Imane Rachidi
La Haya, 9 jul. Al mando de sus tractores, los granjeros neerlandeses han tomado esta semana carreteras de Países Bajos y han bloqueado centros de distribución en protesta por el previsible cierre de granjas para reducir emisiones de nitrógeno. Esta crisis, que afectará además a la aviación o la construcción, pone a prueba al gobierno de Mark Rutte.
Algunos han acudido en convoy hasta La Haya para protestar frente a la sede del gobierno, otros han bloqueado centros de distribución de alimentos para supermercados con tractores e incluso un sofá y una mesa para pasar la protesta más cómodos. Ha sido una semana de acción en la que el sector agrícola amenazó con “paralizar” Países Bajos.
De momento las protestas han causado interrupciones limitadas y han dejado algunos estantes de los supermercados casi vacíos, pero sobre todo están provocando mucha preocupación en el Parlamento neerlandés, de receso desde ayer viernes, y en el Ejecutivo, puesto que la solución parece difícil.
Decenas de agricultores han sido detenidos y se está investigando por qué la policía disparó contra un adolescente de 16, hijo de un granjero, durante una de las protestas. Los agentes aseguraron que estaba conduciendo un tractor contra la policía de forma amenazante y el abogado de la familia ha denunciado formalmente el polémico incidente.
No planean tirar la toalla porque consideran que los planes del gobierno son excesivos: las emisiones a base de nitrógeno tendrán que disminuir del 12 % al 95 % en ciertas reservas naturales en los próximos años, según un mapa del Ministerio de Agricultura.
El Ejecutivo destina 24.300 millones de euros a medidas para reducir para 2030 las emisiones totales de compuestos de nitrógeno en un 50 %, y en hasta un 75 % en las reservas naturales protegidas. Las provincias neerlandesas tienen un año para elaborar planes detallados para reducir granjas y ganado.
UN MEDIADOR Y MUCHAS NEGATIVAS
Para tratar de desbloquear la crisis, el gobierno ha nombrado a un veterano político, Johan Remkes, como mediador, pero el sindicato agrícola LTO se niega a negociar.
Esta situación no es nueva: en 2019, el Consejo de Estado aseguró que la política para reducir el exceso de óxido de nitrógeno infringía las directivas europeas sobre la protección de hábitats vulnerables y exigió planes más estrictos, lo que ha llevado al gobierno -formado el pasado enero- a destinar un ministerio para lidiar con esta crisis.
Países Bajos, densamente poblado y con un sector agrícola extremadamente intensivo, es una fuente importante de contaminación por nitrógeno, que proviene de dos fuentes principales: la quema de combustibles fósiles para energía (óxidos de nitrógeno) y el estiércol creado por la industria ganadera (amoníaco y óxido nitroso).
El sector agrícola es responsable de alrededor del 41 % de las emisiones, según estudios de la agencia de salud pública RIVM.
La agroindustria en general está en el punto de mira: por ejemplo, la entidad Rabobank, el mayor financiador del sector, concedió 35.700 millones de euros en préstamos en 2021 al sector agrícola y alimentario y los socialdemócratas (PvdA) exigen que cancele parte de estos préstamos a los agricultores que tengan que cerrar sus negocios por la crisis del nitrógeno.
Además, está previsto que se anuncien más medidas en las próximas semanas que afectarán industrias como la aviación, el transporte, la construcción y las carreteras.
EL ESTIÉRCOL, UN NUEVO REVÉS
En un nuevo revés para el sector agrícola de Países Bajos, está previsto que el Ministerio de Agricultura anuncie el lunes que los ganaderos neerlandeses no podrán mantener el próximo año la excepción del uso de estiércol como fertilizante en sus tierras, aseguraron fuentes del gobierno a la televisión pública NOS.
Según las normas europeas actuales, los agricultores no pueden esparcir más de 170 kilos de nitrógeno del estiércol animal por hectárea de tierra, pero los neerlandeses, al igual que los agricultores de Dinamarca, Alemania, Irlanda y partes de Bélgica e Italia, tienen un límite más alto (hasta 250 kilos) por el clima moderado y alto rendimiento de los pastizales.
Pero la Comisión Europea quiere ahora poner fin a esa derogación -permiso para desviarse de la norma-, y el ministerio está intentando que se haga de forma gradual, con la esperanza de que los neerlandeses no tengan que cumplir plenamente con los requisitos europeos hasta alrededor de 2026 o incluso más tarde, coincidiendo con la estrategia para reducir emisiones de nitrógeno, que ya supondrá reducir el ganado y por tanto el estiércol.
En plena crisis por el nitrógeno, esto tendrá consecuencias significativas para los ganaderos: tendrán que deshacerse de sus estiércoles en lugar de esparcirlo por el terreno, lo que tendría altos costes adicionales. Unas 19.000 explotaciones en Países Bajos hacen uso del régimen de excepción. EFE
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