Muestra y desfila ropa ajustada y de muchos colores, desafía las costumbres, interpela, provoca. Hay personas muy jóvenes que nos proponen repensar viejos paradigmas. Agustina Cabaleiro tiene 27 años, es licenciada en publicidad, influencer, activista. Desde las redes sociales @onlinemami cuenta, explica y milita Body Positive. Fue tapa de revistas de moda.
— ¿Cuánto te afectaba la mirada del otro sobre la gordura cuando eras chiquita?
— Me afectaba muchísimo. Sería muy inocente de mi parte decir que no me afecta más, hay días en los que me siento mal. No sé, alguien me dice algo feo en Instagram, en Twitter y obviamente me siento mal. De chiquita me afectaba mucho más, por la edad tenés menos herramientas para defenderte. Cuando sos chiquita un nene en el jardín te molesta y llegás llorando a tu casa, y cuando estás en primaria o en secundaria y no te invitan a la fiesta matiné…
“ME HICIERON BULLYNG DESDE QUE TENGO USO DE RAZÓN”
— ¿Te acordás de estar en jardín de infantes o en la primaria y sentirte muy mal?
-Sí, re. Me hicieron bullying desde que tengo uso de razón. Ese bullying fue escalando según la edad y según la etapa escolar, porque cuando estás en jardín te ponen boligoma en el pelo y cuando estás en el secundario te dicen cosas feas y te revisan la mochila. Va escalando. Yo no recuerdo un momento de mi paso por la escuela donde no me hayan hecho bullying.
— ¿Qué crees que les molestaba a los otros chicos?
— Tiene que ver mucho con lo que los chicos maman en casa y lo que aprenden de los padres. ¿Por qué un nene de 4 años o de 5 años entiende que sos gordo y que por eso se tiene que reír? Lo que está bien, lo que está mal, lo que es lindo, lo que es feo, lo que es distinto, es algo que claramente se aprende en casa.
— Se aprende que ser gorda está mal.
— Exactamente. Y eso después lo replicás en tus entornos con tus herramientas. La palabra bullying como fenómeno no existía o al menos no se analizaba. El colegio tampoco daba una respuesta muy certera porque no sabían qué hacer, recién ahora se está hablando de eso.
— Ibas a tu casa, contabas y ¿qué decían tus papás?
— Mi mamá había vivido lo mismo en su juventud y en su niñez. “No les des bola, mirá para otro lado, lo hacen porque saben que te molesta”. Intentaba darme herramientas para que me defendiera sin pedir ayuda a otros entornos. Que yo me hiciera cargo, entre comillas, de lo que me había tocado vivir por haber nacido en este cuerpo. Era el dolor de no saber cómo ayudar.
— ¿Y cuando eras adolescente?
— Teníamos fiestas de 15 ponele y nos juntábamos todas a vestirnos juntas en la casa de una. Nos prestábamos ropa. Yo no iba. Y no es que me decían “vos no vengas porque sos gorda y sos fea”, eran mis amigas, no iba porque yo no quería, porque sabía que no iba a conseguir esa ropa, porque no había lugares donde vestirme, no había marcas de ningún tipo.
— No había ropa para vos.
— No había ropa. Yo me vestía con cosas que me hacía mi abuela. Comprábamos tela y me cosía la ropa. Había un local en San Fernando con una vendedora buena onda, y nos traía las cosas que me entraban. Obviamente nada era tendencia, nada de moda, nada joven. Todo de adulto, y yo tenía 13 años. Encontrar un vestido era como La aventura del hombre. Nadie te puede prestar y vos no podés prestar a nadie porque no les va y no te va a ir. Después, más grande, empecé a salir.
“TUS AMIGAS NO ME AVISARON QUE IBA A VENIR UNA GORDA CON ELLAS”
— ¿Dejaste de salir y de hacer cosas?
— Sí, obvio. Hay millones de cosas que no hago o que no hice. Hablando particularmente de las fiestas, hay ciertos sectores donde sabés que con cierto aspecto físico, cierto color de piel y cierta ropa no podés entrar, no te dejan entrar. Te dicen “esperame acá” y esperan a que te vayas. Y a veces te dicen en la cara “es porque sos gorda”, “es porque tus amigas no me avisaron que iba a venir una gorda con ellas”. O te dicen “esperame acá al costado, tené el documento en la mano que ahí vengo” y nunca vienen, pasan los minutos y te terminás yendo a tu casa.
“CUANDO SOS UNA MUJER GORDA NO CATALOGÁS COMO MUJER”
— ¿“Tus amigas no me avisaron que iba a venir una gorda”? ¿Están las amigas por un lado y la gorda por otro?
— Cuando sos una mujer gorda no catalogás como mujer, básicamente. Como mujeres hay papeles que tenemos que cumplir, ya no es solamente ser ama de casa y ser madre. Tenés que ser madre, ama de casa, exitosa, porque no vas a depender de un chabón que te pague las cosas porque bla, bla, bla. ¿Qué más? Tenés que ser hot, pero no ser trola. Tenés que ser sugerente, pero no fácil porque eso es un asco. Tenés que ser atractiva porque a los chicos les gusta ver chicas atractivas, con un botón de la camisita abierto, pero el de abajo no porque eso es mucho. Ahora, una mujer gorda sugerente, un asco. ¿A quién querés calentar? Si las gordas no calientan. ¿Una mujer gorda exitosa? Si las gordas son todas torpes, todas tontas. ¿Una mujer gorda madre? ¿Para qué? Se va a reproducir y se va a morir antes de que el hijo llegue al secundario. ¿Una mujer esposa? ¿De quién? De un come gordas. Entonces, antes de ser mujer sos una gorda. O sea, no calificas ni para la opresión de la mujer, estás más abajo.
— Estudiaste publicidad.
— Yo soy licenciada en publicidad, empecé a estudiar en 2013, me recibí en el 2018. Me di cuenta de que era un ambiente desagradable. Desagradable por las publicidades que vemos y desagradable como industria. Las chicas son lindas y van en pollerita y presentan la idea a los clientes y los varones son los creativos y los que se llevan los premios internacionales. O sea, sucede. Y aparte las publicidades eran, en esa época por lo menos, un asco. Ahora hay un montón de publicidades que en ese momento no podían existir porque las hubieran bajado a los dos minutos, eso me pone muy orgullosa. Me acuerdo de la típica pregunta de primer día, “¿por qué querés estudiar publicidad?”, “¿Por qué estás en esta carrera?”. “Porque las publicidades de ahora me parecen un asco”. Así, corta. Y los profesores me decían “¿y vas a estudiar por esto?”. “Sí, porque lo quiero cambiar”. Terminé dedicándome a las redes.
— ¿Cómo eran esas publicidades?
— En cuanto al papel de la mujer hay un montón que me chocaban, que lastimaban, eran dañinas.
— Crueles.
— Crueles, sí. Crueles y estereotipadas. El lenguaje de las minas, cuando una mina dice que no en realidad es sí. Todo eso ahora parece súper grave. Que nos tenemos envidia, que no nos vestimos para varones, o que nos vestimos para que nos miren mujeres. Todas cosas que ahora parecen muy terribles y que no pasarían, en ese momento eran las publicidades que ganaban premios internacionales, las mejores agencias
— De algún modo hacés tus propias publicidades ahora.
— Sí, todo lo que aprendí en la carrera de marketing, de posicionamiento, de estrategia, etcétera, ahora lo aplico a mi propio producto, a mi propia red. Armo estrategias para mi contenido: qué contar, cómo contar, de qué quiero hablar, cómo hacer para que la gente recepcione ese mensaje. Me gusta pensar que lo aplico a mi producto o a mi marca, que soy yo. Empecé a interiorizarme mucho más en el body positive, en el activismo gordo. Empecé a conocer activistas, colegas. Hubo un gran cambio en las redes. Empezaron a penetrar un montón de mensajes de personas que hasta ese momento no habían tenido espacio.
“A MI ME GUSTABA LA MODA, PERO LA MODA NO GUSTABA DE MÍ”
— ¿Imaginabas que era posible ser la tapa de una revista de moda, por ejemplo?
— Nunca, ni siquiera lo soñé porque era imposible. Yo iba al shopping y no conseguía un jean y me iba llorando a los 12 años, ¿por qué iba a soñar que iba a estar en la tapa de una revista? Compraba revistas, las consumía y me gustaban. Pero nunca imaginé porque era inalcanzable, ni siquiera nunca se me cruzó por la cabeza “me gustaría estar”.
— ¿Siempre te gustó la ropa?
— Siempre me gustó la ropa. A mí me gustaba la moda, pero la moda no gustaba de mí. Uno a través de la ropa cuenta quién es, lo que le gusta, describe su personalidad. Parece una estupidez, pero no ir a la fiesta es que no te integren más, que te dejen de invitar, quedarte sin amigos.
Agustina tira algunos mitos abajo. Las personas gordas no suelen usar ropa ajustada, usan ropa grande. Y usan ropa negra para disimular o para esconderse. Agustina se pone ropa muy ajustada y usa todos los colores.
— ¿Cuándo empezaste disfrutarlo?
— Me enseñaron que tenia que sí o sí usar negro, la túnica que me tapa, la túnica de seda fría muy de señora grande. Tenía 20 años y pensé “hay otras posibilidades, hay otro mundo, puedo elegir”. Capaz lo pruebo y no me gusta y me vuelvo a la túnica, vuelvo a lo negro, pero se puede probar y se puede jugar, eso me empezó a pasar hace no tantos años. En Argentina hay muchas marcas emprendedoras, chiquitas, que se pusieron al hombro la inclusión de talles. Les cuesta un montón producir y sin embargo tienen talles y te dan la posibilidad de vestirte y de elegir, marcas con estilos muy coloridos, con estampados.
— ¿Te gusta especialmente la ropa ajustada?
— Me gusta mucho mezclar colores y mezclar estilos. Ajustada también.
— ¿Cómo fue la respuesta en las redes cuando vieron tu propuesta?
— El 95% de la gente que me sigue son mujeres o personas que se identifican con identidades femeninas. Creo que los alivio un poco. Antes de empezar a hacer contenido empecé en Instagram como todo el mundo: me compré esto, usen esto, estoy yendo a tal lado. Y empezaron a mandarme mensajes chicas que me seguían pero que yo no conocía. Era muy raro, decían que las ayudaba mi contenido a normalizar que básicamente podés ser gorda y hacer lo que quieras. Hacía lo que hacía el resto, subir que iba a tal lado, comprar tal ropa, qué estabas comiendo, etcétera. No lo hacía en pos de dar un ejemplo. Y esa es la respuesta que recibo hasta el día de hoy y es mi objetivo, que puedo normalizar. O sea: podés tener cualquier cuerpo y hacer lo que quieras, eso no tiene que ser una limitante, no tiene que ser determinante para tu vida.
— Te mostrás muy desinhibida, ¿siempre fuiste así o en algún momento sentiste vergüenza de mostrarte?
— No, obvio que sentí vergüenza. Porque es lo que nos enseñan. Me pasó tener 13 y todas mis amigas iban en bikini y yo estaba con la malla entera. Un poco porque no conseguía bikini y un poco porque si la conseguía igual no me la iba a poner. Cuando empecé a hacer más contenido me llegaron comentarios lindos y eso un poco te envalentona. A su vez empecé a conocer otras creadoras y a otras activistas. El feminismo tuvo mucho que ver. Cada vez empecé a mostrar más, a mostrar más, y de repente era de la malla entera a la bikini y después era del jean largo al short. Pasé muchísimos veranos con jean largo muriéndome de calor. Muchísimos veranos sin querer sacarme el buzo, sin querer ir a algún lado. Lo cuento con humor porque si no nos pegamos un corchazo. Pero es muy crudo pensar que le sigue pasando a la gente hoy en día. Le pasó a mi mamá, a nuestras abuelas, les sigue pasando a los que ahora tienen 12, 13, y les va a seguir pasando. Cada vez menos, pero va a seguir pasando.
— Contaste que en redes a veces te dicen cosas horribles. ¿Qué supones que irrita?
— Siento que lo que escapa a la norma nos molesta. Te repiten una regla toda tu vida. Ser gorda está mal y si sos gorda tenés que bajar de peso. Entonces cuando te lo repiten, te lo repiten, te lo repiten, y cuando ves que alguien no está cumpliendo esa regla sentís la necesidad de recordarle esa regla. Me llegan comentarios violentos con insultos o sin insultos. Estás haciendo algo mal, te vas a morir, ojalá te mueras. Comentarios muy violentos.
— ¿Por qué querrían que te mueras?
— Porque les recuerdo una libertad que no pueden tener básicamente. Muchas veces me acusan de ser un mal ejemplo. Como si verme a mí hiciera que la gente tipo dijera “que ganas de engordar 50 kilos ya”.
“SI SOS GORDO TE DICEN QUE ESTÁS ENFERMO”
— ¿Como si verte a vos fuera endiosar la obesidad?
— La cuestión de la salud es la más particular de todas. Hay mucha desinformación dando vueltas, muchos mensajes muy dañinos. Hay mucha gente que quiere vender productos agarrándose de la obesidad y los que caemos primeros en la volteada somos las personas gordas. La OMS define que la obesidad no es una enfermedad, es un factor de riesgo para otras enfermedades. Una nutricionista que me gusta mucho, Raquel Lobatón, habla de nutrición incluyente. Todos los cuerpos tienen que ser nutridos para ser saludables. Y ella habla del cáncer de piel. La gente que es blanca como nosotras, es mucho más propensa a tener cáncer de piel que la gente negra por ejemplo. Ahora, ser blanco no es una enfermedad acá ni en ningún lado. A nosotras no nos dicen “tenés que dejar de ser blanca porque estás promoviendo el cáncer de piel”. Entonces, ¿por qué a mí por ser gorda sí? Otra cosa que plantea la nutrición incluyente es que se puede ser saludable en cualquier tamaño. Hay un montón de factores que determinan el tamaño de un cuerpo, no son solamente la alimentación y el ejercicio. El IMC, el índice de masa corporal que es lo que determina si alguien tiene sobrepeso, es una medida que fue creada por un señor que se llamaba Adolf Quetelet y no era médico, era un matemático que sacaba esa cuenta para medir las sociedades, las poblaciones, etcétera, alrededor del 1700. En 2022 lo usamos para determinar si un cuerpo es sano o no. Una cuenta que no se aggiornó, un cálculo y un concepto tan antiguo. Cuando para ver si un cuerpo no es sano podemos analizar la diabetes, el colesterol, podemos hacer un millón de estudios. o sea, todo lo que conocemos en la medicina moderna. Esos estudios muchas veces se les niegan a las personas gordas porque si sos gordo te dicen que estás enfermo. Me dicen “cuidá tu salud” y si voy a un médico es muy probable que no me quiera hacer ningún estudio y me mande a adelgazar directamente.
— ¿Antes que nada?
— Antes que nada. Puede ser cualquier cosa, algo mal en las hormonas, un nudo en el cuello, y hasta que me tengan que abrir la jeta, pero ese médico no te va a hacer un estudio porque piensa que tiene que ver con el peso. Te manda a caminar, te manda a ver un nutricionista, a hacer una dieta, y vos te vas con ese coso a tu casa. Y esa dolencia, esa enfermedad sigue creciendo, es muy peligroso. Es muy difícil porque a veces teniendo las cosas claras igual te agarran en offside y te comes los mocos. Un médico es una persona que tiene un título, estudió una carrera. Es muy difícil contradecir a un médico y decirle “no, mira, yo leí en internet que no tenés razón”.
— ¿Alguna vez tuviste que ponerte firme?
— Me he sentado en el consultorio de una nutricionista porque me costaba ordenar las comidas y que me dijera “te haría una cirugía bariátrica”. Así, directamente. O sea, “no estás escuchando lo que te estoy diciendo”. En vez de explicarle que hay una teoría de nutrición incluyente, voy a otro médico.
— Hay gente que no puede ir a otro médico.
— Claramente no. Elegir un médico en este país y en cualquier país del mundo es un privilegio enorme. Es muy fácil decir “andá a otro médico”, pero también sería malo de mi parte decir “es tu responsabilidad explicarle al médico que está mal”.
— ¿Te divertís con esta tarea en algún momento?
— Me encanta. Mi trabajo en sí, la creación de contenido tiene un montón de cosas muy divertidas. Trabajo con ropa y me gusta la ropa, me gusta hablar con la gente y hablo con la gente. La gente me cuenta que mi mensaje la ayuda, ayudo a explicarle a la mamá que por favor no le diga a la hija que tal ropa le queda fea porque tiene que bajar de peso, o a poder decir en el colegio lo que les pasa. Mamás que me dicen “puedo con estas herramientas criar a mi hija de una manera distinta a la que me criaron a mí”. O adolescentes. Mi contenido lo consume gente de muchas edades y cada una encuentra herramientas que le sirven para atravesar la vida de una manera un poco más amena y eso es re divertido. Este trabajo también es esclarecedor, no podría estar viva si no supiera todo esto porque la estaría pasando muy mal. Cuesta un montón que me piensen no solamente como una persona gorda. Soy una mujer gorda, que no me piensen solamente como activista, que no me piensen solamente como vocera del cambio de los cuerpos, sino es como el cupo.
— “Por el tema gordura, llamala a Agus Cabaleiro”, ponele.
— Sí. Eso me pasa siempre, el cupo. El cupo de diversidad .
— Hay responsabilidad en los comunicadores, ¿qué les dirías a los comunicadores? ¿Qué es lo que no hay que decir nunca, por ejemplo?
— Qué buena pregunta. Hablándoles a los comunicadores siento que sí tenemos que ser conscientes de los mensajes que damos. Veo mucha gente recomendando rutinas de ejercicios, rutinas de alimentación, muchas tienen que ver con la salud y con bajar de peso. Pero lo que recomienda un profesional tiene que estar acompañado de estudios. No porque coma lo mismo que come una actriz de Hollywood voy a tener su cuerpo. Me puedo lastimar seriamente haciendo esa rutina de ejercicios. Hay mucha gente recomendando productos que hacen mal, no sólo que no funcionan, que hacen mal.
— ¿Productos para adelgazar?
— Hay mucha gente haciendo cosas muy feas, hablando particularmente de los cuerpos y de adelgazar. Recomiendan cosas que hacen que la gente tire la plata. Lo saben y no les importa, eso es lo más grave.
— ¿Son influencers? ¿Son famosos?
-Muchos son famosos. Muchos son influencers. Muchos también están en la tele. Las redes no son algo inocuo, no puede ser que sientas más responsabilidad al estar en un programa que al estar frente a una cámara en tu casa en Instagram.
— ¿Usas photoshop en algún caso?
— Hice un experimento social de usar Photoshop. Subí una foto mía en ropa interior photoshopeada íntegra, al límite de que se notara. Tuvo un montón de likes, 30.000 likes, “qué diosa”. Y al otro día puse un video diciendo: “¿vieron la foto que subí ayer? Estaba toda photoshopeada y nadie se dio cuenta”. Para concientizar sobre cuántas veces vemos imágenes que están súper retocadas y nos sentimos mal al compararnos con esa modelo. Y ni siquiera se ve así la modelo, porque tiene Photoshop.
— ¿Qué opinás de los programas que llevan gordos y los muestran haciendo tratamientos para adelgazar?
— Ah, ese es mi enemigo mortal. Eso es muy terrible. O sea, me voy a las piñas. Está tan mal en tantos sentidos que ni siquiera los puedo empezar a enumerar. Es lo más terrible de lo más terrible todo lo que pasa ahí adentro.
— Mostrás el camino del amor al propio cuerpo, quererse como uno es. Es un camino difícil no solamente cuando sos gordo.
— Para todes, mujer, hombre, no binarie, flaco, gordo, alto. O sea siempre falta algo. Si sos muy flaca te falta busto, te falta cintura, te falta cola. Si tenés la nariz así, o tenés granos. Por el hecho de que falte algo nos pueden vender cosas. Para una será una rutina para sacar cola, para otra será un polvito para no absorber calorías. Siempre se nos quiere vender algo. Para los varones es el gimnasio para estar todo trabado o el implante del pelo o una cirugía que te marque la barbilla, a todo el mundo le falta algo.
— ¿Te escriben con otras carencias, con otros problemas?
— Cuando me encuentro con la gente pienso que va a venir gente con cuerpos parecidos al mío, o con una edad parecida a la mía y no, viene gente más chica, más grande, con hijos, varones, gente que es súper flaca, súper hegemónica, igual les pasan cosas. Obviamente no todo el mundo sufre de la misma manera, no todas las experiencias son iguales, hay un montón de personas con vivencias e historias distintas e identidades distintas, pero es un mensaje que llega a mucha gente.
— O sea la gente odia a los gordos, odia a los demasiado flacos, odia a los que son muy morochos, son un montón los odiados.
— No es todo lo mismo. Una cosa es la gordofobia que se da a nivel de los derechos del acceso a la salud, del acceso a la ropa. Después, hablando de la belleza en particular, que es solamente una arista de lo que sufrimos las personas gordas, nadie está 100% satisfecho con su cuerpo, con su imagen, con su pelo, con su cara. Hay una cuestión particular de odio hacia los gordos, pero la que no tiene tetas es una plancha y el varón que es gordito a los 14 años quiere operarse el pecho, le hacen bullying en el colegio porque tiene los conitos. Nadie está a salvo.
— Debe ser muy difícil deconstruir y construir en Instagram, con tanto photoshop, cuerpos perfectos, personas tan felices.
— Uno de los mensajes más fuertes que promuevo es que busquemos nuestra representación. Si querés seguir a la mina que es diosa y que vive en las Maldivas, tiene la bikini así y le queda hermosa, seguila. Tratá de buscar gente que sea un poco más cercana a tu cuerpo, a tu experiencia, porque te vas a sentir mal.
— ¿Hay momentos en que aún te sentís horrible? ¿Todo eso que nos pasa a todos te pasa a veces?
— Sí, 100%. No me hago la superada. Hay días en los que me siento horrible, no quiero salir de mi cama y tengo que salir igual porque hay que ir a laburar. Me iba a poner algo, corto, apretado y colorido y prefiero ponerme algo que me tape, que me estilice. Nos va a seguir pasando para toda la vida. Porque es tan fuerte y lo tenemos tan adentro, que por más activismo, teoría, explicación, videíto de acá, video de allá, experimento social, es muy duro encontrarse con esas cosas.
— ¿Y podés identificar qué es lo que te hace más ruido cuando te bajoneás?
— Hay días que digo “tengo esta ceja más abajo que ésta”. ¿Me pongo un punto de botox? El cuerpo cambia a lo largo de los años entonces de repente esta estría está más grande, está más profunda, está más roja, la puta madre. Y te sentís culpable, yo vengo militando esto y vengo aprendiendo. O sea, encima de sentirte fea te sentís culpable. Para mí está perfecto si te sale una estría y te querés comprar la crema de no sé qué, andá reina. Lo hago, no voy a juzgar ni a palos a la gente que se opera o que va al gimnasio porque quiere no tener un rollo, porque quiere bajar. Para mí lo más importante siempre es hacer todos esos cambios sin poner nuestra salud en jaque, no bajándome cualquier receta de internet sin saber quién la recomienda y si está bien para mi cuerpo. No comprar cualquier cosa que veo en la tele porque me dijeron que con esto mi tía o vecina bajó 125 kilos. No matándome en el gimnasio a un nivel que termino que no me puedo mover. Siempre es desde el lado de la responsabilidad y desde el lado de la salud, quirófano, botox, dermatólogo. Quién soy yo para juzgar al que se quiere operar o al que se quiere poner un implante de pelo? Muy lindo sería de mi parte deconstruida decir “deberías amarte así como sos”. Es re difícil chicos, tratemos de tener la experiencia más amena posible. Lo que está bueno pensar es no poner nuestra vida en pausa mientras tanto. “No voy a hacer esto hasta que baje tantos kilos. Hasta que no tenga el culo ahí arriba. Hasta que no tenga el bigote desparejo, Hasta que no tenga más granos”. Hacete un tratamiento, hacete lo que sea, tratemos de hacer eso que íbamos a hacer en el mientras tanto.
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