Amar y callar en tiempos revueltos: "El abrecartas" se estrena en el Real

Madrid, 16 feb Cuando el mundo exterior prohíbe amar, pensar o expresarse con libertad, el interior se revuelve, zozobra y gana en interés. Bajo esa premisa compuso Luis de Pablo su última ópera, “El abrecartas”, que ha vivido hoy en el Teatro Real su estreno absoluto con el aplauso sosegado si no tibio de los asistentes.
Ante una producción ardua, con muchos “hándicaps” para el oyente no versado o dado a las experimentaciones, el saludo final más vigoroso del público ha sido para su prestigioso autor, fallecido hace solo unos meses, en cuyo recuerdo han aparecido sobre el escenario su partitura manuscrita sobre un atril y una rosa roja.
Entre los invitados, no han querido perderse este estreno mundial personalidades como la vicepresidenta y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, ni el arquitecto Rafael Moneo.
Integrada por un prólogo y seis escenas, “El abrecartas” es la adaptación de la novela homónima con la que Vicente Molina Foix obtuvo el Premio Nacional de Narrativa, todo un reto por su compleja estructura sin diálogos, en la que misivas, informes policiales, notas y documentos recrean unos tiempos convulsos para la emoción libre, los de la España de la primera mitad del siglo XX.
De Pablo, que escribió esta partitura entre 2010 y 2015 en años aún prolíficos para él en el aspecto creativo, ya avisaba que era “extraordinariamente distinta” a todo lo que hubiese hecho antes, con cuplés y pasodobles tergiversados respecto a sus usos tradicionales con intencionalidad de homenaje a la música española, pero también de irreverencia a la convención.
Hay retranca e ironía en esta partitura, especialmente en el pasaje dedicado a la delación de intelectuales de izquierda, con un comisario con tesitura de contratenor (¿una parodia de la voz atiplada de Francisco Franco?) y unas “eugénicas idólatras” que, cual grupis con mantilla y peineta, persiguen y celebran la doble moral del falangista Eugenio D’Ors.
También hay erotismo en la escena del pasodoble entre hombres y en el encuentro final entre un personaje masculino y otro femenino que, en realidad, están evocando a la misma mujer ausente como examante.
Pero, sobre todos esos aspectos, la árida naturaleza atonal de la partitura de De Pablo subraya un sentimiento amargo, de pesadumbre, de vago recuerdo o fantasma de la memoria, con un texto muy recitativo que además fuerza a los tenores a mantenerse casi toda la hora y media de ópera en latitudes graves, sin vuelo.
En ausencia del compositor, quien sí ha recogido los aplausos del público ha sido Molina Foix, responsable de una adaptación que era una de las grandes dificultades de este trasvase de la literatura a la ópera, en la que personajes ficticios y reales como Federico García Lorca, Miguel Hernández o Vicente Aleixandre contribuyen por igual a tejer un relato no biográfico ni personalizado sobre las pulsiones atenazadas y los pensamientos furtivos.
Para materializar ese espacio mental ha sido fundamental la labor del director de escena, Xavier Albertí, y del escenógrafo Max Glaenzel, quienes han ideado un viejo apartado de correos como metáfora de los archivadores estancos en los que se atesora la correspondencia que no debía llegar a casa, la secreta, y que, de repente, se convierte también en depósito de cadáveres.
Muy bello y logrado es asimismo el momento en el que se compone la escritura de la carta que el personaje de Alfonso Enríquez, un profesor de arte, dirige desde la cárcel a su mujer, un proceso en el que la censura actúa en paralelo y en el que la misiva se incrusta y aferra a su autor.
“El abrecartas” ha permitido además disfrutar del debut del argentino Fabián Panisello al frente de los Pequeños Cantores de la JORCAM, así como del Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real, ampliada más allá del foso hasta los palcos por las necesidades instrumentales, como en las últimas producciones wagnerianas.
En frente, un reparto de cantantes españoles que ha dado vida a los 11 personajes, a destacar por los aplausos el trabajo del tenor Airam Hernández (García Lorca).
Han completado el elenco los también tenores Manuel Montero (Rafael), Mikeldi Atxlandabaso (Alfonso) y Jorge Rodríguez-Norton (Andrés Acero); los barítonos Borja Quiza (Aleixandre), José Antonio López (Miguel Hernández) y Vicenç Esteve (Ramiro); las mezzosopranos Ana Ibarra (Salvador / Setefilla) y Laura Vila (Sombra), así como el bajo David Sánchez (como Eugenio D’Ors) y el contratenor Gabriel Díaz (comisario).
Quedan cinco funciones más para disfrutar de este título, que tendrán lugar los días 18, 20, 22, 24 y 26 de febrero.
Javier Herrero.

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