Barcelona, 10 jun (EFE).- Tras las diferentes vicisitudes con el reparto de la ópera ‘Adriana Lecouvreur’, de Francesco Cilea, finalmente vuelve al Gran Teatre del Liceu la emblemática producción de David McVicar, con un reparto en el que destacan las sopranos Aleksandra Kurzak y Valeria Sepe y los tenores Freddie De Tommaso y Roberto Alagna.
Antes de que los cantantes, el director Patrick Summers y Justin Way, encargado de esta reposición, hablaran este lunes sobre la obra en rueda de prensa, el director artístico del coliseo de la Rambla barcelonesa, Víctor Garcia de Gomar, ha intervenido para mostrar su satisfacción por que esta “bellísima, elegante, preciosista y refinada” producción pueda volver a Barcelona doce años después de su última función.
No ha dejado pasar que se trata de un título en el que los cantantes son “muy importantes” y que en los últimos meses la puesta en escena en Barcelona se ha visto “repercutida” por las cancelaciones de reparto que ha habido, empezando por la del alemán Jonas Kaufmann, uno de los más demandados en la actualidad, así como por las de Eleonora Buratto, Anita Rachvelishvili y Sonya Yoncheva.
Garcia de Gomar ha revelado que Kaufmann tenía una “relación contractual” con el Liceu cuando, ha dicho, “descartó su compromiso con nosotros para ir a Viena, cosa que lamentamos mucho”, mientras que Yoncheva se encuentra en Múnich representando ‘Norma’ y Anita Rachvelishvili ha interrumpido su carrera por “temas de salud”.
Buratto hizo saber que creía que era demasiado pronto para ella abordar el personaje de Adriana.
A pesar de todas estas variaciones, la ópera se podrá ver del 16 al 29 de junio, con “voces importantes” como las Kurzak, Alagna, Sepe y De Tommaso, todos ellos, según han destacado, felices de estar en Barcelona, en la piel de Adriana o Maurizio.
Ambientada en el París del siglo XVIII, la obra más conocida de Cilea, de la generación de Puccini, incide en cuestiones como el amor como pasión irreprimible, incontrolable -entre Adriana y Maurizio- y en la experiencia divina que puede ser el arte, algo en lo que McVicar se detiene.
La ópera narra la historia de una actriz enamorada, Adriana Lecouvreur, arrastrada contra su voluntad al interior de un triángulo sentimental que acabará poniendo fin a su vida.
Justin Way ha remarcado que cada nueva puesta en escena de la obra supone darle “una nueva vida”, en una “historia de dos personas enamoradas por amor”, en la que se celebra la vida teatral, sin obviar su contacto con la vida real, con la política.
Por su parte, el director Patrick Summers, que debuta al frente de esta ópera, ha considerado que se trata de una pieza en la que se empiezan a sentir los “inicios de la gran era de Hollywood”, con una partitura que actúa como si fuera “poesía”, destilando “emociones en todos los personajes”. “Es una joya de obra y estoy muy contento de estar trabajando con todos estos artistas”, ha apostillado.
Aleksandra Kurzak se ha mostrado feliz de volver a la capital catalana con cuatro representaciones en cinco días, poco antes de iniciar las funciones de ‘Madama Butterly’ en el Teatro Real de Madrid, por lo que no ha dudado en “tocar madera” para que todo salga bien.
Sin embargo, ha insistido en que está muy ilusionada por poder ponerse en la piel de Adriana, sin obviar que el verismo “ofrece más posibilidades de enfatizar la actuación que el bel canto u otras disciplinas”.
“También es un placer -ha proseguido- y una maravilla estar rodeada de dos de los mejores tenores de la actualidad (Alagna es su esposo), de dos generaciones diferentes, y hacemos broma sobre quién podría ser el padre de quién, pero nos lo estamos pasando muy bien, es una experiencia fabulosa, en esta preciosa producción”.
En los mismos términos se ha pronunciado el británico De Tommaso, quien ha aseverado que se trata de una ópera “de una belleza increíble”, que, además, le permite actuar al lado de una compañía con la que lo está pasando “muy bien”.
Recién llegado de Japón, donde actuó ayer mismo, Roberto Alagna también ha bromeado con que todo queda en familia, ha alabado a De Tommaso, con quien se alternará en el papel de Maurizio, por su “voz preciosa”, y tampoco ha dudado en alabar la propuesta de McVicar.
“Para mí la ópera es como una religión, o un monumento, y no se puede cambiar todo”, ha proclamado.
Sin rehuir que en ocasiones las obras pueden sufrir alguna que otra modificación, ha precisado que a él lo que más le gusta cuando se levanta el telón es “ver la cosa bella y escuchar la música”. “Para mí, eso es respetar la ópera”, ha afirmado. EFE
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