Jueves 13 de agosto de de 2017, 10 de la mañana. Bomberos, policías y civiles acudían al kilómetro 2.103 de la Ruta Nacional 40 en Villa La Angostura, algunos alertados por llamados y otros porque por allí pasaban en momentos del accidente. Se trataba del impacto frontal de una Volkswagen Surán conducido por el piloto argentino Mauro Giallombardo y un micro de la firma Vía Bariloche. En el interior del primer vehículo, junto al reconocido deportista, viajaban Ailén Ogen, por entonces su pareja, y dos amigos, Brenda Curcio y Hernán López.
Lunes 13 de agosto de 2018. Transcurrió exactamente un año: Brenda y Walter sufrieron lesiones y golpes de consideración pero sus vidas no corrieron peligro y hoy siguen adelante con sus tareas: ella está a punto de terminar su carrera de comercio exterior y él desarrolla su actividad comercial. Mauro Giallombardo continúa con su recuperación en el Instituto Fleni de Escobar del grave cuadro que atravesó y que en las primeras horas posteriores al accidente obligó a múltiples intervenciones para salvar su vida.
Y falta Ailén. Ella fue, de los cuatro, la que ocupó la cima de la escala de complejidad. Como la de Giallombardo, su vida estuvo al límite. La encontraron en el interior del auto con sus signos vitales pendiendo de una filigrana. La trasladaron a un hospital de Neuquén en estado desesperante. Minutos después Myrian Acevedo, su mamá, recibía en su casa de Lanús un llamado mediante el cual sólo le informaron que su hija había sufrido un accidente y que estaba internada en Neuquén. Casi sin pensarlo fue ella quien averiguó dónde estaba y cuando pudo comunicarse con los médicos, sin mediar un saludo, exigió: “Decime ya cuál es el diagnóstico”. Le respondieron que el cuadro era severo, de máxima gravedad y allí el derrotero de una vida que cambió por completo.
“Llega la fecha y si bien obviamente uno agradece que estamos acá todos, no deja de hacer un replay, es inevitable recordar. Intentamos desdramatizar porque Ailén perdió esa historia, no recuerda el accidente aunque sabe lo que le pasó y nosotros se lo contamos como un cuento”, contó Myrian en diálogo con Infobae.
¿Qué registro tiene Ailén del accidente?
• “No tiene recuerdos de absolutamente nada, sólo que viajó con Mauro y sus amigos pero lo demás está borrado completamente. Su cerebro hace registros selectivos de algunas situaciones de su vida personal o familiar, muy puntuales a raíz de la lesión que sufrió, que afecta mucho a la memoria de los pacientes y es un factor que cuesta bastante recuperar”.
¿Cómo es la evolución de su cuadro?
• “Su cerebro tiene que reconectar absolutamente todo y no sabemos hasta dónde lo logrará. Lo positivo es que su cerebro es joven y eso nos da la esperanza de aspirar a lo máximo”.
• “Ailén es una persona con discapacidad que se está rehabilitando. Lunes y martes está en casa rodeada de su familia y amigos, hace tareas en cuanto a lo neurocognitivo y en cuanto a lo físico, y miércoles, jueves y viernes va a un centro de rehabilitación donde recibe asistencia intensa de psicopedagogía, terapia ocupacional, kinesiología y demás”.
¿Qué sensaciones tiene de su presente?
• “Ella ve que perdió su vida. Está en un proceso pero perdió su capacidad y la vida que tenía antes. Perdió su independencia también. Ella siempre dice que quiere trabajar como lo hacía antes, cuando también estudiaba, tenía muchos amigos y de alguna manera a veces plantea el hecho de querer volver a tener esa independencia o una vida lo más parecido a lo que tenía. Es en esos momentos cuando más intentamos apoyarla”.
Al momento del accidente, aquel 13 de agosto de 2017, Belén había cumplido 23 años unos pocos días atrás. Hoy cuenta 23 de vida más uno de sobreviviente.
¿Qué determinaron los médicos sobre el proceso de recuperación?
• “No tenemos un horizonte claro. Hay daños que no nos permiten ver si se podrá recuperar completamente. Ailén ha perdido palabras de su vocabulario y por momentos le cuesta entender y sostener los diálogos”.
¿Han tenido contacto con la familia o el entorno de Mauro Giallombardo?
• Llegamos a tener un contacto porque la fantasía de Ailén era que él podría haber fallecido en el accidente y que se lo estábamos ocultando pese a que le mostrábamos algunas noticias. Desde el primer minuto que ella tuvo conciencia preguntó por sus amigos y de a poco le fuimos dando la información de cómo estaban, se fue comunicando con Hernán y con Brenda pero con él no. Tiempo después tuvieron un diálogo por mensaje que no fue muy bueno y desde entonces no tuvimos nunca más contacto ni nada por parte suya ni de su familia”.
¿Cómo fue ese intercambio?
• “Él se mostró sorprendido con el mensaje de Ailén… Fue un diálogo muy sencillo porque ella no tenía mucho recurso para hablar en realidad. Fue un ‘hola, ¿como estás?’ de su parte y él le contestó ‘bien, me enteré que estás empezando a moverte con un andador’ y enseguida le dijo que se enteró que habíamos iniciado un juicio y entonces dijo que ya no tenían nada más que hablar”.
A Myrian no le interesa la controversia. Menos aún el reproche. Se pone en lugar de la familia Giallombardo y asegura que ella hubiese actuado de otra manera pero subraya el deseo que impera en su interior. “Hoy ya no le diría nada a Mauro, ni siquiera le guardo rencor… le deseo lo mejor, que se recupere lo mejor posible. A veces me llegan comentarios de su situación porque increíblemente comparte profesionales con Ailén pero la verdad es que no quiero saber demasiado tampoco, yo hubiese esperado alguna demostración de humanidad”.
¿Y por qué crees que no llegó? “No tengo la menor idea, yo soy diferente pero no puedo juzgar a alguien porque no sé qué le pasó. Le deseo que pueda recuperarse y hacer una vida lo más cercana a lo que tenía. Lo que sí me parece justo decir es que no son ciertas las versiones sobre algún tipo de asistencia de parte de ellos. Todo lo que hicimos por Ailén fue a pulmón”.
Las hipótesis del accidente
• “A lo mejor ellos no deberían haber salido con el camino como estaba, eso dicho por ingenieros viales que han visto fotos previas al accidente que hemos encontrado en algunos teléfonos. Tal vez esos puestos camineros que están deberían haber parado tanto al micro como al auto para que no continuaran en esas condiciones, como por ejemplo circular sin cadenas… Ellos iban de un cerro que estaba cerrado por nieve, en una ruta con nieve, a otro lugar y bueno, pasó lo que pasó. Y tal vez incluso hay que cambiar el concepto de accidente porque esto fue un siniestro: un accidente es lo que no se puede evitar…”, contextualizó Myrian.
El estado judicial del caso y el abandono de la compañía de seguros
• “Alguien tiene que asumir las consecuencias y en este caso es el seguro pero la compañía en el momento en que nosotros fuimos a golpear la puerta nos dijeron que ellos se quedaban en suspenso hasta tener un fallo judicial. Cuando yo pude volver a Buenos Aires después de un mes de tener a mi hija internada en Neuquén incluso me sentí maltratada por una empleada que me preguntó por que no fui apenas ocurrió el accidente cuando mi hija por esos días luchaba entre la vida y la muerte. Hay muchas cosas que la gente no tiene claras cuando contrata un seguro como por ejemplo que ninguno te cubre completamente. La firma con la que estoy en litigio es San Cristóbal, que me ha puesto 500 mil trabas. Nunca hubo de parte de ellos una buena predisposición”.
Un doctorado en maternidad
La vida de Myrian cambió abrupta y violentamente desde el accidente de Ailén. Así lo contó a Infobae: “Hoy a la distancia me veo en situaciones que no sé cómo hice para enfrentarlas, de dónde saqué la fuerza física y mental pero evidentemente es como dicen: las mamás tenemos una fortaleza oculta que nos motoriza en situaciones así. Mi objetivo era tener a Ailén acá y así pasó”.
Si tuvieras que describir gráficamente tu último año, ¿qué dibujarías?
• “Bueno… a partir de ese día se me dio vuelta la vida. Haría un garabato de un mar, porque fue como meterse ahí pero sin saber nadar y se vino la ola y me quedé nadando contra la corriente pero bueno… llegué a la playa y estoy mirando el horizonte”.
¿Cómo impactó lo ocurrido en el seno familiar?
• “En mi caso pude volver a reinsertarme laboralmente (ndr: había perdido el trabajo apenas ocurrió el accidente) y así Ailén puede tener su obra social. Yo vivo para ella, trabajo en función de lo que ella hace y debe hacer y lo mismo sus hermanos, de 20 y 18 años, que pasaron de ser adolescentes a hombres. Cuando no estoy yo están ellos y se ocupan y organizan todo. Nos vimos obligados a adoptar una nueva vida”.
• “También hago terapia desde hace unos meses principalmente porque… soy un ser humano (risas) y también para poder ayudarla como corresponde a ella. No me pregunto por qué pasó esto, jamás lo pregunté y creo que hasta tengo como negada esa pregunta porque es un camino sin respuesta. Tenemos una familia muy unida, creo que la gente que tenemos al lado nos ha ayudado mucho e incluso de parte de gente que no conocemos pero que se ha interesado en lo que nos pasó y me quedo con eso, que me ha hecho y me hace muy bien”.
¿Cuán cerca estuvo Ailén de la muerte?
• “Cuando viajé a Neuquén realmente no sabía con lo que me iba a encontrar. Cuando llegué y me describieron la situación Ailén afrontaba 72 horas críticas, tenía que resolver en ese tiempo su edema cerebral y después venía todo lo otro, las fracturas y demás para poder estabilizarla y entrarla a un quirófano, pero al pasar esas 72 horas Ailén no había mejorado sino que había empeorado… Ese fue el momento en que sentí que a la muerte la tenía cerca pero nunca me hice a la idea de pensar que eso podía suceder. Cuando me llamaban para darme información los partes eran terribles pero no entraba en mi cabeza que me iba a volver sola aunque soy consciente de que después de esas 72 horas su situación fue realmente crítica…”.
La otra gran batalla
Para sostener a Ailén con vida su familia, sus amigos e incluso desconocidos se sumaron a las colectas solicitadas por Myrian. La falta de respaldo por parte del seguro, la particularidad de haber perdido el trabajo en tiempos del accidente y la desidia de la familia del piloto la obligaron a pedir ayuda a quien pudiera dársela para afrontar los gastos del tratamiento de Ailén, para quien necesitó de alrededor de 16 mil pesos por día entre internaciones, medicamentos, traslados, refacciones, tratamientos y demás. “Estuve a punto de vender mi casa y mi auto y así y todo eso solo me alcanzaba para cubrir sólo tres meses de tratamiento… fue muy difícil todo”, reconoció la mamá.
Claro que todo esto no pasó desapercibido para mucho, menos aún para Ailén. El pasado 21 de noviembre, tres meses después de haberle escapado a la muerte, publicó una foto junto a su mamá en Instagram a la que acompañó con el siguiente mensaje:
“Ojalá todos tuviesen una mamá como yo, buena, linda por fuera y por dentro. Gracias mami por todo lo que hiciste por mí (…) te amo demasiado. Sabés que sos mi único amor y se nota por todo lo que hiciste para que yo esté mejor y feliz. Gracias por enseñarme que la belleza existe dentro de uno”.
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FUENTE: INFOBAE NOTICIAS
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