La amarga involución del mundo árabe

Más de 510 mil personas han muerto durante la guerra en Siria, según un balance del Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH) publicado en marzo de 2018

“El mundo árabe se ha convertido en un desierto social, cultural y moral. Los ciudadanos árabes se han convertido en conejos de indias sin un futuro que les permita encontrar el camino de salida a sus crisis. Estas son verdades obvias a todos y no pueden ocultarse o ser ocultadas por ningún discurso, y sus gobiernos tienen gran responsabilidad sobre esta realidad”.

Con un artículo publicado recientemente en el diario Al Hayat de Dubai, el escritor y pensador árabe de origen druso Salman Masalha abrió un debate profundo y oculto en el mundo árabe-islámico. Masalha expone con claridad y sin ambages la falta de respuesta de los líderes árabes a la guerra civil que destruyó Siria y que actualmente ha ingresado en su octavo año.

Salman Masalha afirma lo evidente: “Los líderes árabes no mueven un dedo para aliviar la crisis en Siria y no tienen en mente acoger a los refugiados sirios, sino que esperan que la comunidad internacional se encargue del desastre ocurrido allí”.

El escritor druso visibiliza en su publicación, la vergonzosa incapacidad del liderazgo para lidiar con los problemas en sus propios países árabes islámicos, y demuestra que las consignas y la solidaridad árabe no son más que una ilusión engañosa, por lo que todos los árabes que conserven una pizca de dignidad humana deberían estar “avergonzados de pertenecer a esa miserable nación y a su liderazgo”, sostiene duramente Masalha.

Una cosa no exime la otra, también es cierto que en todos los conflictos que asolaron los países árabes en los últimos 50 años, desde la guerra civil libanesa en los años 70, pasando por la guerra Irán-Irak en los 80; y hasta la actual guerra civil siria, “no ha existido moral en la política de los países centrales en la comunidad internacional. En tal situación, el interés propio dictó sus políticas, y los intereses, en última instancia no son más intereses económicos”.

Por ejemplo, examinemos las recientes declaraciones del general Vladimir Shamanov en el parlamento ruso, cuando dijo que el ejército ruso había llevado 200 nuevos modelos de sistemas de armas para ser probados en los campos de batalla en Siria. Shamanov agregó que estos experimentos demostraron la eficacia de las armas de Moscú, lo que hará que aumenten las ventas de armas rusas en todo el mundo y hará avanzar la economía rusa. Estamos conscientes de que la economía rusa se basa únicamente en la industria militar y que Rusia no tiene mucho más que exportarle al mundo que no sean sus productos militares. Lo cual significa es que la guerra rusa en Siria es solo una oportunidad para que el presidente Vladimir Putin pruebe las nuevas armas rusas.

Y lo que es cierto y aplica para Rusia en esta esfera, también aplica para otros poderes internacionales. De allí que la pregunta es si existe la moral en la política. La respuesta queda abierta al debate, en algunos casos sí, en otros no; y ninguno de los poderes internacionales está completamente ubicado en la respuesta por el sí ni lo está por el no.

“Allí encontrara el lector las razones por las cuales, Siria, con sus complejidades étnicas y religiosas, se convirtió en un escenario adecuado para las disputas entre partidos, sectores y sectas con intereses conflictivos, y en un campo de pruebas para las fuerzas regionales e internacionales”.

Sin embargo, en sus llamados a la comunidad internacional para intervenir y poner fin a la tragedia siria, los líderes árabes expresan solo su propia y vergonzosa incapacidad nacional en lidiar con lo que está sucediendo en su patio trasero árabe.

Si verdaderamente hubiese algo llamado “arabismo” y conexiones fuertes de solidaridad, esos mismos líderes no le pedirían a la comunidad internacional que interfiriera para poner fin a estas masacres y actos de salvajismo. Si estos líderes fuesen verdaderos árabes, conectados entre sí por fuertes lazos, hubieran intervenido para detener la matanza de su propio pueblo. ¿No son estos líderes de países que tienen enormes ejércitos? Entonces, ¿Cómo es que en una situación como esta se cruzan de brazos y acusan a los extranjeros al tiempo que piden a la comunidad internacional intervenir y resolver sus problemas? ¿Por qué no hacen ellos lo que le piden a la comunidad internacional que haga?

Por otra parte, miremos el contraste y la diferencia entre la forma en que el otro mundo (el mundo no-árabe) trató a los refugiados y la forma en que los árabes trataron a quienes supuestamente son “sus hermanos musulmanes”. Porque lo cierto es que los campos de refugiados se encuentran solo en tierras árabes y musulmanas. Los millones que emigraron a Europa no viven en campos de refugiados, sino que están siendo absorbidos en ciudades europeas y se están convirtiendo en ciudadanos allí. Solo en las tierras de los árabes, como Jordania, Líbano, Turquía y Siria, los refugiados árabes viven hacinados en campamentos vergonzosos. ¿Y qué significa esto? Significa una sola cosa: que los árabes y los musulmanes no acogen realmente a los refugiados y que nunca ha estado en sus planes hacerlo. En cambio sí lo hacen los países europeos, que son considerados países “infieles” según la ideología en la cual la mayoría de los árabes y los musulmanes son educados desde que nacen.

Este estado de cosas, solo significa que lo que se conoce como “arabismo” no es más que una infundada ilusión. Y que además, cuando un régimen que se atribuye ser abanderado del arabismo, tal como pretende el régimen sirio, pero es ayudado por aviones extranjeros (rusos) a asesinar a aquellos que están destinados a ser sus ciudadanos o su pueblo, el único significado es que lo que se supone ser una sola y gran nación árabe, no es ninguna gran nación, en absoluto.

Estas verdades obvias, significan que cada árabe que conserve una pizca de dignidad humana debería sentirse avergonzado de pertenecer a esta nación que les ofrece vidas miserables a ellos y sus hijos, y debería avergonzarse por seguir a sus líderes, sea de la corriente política que fuera. Esos líderes, son los mismos que durante mucho tiempo han estado alimentando las consignas vacías de “la nación árabe”.

¿Qué resultados han dado esas consignas después de todas esas décadas?Largas décadas de vociferar consignas no han logrado nada para el ciudadano árabe. Los árabes se han convertido en grupos de gente sin nada que los una, los hechos lo demuestran, y en el presente, sin soluciones a la vista, huyen sin rumbo de un mundo que se está convirtiendo en un desierto político, social, cultural y moral.



FUENTE: INFOBAE NOTICIAS

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