Tras probar con creces su destreza sobre tierra batida, el español Carlos Alcaraz, entrenado física y mentalmente para partidos largos, se muestra satisfecho de su juego “impredecible, dinámico y divertido” sobre la hierba de Wimbledon, cuyo público ya tiene en el bolsillo.
El alemán Jan-Lennard Struff, de 32 años, fue su primera víctima el lunes en primera ronda.
Pese a su 1,93 metros de altura y peligroso saque, el 155º del mundo no logró doblegar al joven español, que jugaba solo su segundo partido sobre césped tras pasar en 2021 a la segunda ronda de Wimbledon, donde el año pasado había sido invitado por los organizadores.
“No sabíamos qué esperar de él en hierba porque sólo había jugado una vez en Wimbledon y no jugó ningún torneo de preparación”, pero “bueno, ha jugado bien”, reconoció el alemán, que pese a ver la victoria al alcance de su mano en el cuarto set acabó perdiendo por 4-6, 7-5, 4-6, 7-6 (7/3), 6-4 en cuatro horas y diez minutos.
Alcaraz, de 19 años, ha pasado de ser un prometedor joven talento el año pasado a séptimo de la clasificación mundial, triunfando en pista dura y derrotando tanto a Rafa Nadal como a Novak Djokovic en tierra batida para coronarse en mayo con el título del Abierto de Madrid.
Este año en Wimbledon reconoció no ser “un tenista experimentado sobre hierba”.
“Pero mi nivel es bueno ahora y mejoraré”, dijo con confianza tras ganar su primer partido, explicando haber trabajado “el físico y la mentalidad para los partidos muy largos, por lo que “al quinto set creo que tengo ventaja”.
También el año pasado había pasado a segunda ronda tras imponerse en cinco difíciles sets.
“Empecé en Wimbledon el año pasado con cinco sets y este año hago lo mismo, esto quiere decir que me gusta jugar sobre hierba, que no quiero salir de la pista”, bromeó haciendo estallar en carcajadas al público de la pista N.1 del All England Club londinense, que vibró con su partido, jaleando y haciendo la ola para animarle cuando el alemán parecía encaminado a eliminarlo.
– “La gente se divierte” –
“Hay jugadores que le gustan al público y creo que les gusta mi juego, con grandes puntos, un juego impredecible, dinámico”, admitió. “La gente se divierte”, considera con una gran sonrisa.
El lunes se mostró muy satisfecho con sus desplazamientos sobre hierba, donde todo va más rápido. “No me esperaba moverme como lo he hecho hoy”, afirmó.
Y estuvo inspiradísimo con el saque, un factor esencial en césped, marcando 30 aces. “Fue una de las claves por las cuales he ganado el partido”, consideró.
Su compatriota Rafa Nadal, de 36 años, rey de la tierra batida con una reciente 14ª victoria en Roland Garros, y dos sobre la hierba de Wimbledon, 2008 y 2010, considera que Alcaraz puede “subir mucho a la red” y “se mueve muy bien”.
El joven español admite sin embargo que otros evolucionan mejor que él sobre esta superficie y que “debe mejorar” aspectos como el saque y bolea.
En el primer partido “lo intenté dos veces y perdí cada vez, así que no quise probar una vez más”, explicó, estimándose “no lo suficientemente rápido al subir a la red”.
Pese a las “dificultades”, Carlos dejó claro lo que es capaz de hacer, con golpes como un demencial passing de revés cruzado en el tie-break del cuarto set contra Struff, que le permitió dar la vuelta a un partido hasta entonces en su contra.
“No sé cómo lo hizo (…) fue increíble. Yo lo había hecho todo bien en ese punto, le había presionado, había subido a la red, había cubierto el pase en largo, el pase cruzado (…) pero no el ángulo que encontró”, explicó el alemán.
Consciente de que no es favorito en Wimbledon, el joven español está decidido a divertirse y seguir aprendiendo: “para mí, jugar sobre hierba es tan bonito…”, afirma.
acc/psr
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