Mauricio Macri y Xi Jinping tratan la guerra comercial y profundizan las relaciones entre Argentina y China

Mauricio Macri hace una apuesta geopolítica con China. Por eso prohibió que la reducción del gasto público acordado con el Fondo Monetario Internacional (FMI) afecte la fluida relación que vincula a Buenos Aires con Beijing.

En este sentido, la construcción de la central nuclear con tecnología china quedarán en pie, pese a los pataleos de la burocracia del FMI, que considera que un crédito blando internacional para infraestructura es un gasto que Argentina debería ahorrarse.

Xi Jinping no sólo agradecerá ese gesto político a Macri durante su cónclave en Johanesburgo, sino que además confirmará su decisión de permanecer en Buenos Aires tras la Cumbre del G20, con el objetivo de protagonizar una visita de Estado junto a su gabinete. Xi se quedará un día más en la Argentina para ratificar que China considera al país un socio estratégico en sus planes económicos para el Cono Sur.

Macri tiene una mirada abierta respecto al comercio internacional y no establece barreras ideológicas para elegir a los socios de la Argentina. La región siempre dependió de las decisiones que se asumían en Washington, y ahora Macri –pese a su mirada del mundo y su relación con Donald Trump— pretende que se abra el juego con otras potencias que ya fueron bloqueadas por la diplomacia americana.

No es que el presidente argentino decidió transformar al país en un peón chino, sino que considera necesario abrir los mercados a todas las economías para mejorar la situación de la propia Argentina. En este contexto, China es una alternativa frente al mercado interno que controla y  su estrategia política: avanzar sin descanso hacia la cima del poder mundial.

Macri necesita fondos e inversiones chinas y la reunión de media hora con Xi apunta a ese objetivo clave de su gobierno. Xi, por su parte, pretende consolidar la influencia que Beijing tiene en la región, un programa que se consolida a fuerza de relaciones diplomáticas y millonarios créditos que se pagan a larguísimo plazo.

La tecnología china jamás había colocado una central nuclear en Occidente. Y esta posibilidad fue concedida por Macri, que sostuvo su construcción pese a los acuerdos con el FMI. La central se iniciará en 2022, y el convenio entre ambos países será firmado por Macri y Xi durante su visita de Estado.

El embajador argentino en Beijing, Diego Guelar, y su colega chino en Buenos Aires, Yang Wanming, preparan una batería de acuerdos que serán ratificados por ambos países después de la Cumbre del G20. Xi tiene excelente relación con Macri y quiere consolidar ese vínculo durante su próxima visita de Estado a la Argentina.

En el exquisito hotel Michelángelo de Johanesburgo, sede del cónclave de Macri y Xi, no solo se hablará sobre las relaciones diplomáticas en Argentina y China. El presidente argentino llegó a la cumbre de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) como organizador del G20 y en ese sentido también conversará con Xi sobre la agenda global y la guerra comercial desatada por Donald Trump. Estados Unidos transformó a China en un blanco móvil, y la administración comunista ha contestado con un hecho paradójico, si recuerda la historia ideológica del siglo XX: una defensa cerrada del libre comercio, frente al proteccionismo que ahora defiende la Casa Blanca.

Al hablar en la cumbre de los BRICS, Xi cuestionó la política comercial de Trump y solicitó acciones comunes para acallar los tambores de guerra que ya suenan en Washington. Macri ya conoce la posición de Xi, y aunque defiende el libre comercio, por su papel en el G20 no puede inclinarse en uno de los bandos geopolíticos que tienen al mundo en vilo.

El presidente argentino propondrá a Xi que el G20 sea un escenario multilateral para reducir las tensiones mundiales y que, en definitiva, los países resuelvan sus temas conflictivos en una mesa bilateral. De esta manera, se protege al G20 como un espacio de acuerdos con capacidad de acercar a los Estados en conflicto. Macri sabe que sus intenciones pueden transformase en una utopía si Trump continúa con su guerra comercial y Europa y China terminan de perder la paciencia, ante dudosas promesas políticas que llegan desde Estados Unidos.

Tras su encuentro con Xi, el presidente argentino viajará cinco minutos hasta el Centro de Convenciones Sandton, donde se reunirá con Narendra Modi, primer ministro de la India. Macri propondrá a Modi mejorar los términos del intercambio comercial entre ambos países y analizarán la actual situación geopolítica. No se descarta que en el encuentro, el mandatario argentino acepte viajar por primera vez a la India, la única potencia emergente que aún no visitó desde que asumió en 2015.

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FUENTE: INFOBAE NOTICIAS

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