Según definen los expertos, una alergia es una reacción exacerbada del sistema inmunitario a una sustancia que el cuerpo identifica como invasor y, al cual, clínicamente, se define como alérgeno. La mayoría puede ser tratada de forma simple, logrando una rápida disminución de los síntomas, pero cada una tiene sus particularidades y en ocasiones se requiere un abordaje más complejo.
En primer lugar hay que tener en cuenta que el sistema inmune puede reaccionar de manera eficiente -cuando puede combatir un germen y defenderse de este- en forma deficiente -que no logra defenderse de los virus externos- y aberrante -cuando se producen reacciones autoinmunes-.
Se puede ser alérgico al polen, al pasto, a los ácaros o a algún tipo de alimento sin saberlo. Por eso es sustancial conocer a través de la consulta con el especialista si se está pasando por un cuadro estacional o crónico. Una vez confirmada una de las dos posibilidades, se establecerá el tipo de tratamiento para eliminar o atemperar la problemática que se presentó.
Gustavo Marino, médico alergólogo, explicó a Infobae la importancia de detectar las alergias a tiempo para evitar que se produzca una reactividad cruzada. Esta última ocurre cuando una comida o un objeto tiene dentro de su composición la misma proteína que el alérgeno al cual la persona presenta hipersensibilidad.
No necesariamente todas las personas reaccionan a los mismos alérgenos ni presentan los mismos síntomas
“Uno de los casos más frecuentes es el de los pacientes alérgicos al látex. Ellos pueden tener rechazo a alimentos como la palta o el kiwi, porque sus componentes son muy similares”, expresó el especialista.
Sin embargo, se pueden presentar reacciones conocidas como “pseudoalergias”, en donde el mecanismo por el cual se desencadenan no es alérgico o mediado por el sistema inmunológico.
Milagros Moreno D’Anna, médica del Servicio de Alergia e Inmunología del Hospital Austral, detalló a Infobae que estos cuadros clínicos muchas veces se tratan con la misma medicación con la que se trata una alergia, pero que en su origen a nivel celular o molecular no lo son. “Hay algunas medicaciones que producen ronchas y edema facial o hacen que nuestro cuerpo se ponga todo rojo y queme, pero lo que lo origina no tiene causa alérgica“, dijo.
Es fundamental tener en cuenta que la persona que padece alergias tiene una mayor predisposición a desarrollarla si la genética lo determina de esa manera. Lo anterior no quiere decir que la herencia lo es todo, al contrario, se puede reaccionar frente a algún alimento o producto aunque la herencia diga lo contrario.
Marino resaltó la importancia de prestar atención a las señales que da el cuerpo. Los primeros síntomas suelen ser congestión nasal, conjuntivitis y, en ocasiones, problemas de asma en el caso de las alergias estacionales.
En cambio, si las reacciones no son en una época determinada y están presentes todo el año, es posible que se esté teniendo rechazo a algún alimento. “Es muy difícil detectarlo, porque algunas comidas tardan en digerirse, por ende, los efectos pueden tardar en verse”, aseguró.
Lo que creemos que pasa, lo que en realidad sucede
– “Siempre tome está medicación y nunca tuve reacción, no creo que sea la causa de mi alergia”. La alergia es una enfermedad que requiere exposición, la cual puede requerir años o solo 6 días de toma de una medicación para generar susceptibilidad.
– “Soy alérgica al humo de cigarrillo, me puedo hacer una prueba de alergia”. El humo es irritativo, entonces puede exagerar o desencadenar síntomas de tipo alérgico, como estornudos. No se puede tomar un gas y hacer una prueba. Sí se puede saber si hay alergia a la planta del tabaco: generalmente se estudia a quienes manipulan tabaco y que presentan dermatitis de contacto.
– Tips y consejos para reducir la exposición a los pólenes
– Protegerse los ojos con anteojos.
– No dejar abiertas las ventanas para dormir, ya que, por lo general, la polinización ocurre a la madrugada y por la tarde.
– Cambiar el filtro de polen o antipolen de los autos.
– Limpiar regularmente los filtros de los aires acondicionados.
– Limpiar las aspas de ventiladores.
– Reducir la salida al exterior en las últimas 2 horas de la mañana y las primera 2 horas de la tarde, que es cuando hay mayor polinización (en las época de primavera/otoño). Evitar colgar ropa en el mismo horario.
– Los días de primavera y otoño con viento y sol son los momentos en donde hay más polen en el aire.
– No consumir miel.
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FUENTE: INFOBAE NOTICIAS
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