Un embarazo que no llegaba y un diagnóstico, a los 33 años, que trajo una respuesta pero provocó un sismo emocional: menopausia precoz. Los tres años que siguieron fueron a través de un túnel de miedos, frustraciones, duelos: un camino pantanoso en el que, sin embargo, el deseo de volver a ser madre se hizo cada vez más profundo. Ya había decidido recurrir a la Ciencia para intentar un embarazo a través de la donación de óvulos cuando Joaquín,”por esos misterios de la vida”, llegó naturalmente.
La experiencia la atravesó de tal manera que Luciana Mantero, periodista y escritora, decidió poner el cuerpo y contarla en el libro El deseo más grande del mundo. A fines de 2016, cuando estaba por cumplirse un año de la publicación, escribió una columna en Infobae: “Uno no sabe qué va a pasar con un libro, ni hasta dónde acompañarlo”.
Un nuevo documental llamado Bebé on demand, que el viernes a las 22 estrenará National Geographic, parece ser una respuesta a ese final abierto.
“Desde que publiqué el libro me llegaron cientos de mensajes de toda América Latina. Eran mujeres que habían leído mi historia y me contaban las suyas”, dice Mantero a Infobae. Muchos eran relatos de “familias tradicionales” -heteroparentales, como la de ella, que habían tenido dificultades para concebir-; otras eran historias de los llamados “nuevos modelos de familia”.
“En uno y otro caso, es un proceso que se vive con mucha soledad. No sólo implica que uno procese, acepte lo que está pasando y decida tomar el camino de la Ciencia sino también comprender qué pasa en el contexto social con esas decisiones. Por ejemplo, el miedo de que en el futuro ese hijo (por ejemplo, de dos papás) sea rechazado por la sociedad o en el colegio”.
Para la realización de Bebé on demand Mantero y un equipo de National Geographic viajaron por Argentina, Colombia y México. En el documental, que se estrena el viernes a las 22, se aborda la historia de una pareja de hombres colombianos que recurre a la subrogación de vientre en California para gestar a su hija (son las llamadas “familias homoparentales”).
También la de Marley y su hijo Mirko y la de un hombre argentino, también “padre soltero por elección”, que hizo el proceso de subrogación en Argentina a pesar del vacío legal (son las llamadas “familias monoparentales”). Un hombre trans embarazado, además, protagoniza la lucha de una “familia transgénero” por tener un hijo.
El joven está en pareja con una mujer biológica por eso tuvieron que recurrir a la donación de gametos (semen). Además, la mujer es más joven, por eso decidieron que fuera él, por su capacidad biológica de gestar, el encargado de llevar adelante el embarazo. Es la historia de un hombre que va a dar a luz pero que, sin embargo, tiene un rol de género: la paternidad.
También están las “familias heteroparentales (el binomio “mamá y papá”) que usan la técnica de fertilización in vitro para superar las dificultades. La historia de una vulcanóloga, por ejemplo, pone en evidencia la tensión entre lo biológico y lo social: una mujer que dedicó su vida a su carrera profesional y, cuando quiso tener un hijo, se encontró con que era “vieja“.
Por último, hay entrevistas a “madres solteras por elección” que cuentan el estigma con el que deben cargar, y a parejas de lesbianas que acuden al método ROPA para concretar el deseo de maternidad. En vez de que una aporte los óvulos y geste al bebé y la otra solo acompañe el proceso, el método tiene “tres patas”: permite que una aporte el material genético, un donante aporte el semen y la otra geste.
La idea era que no hubiera una mirada única sino voces a favor y en contra, por eso incluyeron la posición de los sectores más conservadores (profesionales de la bioética, grupos religiosos, un cura). La filósofa Diana Cohen Agrest aportó una mirada filosófica: ¿hay límites éticos para los avances tecnológicos?
“Todos fuimos aprendiendo de estas nuevas formas de ser familia. Entendimos que compartíamos la angustia, el dolor, el deseo, y que esta pulsión tan profunda por la maternidad o paternidad excedía los límites de la familia tradicional”, sigue Mantero.
“Me lo dijo claramente el hombre trans (embarazado): ‘Esta búsqueda profunda por el deseo de tener un hijo nos hermana‘. Escucharlos, ver que nuestras historias nos hermanan, quizás pueda colaborar a que no nos ganen los prejuicios y a ser una sociedad más tolerante. Creo que entender por lo que está pasando el otro es el primer antídoto contra el miedo“.
Ese hombre trans puso el deseo en primer lugar. Lo cuenta en el documental: cuando todavía tenía identidad de niña, le pidió a Dios dos cosas: ser hombre y, algún día, tener un hijo.
“Ahí te das cuenta de todos los obstáculos que tienen que atravesar estas familias y lo fuerte que es su pulsión de tener un hijo. Más allá de la tecnología a la recurran, aprendí mucho sobre cómo procesan estas decisiones, todo el trabajo interior que tiene la persona que decide llegar a la maternidad o paternidad de una forma no convencional”.
El documental analiza lo que llaman “La revolución de la fertilidad” y no porque sean técnicas del todo nuevas sino por sus implicancias: “Al comienzo, sólo se hablaba de inseminación artificial y hoy hablamos de edición genética”, explica la periodista. Se refiere a la técnica que permite reemplazar o reparar secciones específicas de ADN con deficiencias (por eso muchos hablan de “bebés de diseño”).
“La reproducción asistida también tiene esos bordes. Las técnicas avanzan muy rápido, por eso creo que este documental es una ayuda para empezar a metabolizar todo esto que nos está pasando”.
Los tabúes, las barreras y la intolerancia frente a estos nuevos modelos de familia también quedan a la vista en el documental: se ven en las dificultades que tienen las parejas gay para que las partidas de nacimiento de sus hijos no digan “madre” y “padre”. Se ve en el temor del hombre embarazado a mostrar su cara para la entrevista. Se ve en la vergüenza que muchos sienten cuando no logran ser padres genéticamente.
“La idea me resultó fascinante. El desafío era ver cómo contar esta nueva composición social y cómo integrar la opinión más conservadora de referentes de familias más clásicas”, cierra Fernando Semenzato, responsable de producción de National Geographic & Nat Geo Kids en América Latina.
“Creo que el documental da coraje a quienes, tal vez por miedo, no se animan a embarcarse en un proyecto de familia distinta a la clásica. Y creo que pone sobre la mesa algo que está sucediendo. Yo creo que hay que ver lo que está pasando, entenderlo y transitarlo, aceptarlo o no ya es un tema de cada uno”.
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FUENTE: INFOBAE NOTICIAS
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