Alexis De Lima, de 14 años, caminaba junto a su mamá y un hermanastro cuando de repente, sin esperarse y desde la oscuridad, recibió un machetazo que prácticamente lo dejó degollado sobre una calle terrada a dos cuadras de su casa.
Fue un solo corte, preciso y letal, de 14 centímetros de longitud, 4 de ancho y 6 de profundidad. Una lesión le provocó una decapitación parcial, según consignaron los forenses que elevaron las conclusiones preliminares de la autopsia a las autoridades judiciales que investigan el hecho ocurrido el viernes 4 a la noche en el barrio San Miguel de San Pedro, localidad misionera de unos 35 mil habitantes y ubicada a 250 kilómetros de la capital provincial.
El cruento caso tiene dos sospechosos, uno detenido y otro prófugo, aunque el móvil del hecho aún no está claro.
Una hipótesis apunta a un intento de robo porque De Lima ese día había cobrado el dinero de la tarefa (cosecha de yerba mate), mientras que en otra tesis que se traza aparece un elemento preocupante: la pedra, una poderosa droga brasileña que en los últimos años comenzó a hacer estragos en el norte de Misiones.
Los uniformados policiales que participan en el caso De Lima señalan que los dos sospechosos son conocidos adictos a esta droga y consideran altamente probable que al momento del crimen ambos pudieran haber estado bajo sus efectos o bien desesperados para conseguir más dosis y actuaron sin mediar ningún tipo de consecuencia.
El crimen del adolescente, que cuando no había tarefa se las rebuscaba vendiendo pan o chipa, causó dolor y conmoción en San Pedro, pero también volvió a exponer la problemática relacionada al avance del estupefaciente.
Investigadores especializados en toxicomanía indicaron que la pedra consiste en el residuo que surge del proceso de estiramiento de la cocaína, mezclado a su vez con pastillas y otras sustancias. Su nombre obedece a la forma rocosa en la que se comercializan las pequeñas dosis de 1 gramo. Para algunos es como el crack, pero para otros esto es mucho es más potente y, por ende, más nocivo.
El valor de la dosis, tal como el del paco, que cumple más de dos décadas como flagelo en el AMBA, es sumamente bajo: 100 a 200 pesos. Su ingreso a la provincia se dio por Puerto Iguazú, pero hoy en día avanzó de tal forma que ya se detecta su presencia en otras localidades como Puerto Esperanza, Puerto Libertad, Eldorado, Puerto Piray, Montecarlo, Andresito, San Antonio, Bernardo de Irigoyen y San Pedro.
“La pedra viene de Brasil y justamente la sustancia tiene la forma de una piedra que se vende en dosis pequeñas. Se la fuma con una pipa casera y el efecto que produce es totalmente dañino. Las personas que llegan a consultorios por esta droga llegan totalmente demacradas”, explicó Samuel López, titular del Ministerio de Prevención de Adicciones y Control de Drogas de Misiones, cartera creada en enero de 2020. Desde la cartera señalaron que a fin de conocer con exactitud las características de la droga enviaron muestras a la Facultad de Ciencias Exactas para que se realice un análisis cromatográfico de la sustancia, pero la pandemia y las restricciones demoraron la concreción del estudio. Por lo pronto, se desconoce si existe un foco de producción en Argentina.
La problemática en Iguazú es de larga data, a tal punto que en 2015 se transformó en el primer municipio de Misiones en crear el Departamento Municipal de Conductas Adictivas. “Fue el primer municipio que tomó cartas en el asunto porque acá la mayoría, entre el 70% y el 80% de los adolescentes y/o jóvenes adultos que hacían consultas eran por adicciones a la pedra”, graficó.
Según el informe de situación 2020 de la Dirección Drogas Peligrosas de la Policía de Misiones, el año con más incautaciones de pedra en la jurisdicción de Iguazú se dio en 2018 cuando en total se secuestró 1,046 kilogramos de esta sustancia.
En este panorama, Hugo López, coordinador para la zona norte del Ministerio, fue tajante: “Nos dimos cuenta que para hablar con los chicos de la secundaria ya era tarde, porque es un segmento etario que ya conoce e inclusive sabe más que nosotros. Entonces nos enfocamos en trabajar con las familias y en la prevención escuela por escuela, principalmente sexto y séptimo grado”. Incluso, indicó que también comenzaron a realizar charlas en aldeas mbya guaraní.
Otra persona que conoce y trabaja sobre este flagelo en la tierra colorada es Rosamaría López, una psicopedagoga de Puerto Piray que en 2019 abrió un espacio para ayudar en forma voluntaria a consumidores y que desde enero de 2021 es parte del Dispositivo de Abordaje Territorial (DIAT) Eldorado de Sedronar.
Rosamaría contó que desde que abrió el Rancho Somos Familia en Piray -localidad que ronda los 15.000 habitantes-, recibió a 14 jóvenes que fueron a hacer consultas por consumo de pedra, de los cuales 5 pudieron seguir un tratamiento y mejorar su calidad de vida. En el DIAT según indicó, se recibieron unas 64 consultas, cifra que por el momento se tradujo en 19 usuarios que iniciaron tratamiento, de los cuales a su vez uno de ellos, una adolescente de 17 años, se encuentra internada en una clínica de rehabilitación porque su estado requería atención urgente. En este caso, incluso, hubo que recurrir a un juzgado de Familia porque la muchacha no prestaba su consentimiento para la internación.
“Lo que ellos me cuentan es que es 10 veces mayor el placer que se siente a consumir cocaína. El efecto que tiene es casi instantáneo y muy adictivo, pero dura muy poco. Esto los lleva a que vuelvan a consumir. El promedio de consumo suele ser 20 dosis por día, pero he tratado casos en el que me dijeron que llegaron a consumir hasta 80 dosis en un día en momentos de crisis”, graficó la profesional.
Rosamaría está prácticamente en la primera línea de atención a los chicos atrapados por la pedra y explicó que “esta droga los vuelve totalmente adictos, los deja irreconocibles, es como que los seca por dentro y llega un punto en el que ya no miden absolutamente nada. Le roban hasta a sus propios padres para conseguir más. Los padres mismos vienen a pedir ayuda porque la situación ya es muy complicada”.
Un ejemplo extremo de esto puede ser el caso de un vecino de Iguazú que en 2019 encadenó a su hijo dentro de una habitación para evitar que saliera a delinquir para volver a tener dinero para más dosis.
Y a dos años de ese caso extremo, el flagelo de la pedra sigue golpeando en la zona norte de Misiones. “Es lo que tenemos hoy, es lamentable pero es real. Esto se está llevando la vida de nuestros jóvenes misioneros rápidamente “, culminó Rosamaría.
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