnicidio en Haití y el asesinato de Villavicencio, Colombia exporta bandas de muerte muy similares a las que maneja el Sr Yevgeny Prigozhin para horror de africanos y ucranianos que sufren las consecuencias de su brutalidad.
En 1994 cae abatido por uno o varios pistoleros en un acto de campaña política Luis Donaldo Colosio, candidato presidencial del PRI y reconocido critico de la corrupción del sistema político mexicano y de los arreglos tras cortinas con las bandas de trafico de droga. Tampoco en este caso se supo quien o quienes fueron los autores intelectuales o quienes integraban la red que planificó y ejecutó el delito. Lo que si ocurrió fue una epidemia de muertes súbitas de las personas que de alguna manera investigaron el caso. El asesinato de Colosio era la alarma para actuar. Al no hacerlo México le abrió las puertas al crimen organizado. Hoy el país entero está tomado por las bandas criminales que desaparecen estudiantes al por mayor, ocupan autopistas y deciden quien puede o no concurrir a una justa electoral.
El asesinato de Fernando Villavicencio no solo sigue el mismo patrón de ejecución sino de tratamiento por parte de las fuerzas vivas de esa nación andina. Si bien es cierto que el gobierno de Guillermo Lasso ha actuado de manera firme y aparentemente efectiva no se ve salir de las entrañas de las fuerzas políticas o de los centros empresariales del Ecuador una estrategia de combate a lo que claramente es la más grave amenaza a la integridad política del país.
Si la inercia estratégico procedimental que ha caracterizado los últimos 34 años se entroniza posiblemente América Latina se encamine por un sendero de desestabilización similar al que hoy afecta a África, continente donde las naciones que controla el crimen organizado sirven de base para la corrupción de los sistemas económicos; la desintegración de las familias; la proliferación de grupos armados para estatales y el colapso de los servicios públicos. Un posible paso hacia la redención podría concretarse en la adopción de políticas armónicas de combate al crimen que regionalicen un conjunto de delitos de manera que las fuerzas del orden puedan combatir a los perpetradores de estos crímenes más allá de las fronteras nacionales. El esquema diseñado por los fiscales norteamericanos para establecer la legislación RICO viene a la mente. Otra seria la despenalización del consumo de drogas. Y la tercera liberar las fuerzas del mercado para que las economías crezcan a tasas mas elevadas creando mayores oportunidades para que las mayorías Latino Americanas venzan la pobreza. Pero por las declaraciones emitidas luego del asesinato de Villavicencio pareciera que estas ideas no tiene cabida en los círculos de poder de la región.
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