Agustín Canapino ante el gran desafío de las 500 Millas: “Pasar el límite en Indianápolis es un golpe tremendo”

Llegada del auto de Canapino a Indianápolis
Agustín Canapino con el diseño especial que tendrá su auto en Indianápolis (Crédito Prensa Juncos Hollinger Racing)

Agustín Canapino pasó de manejar autos con techo y disputar carreras de 45 minutos a domar por más de dos horas un pura sangre como lo es un auto de la IndyCar. En la Argentina dejó atrás la gloria de 15 títulos nacionales (4 de TC, 2 del TC 2000, 7 del Top Race, 1 del TC Pista y 1 de la Copa Mégane) y de ser el segundo más laureado en pista detrás de Juan María Traverso (16 coronas), a comenzar de cero a sus 33 años en un mundo completamente diferente. La categoría estadounidense en la segunda más importante del planeta a nivel internacional detrás de la Fórmula 1. Luego de las cuatro primeras carreras viene cumpliendo con su adaptación y llegó la hora señalada: intentar clasificar para la 107° edición de las 500 Millas de Indianápolis que se correrán el domingo 28 de mayo.

Este martes debieron haber empezado las pruebas preliminares, pero la lluvia caída en el mítico circuito norteamericano obligó a cancelar la actividad. Por seguridad la categoría no gira con piso mojado en un óvalo. Este miércoles buscará arrancar la accción y será la primera de las cuatro prácticas que quedarán antes de la clasificación que comenzará el sábado. En estos ensayos iniciales se busca conseguir la mejor puesta a punto y la verdad será el sábado y el domingo 21 con las pruebas de clasificación que definirán la grilla de partida. Hay 34 inscriptos y largarán los 33 mejores registros.

Luego de la clasificación habrá otros dos test, el lunes 22 y el vienes 26. Por el rendimiento mostrado hasta ahora por el Titán de Arrecifes y tomando como referencia que uno de sus dos mejores resultados fue en el óvalo de Texas, todo indica que conseguirá uno de los lugares para poder formar parte de la legendaria prueba cuya primera edición fue en 1911.

Canapino corre con el equipo del argentino Ricardo Juncos a bordo de un Dallara con motor Chevrolet de 700 caballos de potencia y que en Indianápolis llega a 370 kilómetros por hora en velocidad lanzada. El vértigo y la adrenalina pura se suman por el hecho de correr entre muros y ante la latente posibilidad de un accidente en una competencia de más de tres horas. El domingo 28 se esperan 400 mil espectadores en el escenario y al ser el evento más fuerte de la temporada los pilotos pueden lucir diseños especiales en sus autos. Agustín rendirá homenaje a la selección argentina que logró el título en el Mundial Qatar 2022. Infobae habló con él y con Juncos sobre este gran desafío.

Llegada del auto de Canapino a Indianápolis
El arrecifeño busca ser el cuarto argentino que corra las 500 Millas de Indianápolis (Crédito Prensa Juncos Hollinger Racing)

“Juntar la pasión de los argentinos. Ganar el Campeonato del Mundo y Agustín manejando el auto. En mi caso particular recordar las cinco veces que competimos en las Indy 500 y transmitirle a Agustín toda la información posible, pero estas cosas hay que experimentarlas”, cuenta Juncos.

La escudería Juncos Hollinger Racing firmó un acuerdo con la AFA para el diseño especial del auto y espera poder tener algún jugador presente, algo complicado porque las ligas aún seguirán en disputa en esa fecha. “Estamos viendo la lista de invitados y quiénes podrían venir de la AFA. Todos los jugadores están al tanto y creo que van a ver la carrera como nosotros miramos los partidos de la Selección. Aparte, por lo que significa la carrera para los estadounidenses. Se corre desde 1911. Es el evento que más gente junta en un solo día, 400 mil personas. Estamos haciendo historia”, afirma.

Aunque no pierden la ilusión de una presencia en algún momento de Lionel Messi, que este fin de semana podría ser campeón con el PSG en la Ligue 1. “Será bienvenido. Le damos la bandera para que haga algo. Seguro que conseguimos una vuelta en unos de los IndyCar que tiene doble cabina y que maneja Mario Andretti”, anhela Juncos. Mientras que Canapino bromeó y lanzó, “que corra él”.

En tanto que Agustín ya giró en unos ensayos previos en Indianápolis y no tiene palabras para describir qué se siente: “No sabés lo difícil que es explicarlo. La adrenalina y dificultad es única. Toda mi vida me dediqué a los autos de carrera y cuando me experimenté esto es único. La velocidad es extrema. La dificultad es altísima. Cualquiera que tenga un concepto del óvalo, a mí se me fue todo al suelo. Es mucho más difícil y complicado de lo que parece. Todo el tiempo hay que estar procesando muchísima información. Los que tienen gran experiencia en óvalo y en las 500 Millas tienen que ir resolviendo todo lo que van haciendo arriba del auto sin tener que pensarlo y analizarlo. No hay margen de error porque se va tan rápido, a los 360/370 km/h, no podés equivocarte. Para ir rápido tenés que estar cerca del límite y podés pasarlo en cualquier momento. Pero pasar el límite en Indianápolis es un golpe tremendo. Se trata de ir coqueteando con ese límite a la hora de ir rápido, sobre todo a la hora de ir en succión (N. de la R: cuando un auto se acerca a otro y gana velocidad por no tomar el aire que toma el de adelante), que es la parte más complicada, la elección de los neumáticos”.

Buscará ser el primer argentino en largar las Indy 500 luego de 83 años tras la participación de Juan Antonio Gaudino (abandonó por una falla en el embrague de su Chrysler). Los otros compatriotas que llegaron a correrla fueron Martín de Álzaga Unzué y Raúl Riganti, quienes compitieron en 1923 con sendas Bugatti Type y abandonaron por fallas en una biela y en el tanque de nafta, respectivamente. Riganti volvió en 1933 y fue cuarto con un Chrysler y en 1940 se golpeó tras un despiste con una Maserati. En 1958 el propio Juan Manuel Fangio no pudo correrla al no tener un medio mecánico acorde en el Kurtis Kraft 500G Offenhauser. Lo propio Carlos Alberto Pairetti en 1970 con un Drake-Offenhauser.

Sobre cómo vive estas primeras carreras, Canapa confiesa que “las estoy disfrutando un montón y venimos mucho mejor de lo que imaginábamos. Terminar a tres vueltas en la primera carrera ya estábamos contentos. Vinieron los dos puestos 12° en las dos primeras carreras. En las últimas carreras no tuvimos buenos resultados, pero sí notamos una progresión constante que es el objetivo de seguir aprendiendo y evolucionando. Estoy muy concentrado todos los días para poder evolucionar de la mejor manera posible. Ahora viene lo más increíble de todo, que son las 500 Millas. Primero tenemos que clasificar y luego lo más difícil será correrla y terminarla. Y encima con este plus que logra Ricardo, se lo dije, ‘estás completamente loco. Es algo único’. Tener los colores de la selección argentina, representándolos en la carrera más prestigiosa y más difícil del mundo es una locura. Vamos a intentar llevarlo de la mejor manera posible”.

Agustín fue 12° en las dos primeras competencias en Saint Petersburgo y Texas. Abandonó en la tercera en Long Beach, donde estuvo la involuntaria maniobra de su compañero de equipo, el Callum Illot que armó una gran polémica en las redes sociales con amenazas para el piloto inglés de fanáticos argentinos, y que obligó una reacción de la categoría con un comunicado repudiando estos episodios, que no ponen en riesgo una eventual continuidad de Canapino para 2024, como las negociaciones para una posible fecha el año próximo en Termas de Río Hondo. Acerca de esas gestiones, Juncos revela que “desde que los estadounidenses se fueron quedaron muy conformes con todo. Ellos están generando el manual de operaciones que son los requisitos que necesitan presentarnos para saber si del otro lado están en condiciones de cumplir con esos requisitos. Esa es la primera parte y la segunda es que Roger Penske (dueño de la IndyCar) tiene que decidir si la quiere hacer. Nada avanzó ni fue para atrás. Tanto nosotros como la categoría tendremos dos meses muy activos como mayo y junio, pero seguramente luego seguramente nos juntaremos con Roger Penske y veremos. Por ahora no hay nada”.

Más tarde Agustín fue 26° en el primer circuito mixto que corrió, el Barber de Alabama, y 21° en el Gran Premio de Indianápolis, que se disputó en parte del trazado que corrió la F1 de 2000 a 2007. Respecto de su buena adaptación inicial, Canapino indica que “es producto de todo el trabajo en conjunto que estamos haciendo con el equipo de Ricardo. Yo siento que tengo muchísimo para evolucionar y hoy me siento otra persona. El salto es abismal y la línea de crecimiento es altísima. Por ejemplo, en la carrera en Barber, en Alabama, el resultado final no nos acompañó, pero estábamos en el puesto 19° y pensar eso en mi primera carrera en un circuito… Si tenés cuatro equipos que son los más fuertes y con el mayor presupuesto, el equipo de Ricardo, siendo nuevo, está a las claras de que puede dar pelea”.

Aunque reconoce que “me está costando. La adaptación al freno, a la carga aerodinámica, a los neumáticos para monopostos, todas cosas que nunca hice en mi vida. Pero estoy más cerca de lo que imaginaba. Ahora hay que afinarse de a poco”. Cuenta que lo que más le sorprendió de la IndyCar es “lo extremo que es todo. Escuchaba a los pilotos que corrieron en F1 y me dijeron que un auto de IndyCar es más exigente que uno de la F1. Estando adentro lo pude comprobar. Recuerdo que Ricardo me dijo que era ‘un caballo salvaje’. Es un auto que va rapidísimo, que tiene mucha potencia, mucha carga aerodinámica (alerones y otros aditamentos) y es muy difícil de manejar en circuitos como óvalos, callejeros y o circuitos como Barber, que es de la vieja escuela y todo bien a lo norteamericano, a lo extremo, que llevan al ser humano al límite y eso lo hace más fascinante. Un montón de cosas que tiene la categoría”.

Juncos subraya de Canapino que “no me sorprende tanto arriba del auto, incluso se lo dije a él, vas a andar muy bien en el óvalo y al final fue así. Sí lo que me sorprendió y en realidad ya es algo que había visto en Daytona (Agustín corrió las 24 Horas en 2019 con el equipo de Juncos). Me gusta cómo encara todo abajo del auto, la filosofía que tiene. Me hace acordar mucho a mí. El nivel de conocimiento técnico que tiene. La cantidad de horas de trabajo que le mete y entre carrera y carrera pasa a ser un ingeniero más. Es un plus enorme y yo no sabía que iba a ser así. Si bien el haberlo traído era una jugada anti lógica, yo confiaba mucho en él. Por ejemplo, el inglés yo tenía mucho miedo porque es muy difícil, y realmente lo que está haciendo con el inglés es increíble y me saco el sombrero. Me hace sentir muy mal (risas) porque cuando yo vine acá estuve un año y medio en Miami tratando de entender a alguien en inglés y él lo está haciendo al poco tiempo de haber llegado”.

El arrecifeño pasó de ganar carreras y campeonatos a querer terminar en esta etapa inicial en la categoría y esgrime que “como estoy acá para aprender es porque pretendo ganar carreras y ser campeón algún día de la categoría. Para que llegue eso, que lleva años, así pasó con pilotos de F1, para mí mucho más que vengo del TC y del TC 2000. Hasta ahora no le rompí ni un solo alerón a Ricardo, que eso es parte del objetivo, de poder ir progresando sin romper nada y demostrar al equipo que lo puedo hacer bien. Ese es mi sueño, poder pelear por carreras y campeonatos. Hoy poder terminar la carrera sin romper nada es como si hubiera ganado”.

Pero se viene la acción en Indianápolis y la escudería de Juncos sabe cómo clasificarse y de hecho en 2019 eliminaron a Fernando Alonso de poder correr en Indianápolis. Juncos sostiene que para acceder a un lugar en la grilla “eso se va viendo a medida que avanzan los días porque primero estás con el auto que es para carrera, te concentrás en el tráfico, en la carrera, en que el piloto esté conforme con el auto. Es muy importante tener la confianza. Ya cuando llega el jueves de la primera semana empezás a poner set up (puesta a punto del auto) de clasificación y ya en el ‘Fast Friday’ (viernes rápido), todos van con el set up de clasificación. Ahí ponés gomas nuevas y te empezás a poner fino para unas cuatro vueltas. Básicamente se trata de eso. Pero vos podés estar bien el viernes, pero lo más importante es predecir cómo va a estar la pista el sábado, cómo va a cambiar el clima, la densidad del viento y ahí es cuando los ingenieros trabajan mucho para tratar de mantener esa performance que tuviste el viernes, porque si anduviste bien ese día, ese es tu objetivo de puesta punto para la clasificación. Una vez que pasa el viernes definís tu set up y las relaciones de caja, te persignás y salís. Más no te queda por hacer. En la ‘vuelta previa’ debe entender la tendencia por si hay que compensar algo del auto para que después no te sorprenda. Tenés interpretar el viento y las relaciones de caja, que es algo muy finito porque a veces son 30/40 RPM (revoluciones por minuto) por cambio entre la cuarta, la quinta y sexta. Esa es la clave de la clasificación. Después ya es lo que Dios quiera, porque es todo muy apretado. En un que le salió un poquito más el viento que el otro, por ahí perdiste siete puestos”.

En tanto que Canapino no pierde la cabeza por correr ante 400 mil espectadores: “Cuando uno está arriba del auto se olvida de todo. Haya una persona, 400 o 500 mil. Estás tan metido en tu trabajo y objetivo que no te das cuenta. La parte que más me motiva es que mi mejor trabajo hasta acá fue en el óvalo. Algo que no nos imaginábamos. Peleamos con pilotos de equipos grandes y eso en las otras carreras no me pasó. Eso me motiva para las 500 Millas”.

“Al principio estaba en modo fan con pilotos como Romain Grosjean (ex F1), Will Power (2 títulos en la IndyCar) y Scott Dixon (6 coronas en la categoría). Y ahora es Grosjean el que con mucho respeto se acerca y me saluda. Recuerdo que en California les pedía fotos a los referentes y de a poco les fui perdiendo un poco el respeto en la pista. Al principio no lo hice porque no sabía cómo iba a responder el auto o las distancias. En ese momento no me animaba a acercarme a los autos. Por ejemplo, en las primeras carreras estuve cerca de Hélio Castroneves y en la última vez que estuvimos juntos en pista le peleé la posición y se la gané. Ahora me animo a competir”.

Se muestra con confianza Agustín Canapino. Cada paso que da en la IndyCar hace historia. Pero sabe que nada tendrá la magnitud de lo que logre en el óvalo de cuatro kilómetros que es uno de los templos de la velocidad más emblemáticos del mundo. Está a las puertas del máximo desafío deportivo de su campaña que será largar la 107° edición de las 500 Millas de Indianápolis.

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