George Harrison: la vida íntima del Beatle místico que no quiso quedar encadenado a la locura y a la fama

George Harrison (The Grosby Group)
George Harrison (The Grosby Group)

George Harrison, en una de las escasas entrevistas que dio en los 80, dijo: “Toco la guitarra más o menos bien, escribí algunas canciones, produje unas pocas películas pero ninguna de esas cosas me define. En realidad, soy alguien distinto a todo eso”.

Lo llamaron “el Beatle tranquilo” o “el Beatle callado”. Se trata de un malentendido, de una reducción cómoda pero injusta y desacertada. Fue el de más bajo perfil público de los cuatro. Una especie de Houdini con guitarra, con una capacidad casi mágica para escaparse de los lugares incómodos.

Si se hubieran abierto apuestas una vez disuelto el grupo, la mayoría habría dicho que George se instalaría en un ashram hindú con poco contacto con el mundo occidental. Nada más alejado de la realidad. Si bien George tenía un muy desarrollado costado espiritual, también su contacto con lo profano era cotidiano y voraz.

Harrison fue el Beatle de las primeras veces. Fue el primero en sacar un disco solista, fue el primero en llegar al tope de los charts, el primero en salir de gira solista, el primero en incursionar en fusiones con música de otras regiones: una precoz world music, el primero en triunfar en la producción cinematográfica, el inventor de los conciertos benéficos.

Pero todo esto no sucedió por su intención de llegar primero, de sobrepasar al resto. No había en Harrison la vocación, la avidez del pionero sino que era la puesta en práctica de un espíritu libre, de alguien que se permitía pensar por fuera de las estructuras convencionales y de movilizarse hacia aquello que en verdad deseaba.

Era el más joven de los fabulosos cuatro. Esa diferencia de edad, mínima, de apenas un año con Paul, se mantuvo como brecha psicológica durante toda la trayectoria del cuarteto. En su residencia en Hamburgo, cuando todavía eran un quinteto (con Stu Sutcliffe y Pete Best, sin Ringo Starr en la batería), George se escondía en algún rincón cuando la policía pasaba cada noche, para no ser deportado porque era menor de edad.

Esos días en Alemania le dieron al grupo una gimnasia y una cohesión que los consolidó. Las seis horas diarias frente al público, cada noche de la semana, les proporcionaron las herramientas del oficio. El resto fue capacidad para entender una época y la combinación inusual de genios.

John Lennon, Paul McCartney, George Harrison y Ringo Starr. (John Dominis/The LIFE Picture Collection/Getty Images)
John Lennon, Paul McCartney, George Harrison y Ringo Starr. (John Dominis/The LIFE Picture Collection/Getty Images)

Desde el principio George debió defender su lugar y se convirtió en el guitarrista principal. Aunque con las peculiaridades que eso implicaba en Los Beatles con John Lennon como el otro guitarrista y el bajo imaginativo y protagónico de Paul McCartney. En el primer álbum no aparece como compositor pero si pone la voz líder en un par de temas en el que se destaca Do you want to know a secret?

Lennon alguna vez contó que él y Paul no habían pensado jamás en que los otros dos tuvieron funciones (no habilidades) compositivas. “Pero como tanto Ringo como George tenían sus fans les escribíamos para ellos”.

Para el segundo LP llegaría su primer tema como autor, Don´t bother me. Un tema sencillo y rítmico que anunciaría algunas de las constantes de la participación de Harrison dentro de los discos Beatles. Por un lado, la letra habla de las primeras complicaciones que surgen de ser un Beatle, un asunto que obsesionaría a George con el tiempo. Por el otro, ganarse lugar en algún surco del LP con un tema propio siempre le resultó complejo, una lucha sorda y desgastante para encontrar un resquicio entre los temas de la dupla compositiva más famosa del mundo.

Si bien es cierto que al principio George no componía, cuando empezó a hacerlo fue subestimado por sus compañeros. Como si no hubiera más espacio que para Lennon y McCartney y su genio y sus egos enormes. Varios temas de George fueron descartados y los que lograron llegar a ser grabados fueron indiscutibles maravillas, canciones invencibles y eternas como Something, While my guitar Gently weeps y Here comes the sun. Esta última le brindó a George un triunfo retrospectivo, póstumo: es la canción del grupo más escuchada en Spotify, con 266 millones de reproducciones supera todas las maravillas de Lennon-McCartney.

En la grabación de Let it Be, George Martin y los otros tres, pero en especial McCartney quien estaba en control de la situación y ejercía una especie de poder despótico, rechazaron varias de sus canciones: Let it down, Isn´t it a Pity y hasta Something.

Ese estado de tensión permanente en el que vivían los Beatles durante la grabación de sus últimos trabajos, en los que las drogas, el cansancio, los amores y las ambiciones de cada uno colisionaban, George dejó el grupo luego de una discusión con Paul. Ni gritos ni escándalos. Simplemente dijo que para él ya estaba bien; sin dramatismo se despidió con un: “Seguro nos veremos una de estas noches en algún club”.

Sorprende que las dos ocasiones en que un miembro puso un límite y se fue (Ringo lo había hecho meses antes mientras creaban el Álbum Blanco), el motivo no haya sido un enfrentamiento entre John y Paul. Harrison no se sentía bien y, como siempre, prefirió correrse y hacer lo que consideraba más adecuado. Llegó a su casa y, esa misma tarde, compuso Wah Wah, otra de las canciones en que expresa su malestar por las internas, otra de las meta-canciones de las que era especialista. Unos días después regresó con Billy Preston (ya había llevado a Eric Clapton para el solo de guitarra de While my guitar….).

La incorporación del músico negro encaminó las sesiones de grabación. Something tuvo que esperar a los encuentros que dieron origen a Abbey Road (grabado después pero que apareció antes que Let it be). Se convirtió, con los años, en una de las canciones más versionadas de la historia de la música; la única de los Beatles que la supera es Yesterday. Frank Sinatra dijo que era la mejor canción de amor escrita en los últimos cincuenta años.

Paul McCartney, George Harrison, John Lennon y Ringo vivieron la gloria y los problemas de pelear cada uno por su lugar en la banda (Photo by John Loengard/The LIFE Picture Collection/Getty Images)
Paul McCartney, George Harrison, John Lennon y Ringo vivieron la gloria y los problemas de pelear cada uno por su lugar en la banda (Photo by John Loengard/The LIFE Picture Collection/Getty Images)

Lennon en la célebre canción-enumeración God escribió que “no creía en los Beatles”. Y también proclamaba que “el sueño se había terminado”. Pero quien llevó eso a la práctica, quien lo entendió primero fue George. Supo que no debía quedar encadenado a esa fama, a la locura, ni siquiera a sus tres amigos. Supo que había vida después de los Beatles. Sin resentimientos porque, al fin y al cabo, había sido una época maravillosa y lo que no había salido demasiado bien tenía su justificación. Así lo explicó: “Éramos cuatro personas relativamente sanas en medio de una locura extrema”.

Ese menosprecio interno hacia sus canciones tuvo, al poco tiempo, un efecto beneficioso. El mundo estaba convencido de la magia de Lennon y McCartney -¿cómo no estarlo?-. Pero el talento de George, para la mayoría, ni siquiera era indiscutible como guitarrista. Así que él decidió mostrarle al mundo de lo que era capaz. Además como muchas de sus canciones no fueron consideradas por el grupo, para su disco solista post separación llegó con un arsenal de temas extraordinarios integrado por composiciones que sus compañeros ignoraron.

Así, el álbum triple, All things must pass no sólo fue el primer disco de un ex Beatle en llegar a la cima de los rankings sino que es la primera obra maestra que surge de la disolución.

Un pequeño y poco fructífero interrogante: ¿Cuántas obras maestras produjeron individualmente después de la separación? El triple de Harrison, Plastic Ono Band de Lennon y posiblemente Band on the run son los que pueden integrar la lista sin demasiadas vacilaciones.

Al año siguiente, George Harrison llevó a cabo el primer concierto benéfico de la historia. Dos presentaciones en un Madison Square Garden repleto en el que se presentó junto a Bob Dylan (que reaparecía en los escenarios tras varios años), Billy Preston, Leon Russel, Ravi Shankar, Eric Clapton, Ringo.

Dylan fue otro de los beneficios que obtuvo George del divorcio Beatle, tal vez haya sido la posesión más preciada que le tocó en la división de bienes. El Concierto de Bangladesh fue revolucionario por varios motivos. Era la primera oportunidad en que una súper estrella del rock se dedicaba de manera tan activa a una causa filantrópica e inauguró una nueva manera de pensar.

El rock hasta ese momento era la revolución, el reviente, el no respetar las reglas. Era de flojo dedicarse a causas humanitarias. A George no sólo no le importó sino que no quiso quedarse sólo con el gesto y con la recaudación generosa para su causa noble. Procuró dar un gran producto artístico. Y lo logró. Allí están el disco y las filmaciones para demostrarlo. Al contrario de lo que sucede en esa clase de eventos en los que sólo la acumulación de figuras alcanza, George procuró que hubiera una unidad estilística y un concepto. Así de la mano de Phil Spector, recreó en el escenario del Madison la famosa pared de sonido del productor con dos bateristas y casi una decena de músicos.

El siguiente disco solista mantuvo el nivel alto, Living in the material world. Aunque después con cada grabación, el nivel de los álbumes decayera y perdiera fuerza. En 1974, también fue el primer Beatle en salir de gira, después de la última del grupo en sus traumáticas actuaciones del 66 repletas de locura, histeria y gritos.

El alcohol y la cocaína habían hecho estragos en su voz (circulan en la web grabaciones de esos conciertos en las que se puede comprobar esto); una voz rugosa, carente de armonía, cansada, como si sus cuerdas vocales hubieran sido reemplazadas por una sierra eléctrica. Su vida personal se desmoronaba. Las críticas fueron lapidarias y George ya no volvió a salir de gira. Sólo hice un breve tour a principios de los 90 por Japón en compañía de Eric Clapton de la quedó registro en un buen disco doble.

Su esposa Patty lo dejó por Eric Clapton, quien era su gran amigo
Su esposa Patty lo dejó por Eric Clapton, quien era su gran amigo

En la gira del 74, su esposa Patty Boyd lo estaba por dejar por Eric Clapton. El guitarrista inglés ya le había escrito a la esposa de su amigo, ese himno que es Layla. Paradójicamente, Clapton y Harrison grabaron juntos una versión de Bye Bye love.

Pese al engaño (que George trató de remediar acostándose con todas las mujeres que se le cruzaran, entre ellas Maureen, la esposa de Ringo) la amistad entre Eric y George no se resintió. Harrison no sólo fue invitado a la boda de Clapton con Patty, sino que junto a Ringo tocó para los novios. Cuando le preguntaron dijo: “Prefiero que Patty esté con un amigo, con alguien a quien estimo”.

Su primer contacto con la India se dio a mitad de los 60. Su entusiasmo llevó a sus tres amigos hacia allí. Luego sucedió el episodio del Maharishi y el desencanto de Lennon y compañía. Pero George quedó conectado con lo hindú y con su música. Estudió con Ravi Shankar e introdujo la sítar en la música occidental moderna.

Ese impulso hizo que los Beatles incorporaran instrumentos inusuales en sus grabaciones y grabaran varios temas con influencias y melodías de la India. De ellos, posiblemente el mejor sea Within you Without you incluido en Sargeant Pepper, un tema extraordinario que mucho tiempo después fue alabado por John Lennon pero que en las grabaciones sólo contó con la presencia de George, sin que ninguno de los otros tres participaran.

El primer disco solista de George, primer disco solista publicado por un Beatle, fue la banda de sonido de una película llamada Wonderwall. George aceptó la oferta porque era un vehículo para dar a conocer música hindú y la obra de su amigo y maestro Ravi Shankar.

Esta conexión con la India profundizó su búsqueda espiritual. Meditación, yoga, filosofía oriental, hare krishna. La cuestión se filtraba en su música. En My Sweet Lord, su primer gran éxito solista, los Hare Krishna y los aleluya se repiten y amontonan en los coros. Antes de continuar detengámonos en My Sweet Lord: un súper éxito que tuvo otro escaso privilegio, fue el primero en perder un juicio por plagio (“Plagio involuntario”, dijo el juez) por su innegable parecido con He’s so fine de las Chiffons.

Harrison logró muchos años antes de que alguien lo conceptualizara, de que otros muchos indagaran y explotaran el recurso, una síntesis entre el rock y la música de otras latitudes. Esa búsqueda novedosa, esa fusión anticipó la world music.

Su vida espiritual no incluyó sermones ni proselitismo, o intentos de predicar en cada ocasión pública que se le presentaba. A su vez convivía con todos los placeres terrenales. Una gran colección de autos, la mansión de 120 habitaciones, las drogas y las mujeres.

Mientras editaba discos que no tenían la repercusión de otros épocas. también tuvo tiempo para dedicarse a la producción de cine. Fue quien aportó el dinero para que pudiera filmarse La vida de Brian, la iconoclasta obra maestra de los Monthy Python. Eric Idle, integrante del grupo cómico y amigo de George, explicó: “La financió porque quería ver la película”. Posiblemente, la entrada de cine más cara de la historia.

A mediados de la década del 80 su carrera tuvo un nuevo renacer con Cloud Nine, un gran disco pop con producción de Jeff Lyne. When we was fab recordaba, con cariño, sus años de Beatle. El cover de una olvidada canción americana, Got my mind set on you fue un gran hit lleno de guitarras alegres.

El siguiente paso fue el de conformar los Travelling Wilburys. Cada vez que varios músicos con cierto nombre y trayectoria se unen en una banda se habla de súper grupo. Pero esa denominación debería estar vedada después de los Travelling Wilburys: Harrison, Dylan, Roy Orbison, Tom Petty y Jeff Lyne. Una selección. El legítimo súper grupo.

En vísperas del cambio de siglo, el 30 de diciembre de 1999 una de sus peores pesadillas. Luego de la muerte de Lennon se mostró, no sin razón, muy preocupado por su seguridad. Ese penúltimo día del siglo pasado, un intruso con alteraciones mentales ingresó en su mansión y lo apuñaló en varias ocasiones. Su propio Mark David Chapman pero sin El Guardián entre el Centeno en sus bolsillos. Su esposa Olivia redujo al atacante. George estuvo grave y pasó varios días en el hospital.

Pero George murió víctima de un cáncer el 29 de noviembre de 2001.

“Los Beatles existen más allá de mí. No soy el Beatle George. El de Beatle es un traje, o un disfraz, que uso de vez en cuando. Pero hasta el final de mi vida, la gente verá eses traje y lo confundirá conmigo”, dijo.

Todos tenemos nuestro Beatle favorito. No necesariamente debe ser una decisión argumentada, puede estar guiada por sentimientos y no por sólidas razones intelectuales. Es un asunto del corazón. Los que elegimos a George sabemos, estamos convencidos, que nuestra decisión tiene sólidos fundamentos racionales. Es nuestro Súper Beatle. Su libertad, sus canciones, su perfil bajo, su búsqueda y su sonrisa despreocupada son nuestros aliados inexpugnables.

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FUENTE: INFOBAE NOTICIAS

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