Espíen esta nota y sepan cómo actúan los Servicios de Inteligencia y los agentes secretos un poquito mejores que D’Alessio

En otoño de 2006, quien esto escribe viajó a una provincia del norte para hacerse cargo de una redacción algo bizarra, armada con editores puestos por el gobierno. Tanto, que en Casa de Gobierno sabían hasta el color de la corbata elegida por el nuevo director. Detalle bastante incómodo si la idea es hacer periodismo, ese modesto oficio con buena prensa que uno ejerce desde los 18. En ese ambiente hostil, oh sorpresa, surgió una gema. Un fuoriclasse.

‒Ojo que Fulanito es Servicio, un buchón de Inteligencia ‒me susurró un colega conocido, no bien pisé la redacción. Se le notaba a diez kilómetros.

Empeñoso, comprador, incansable, el cronista virgen (de ahora en más llamado Fulanito), siempre tenía propuestas de nota que ofrecer. Después de rebotar cien veces, ganó por cansancio y tuvo su premio, un reportaje a un funcionario amigo de la segunda línea. A los dos días, llegó con su Opus 1. Fue muy impresionante.

Todo el texto estaba escrito en mayúsculas, una debilidad estética de los viejos agentes. Con una particularidad: lo había redactado como una foja judicial, o algo así. “ANTE LA PREGUNTA SOBRE CUÁL DEBERÍA SER LA MEJOR POLÍTICA PARA ENFRENTAR LA CRISIS, EL DOCTOR RESPONDIÓ QUE SU IDEA ERA”.

Dos páginas oficio escritas a máquina. Una reliquia impublicable que se ganó un lugar en mi archivo personal de excentricidades.

Fulanito respondía, de manera patética, al physique du rol de los viejos topos. Gente gris, cuya vida se repartía entre guardias interminables, el seguimiento de los objetivos, la escucha de teléfonos pinchados y el secreteo en las mesas del Florida Garden en los años ’80, donde se reunía la crème de la crème para inyectar data exclusiva sobre poderosos, con énfasis en sus negocios y su vida sexual. El Turco Asís, un habitué, contó mucho sobre las internas del sector en su novela Partes de Inteligencia, escrita en 1987.

El café Florida Garden, en el centro porteño, un lugar de secreteo entre espías en los años ’80
El café Florida Garden, en el centro porteño, un lugar de secreteo entre espías en los años ’80

Burócratas y mitómanos, eran almaceneros con lupa que ofrecían lo suyo en esa estrafalaria feria: carne y pescado apto para el consumo, o carne y pescado podrido por tonel. Nadie estaba seguro. No tenían, justamente, el estilo british de James Bond, o John Steed & Emma Peel. Ni ahí.

Los tiempos han cambiado y la tecnología renovó por completo el estilo de los espías. La irrupción estelar del incalificable Marcelo D’Alessio renovó el interés por los que trabajan entre las sombras, sean agentes orgánicos (con carnet) o inorgánicos (técnicamente no existen, y si caen no los conoce nadie).

La tecnología simplificó mucho el trabajo de los artesanos del fisgoneo y debe haber dejado a muchos en la calle. Han surgido sistemas muy sofisticados para conseguir información. Entre todos ellos la vedette es el sistema Pegasus. Desarrollado por el NSO Group, hace dos años provocó un escándalo de espionaje contra periodistas y políticos en México. Según ha trascendido, nuestro gobierno también adquirió el simpático sistema.

Los tiempos han cambiado y la tecnología renovó por completo el estilo de los espías. La irrupción estelar del incalificable Marcelo D’Alessio renovó el interés por los que trabajan entre las sombras, sean agentes orgánicos (con carnet) o inorgánicos (técnicamente no existen, y si caen no los conoce nadie)

Pegasus es capaz de acceder a diálogos telefónicos, mensajes privados, imágenes, videos, lo escrito en las redes sociales. También puede grabar charlas con el aparato apagado.

¿Cómo funciona? A partir de un click inocente en un link cualquiera. Esto activa la instalación automática del programa que, desde ese momento, accederá sin que la víctima sepa a la cámara y al micrófono del celular. “Una vez infectado es prácticamente imposible salvarse del malware advierte John-Scott Railton, investigador del Citizen Lab, de la Universidad de Toronto, el teléfono se convierte en un espía en tu bolsillo”.

¿Entonces? Nuevos tiempos. No más horas de guardia, no más vivir colgado de balcones para instalar cámaras de dudosa nitidez, no más micrófonos direccionales, como el que usaba Gene Hackman en La conversación, (filmada por Francis Ford Coppola y estrenada en 1974), para captar conversaciones ajenas en las plazas. Su personaje, el espía Harry Caul, termina espiado y en la última escena destroza su departamento en busca de un micrófono. Termina loco, enajenado, tocando su saxo sobre un disco clásico de bebop.

Gene Hackman en “La conversación”
Gene Hackman en “La conversación”

¿Qué cosa son los agentes de inteligencia? ¿Qué hacen? ¿Para quién trabajan? ¿Hay alguna relación directa entre la palabra Inteligencia y la idea de inteligencia, en tanto virtud?

La etimología nos dice que la palabra proviene del latín intelligentia, que a su vez deriva de inteligere, una palabra compuesta: intus (entre) y legere (elegir). Alguien es inteligente, entonces, si es capaz de elegir la mejor opción entre todas, para solucionar un problema.

El personaje que interpreta Hackman termina enajenado, tocando su saxo
El personaje que interpreta Hackman termina enajenado, tocando su saxo

D’Alessio, se le nota, ha sido inteligente para cumplir con los objetivos que “alguien” le ordenó y, de paso, facturar unos manguitos. Pero no fue inteligente para evitar ser grabado y fotografiado por uno de sus “clientes” de extorsión a la criolla. Mal, ahí.

Los espías, la Inteligencia, existen desde que el mundo es mundo. Sun Tzú, célebre estratega militar chino al servicio del rey Helü de Wu, que vivió cuatro siglos antes de Cristo y escribió el ultra citado El arte de la guerra, le dedicó un capítulo entero al espionaje. “La información previa no puede obtenerse de los espíritus, ni de las divinidades, ni del recuento de los acontecimientos pasados, ni de los cálculos. Se obtiene mediante agentes secretos, hombres sigilosos que conocen o descubren la situación del enemigo”, escribe.

La etimología nos dice que la palabra proviene del latín intelligentia, que a su vez deriva de inteligere, una palabra compuesta: intus (entre) y legere (elegir). Alguien es inteligente, entonces, si es capaz de elegir la mejor opción entre todas, para solucionar un problema

Sun Tzú también señala las virtudes del buen espía: “Deben ser inteligentes pero de aspecto estúpido, intrépidos pero de apariencia inofensiva; hombres ágiles, audaces y valientes que sepan hacer trabajos humildes y sean capaces de soportar el hambre, el frío, la suciedad y la humillación”.

¿Cumple con esas premisas nuestro espía superstar? ¿Es, efectivamente D’Alessio, alguien “inteligente pero de aspecto estúpido”? ¿Sabe cómo hacer “trabajos humildes”? ¿Sería capaz de soportar el frío, el hambre, la suciedad y la humillación”? Mmm…

Marcelo D’Alessio es investigado por la Justicia
Marcelo D’Alessio es investigado por la Justicia

Para empezar, D’Alessio incumple un requisito esencial para cualquier agente poli rubro de la DEA, CIA, AFI o DRF: la discreción. El muchacho es un incontinente, un bocón de manual y tiene una vanidad grande como un mundo. Wrong. Nada peor para un espía que la exposición.

Y ahí lo vemos a Marcelito. En todos lados. Elogiando a las pistolas Taser que compró la ministra Patricia Bullrich en la tele, dando cátedra sobre narcotráfico, firmando docenas de notas con foto en grandes diarios argentinos, chichoneando a lo Jorge Corona a una linda cronista en boxes antes de disputar, con el mote de Patán, una carrera de TC Pista Mouras en 2013.

La táctica del extorsionado Pedro Etchebest para hacerlo hablar de más fue sencilla y muy efectiva: acariciarle el ego. Simuló sentirse fascinado por el enorme poder del que se jactaba el espía espiado que, ante cada elogio, provocaba un nuevo tsunami de datos, nombres, operaciones, notas pactadas, aprietes, arreglos en plena fiscalía, horarios, vida privada. Un monstruo, el tipo.

Rafi Eitan murió la semana pasada a los 92 años. Fue el jefe del célebre comando israelí que secuestró en la Argentina a Adolf Eichmann (AFP)
Rafi Eitan murió la semana pasada a los 92 años. Fue el jefe del célebre comando israelí que secuestró en la Argentina a Adolf Eichmann (AFP)

Pero, ¿existen los espías famosos? Sí, lo cual es paradójico, porque ya hemos señalado que la condición número uno del buen profesional es saber invisibilizarse. Ahí van varios ejemplos, con diferente suerte:

-Hace unos días murió, a los 92 años, Rafi Eitan, jefe del célebre comando israelí que secuestró en Argentina a Adolf Eichmann, el jerarca nazi que organizó el siniestro sistema de la “solución final” ordenado por Hitler. Se hicieron muchas películas sobre el caso. La última, Operación Final, de 2018, puede verse en Netflix.

-Margaretha Geertruida Zelle, una exótica bailarina holandesa más conocida como Mata Hari, que fue espía alemana durante la Primera Guerra pero fue descubierta en París por las fuerzas francesas que la acusaron de espionaje y traición. La fusilaron el 15 de octubre de 1917. Su mito tiene más que ver con su estilo escandaloso para la época, que por su talento para el fisgoneo.

-María Estela Martínez, luego Isabel Perón, es un caso muy poco conocido de espía con escasa virtud. Tanto su biógrafa, la investigadora María Sáenz Quesada, como el historiador Felipe Pigna, han confirmado que la ex presidenta formaba parte de un ballet preparado por espías de la dictadura argentina para conseguir información sobre Perón. Sin embargo, cuando la futura Isabelita contactó al general, decidió pasarse de bando. ¿Supo Perón que la seductora bailarina había llegado para espiarlo? Parece que sí. Pero decidió seguir con ella. ¿Por qué? Según Andrés López y Ramón Landajo, colaboradores de Perón en aquel exilio, Perón se reía, despreocupado, porque “Esa muchacha no sirve ni para espiar”. Quién sabe. Otra teoría es que ella fue utilizada por Perón para enviar información falsa, lo cual suena bastante más creíble. Finalmente, triunfó el amor.

Margaretha Geertruida Zelle, la exótica bailarina holandesa más conocida como Mata Hari, fue espía alemana durante la Primera Guerra Mundial
Margaretha Geertruida Zelle, la exótica bailarina holandesa más conocida como Mata Hari, fue espía alemana durante la Primera Guerra Mundial

Pero volvamos al hoy. ¿Por qué Elisa María Avelina Carrió, ex contacto very casual de Marcelo D’Alessio, ahora quiere demoler hasta el último ladrillo de la AFI, ex SIDE, la entrañable casita de los espías? ¿Está furiosa, decepcionada o con severo ataque de pánico? Tratándose de nuestro histriónico faro de la República, uno nunca sabe.

María Estela Martínez, luego Isabel Perón, es un caso muy poco conocido de espía con escasa virtud. Tanto su biógrafa, la investigadora María Sáenz Quesada, como el historiador Felipe Pigna, han confirmado que la ex presidenta formaba parte de un ballet preparado por espías de la dictadura argentina para conseguir información sobre Perón. Sin embargo, cuando la futura Isabelita contactó al general, decidió pasarse de bando

¿Son todos malos los Servicios de Inteligencia? No, para nada. Cualquier país soberano los necesita, siempre que trabajen (esto parece una obviedad, pero si uno repasa la historia reciente, ya no) a favor del país, es decir, de su gente. Parece fácil. No lo es.

El 6 de mayo de 2016, mediante el decreto 656, el presidente Macri derogó el decreto 1311/15 firmado un año antes por la ex presidenta Kirchner, que habilitaba el acceso público a la información sobre el uso de los fondos que manejaba la AFI, salvo los destinados a trabajos específicos de Inteligencia que, de todas maneras, debían quedar registrados, con documentación que los respaldara. ¿Qué había pasado?

Tanto su biógrafa, María Sáenz Quesada, como el historiador Felipe Pigna, han confirmado que María Estela Martínez formaba parte de un ballet preparado por espías de la dictadura argentina para conseguir información sobre Perón
Tanto su biógrafa, María Sáenz Quesada, como el historiador Felipe Pigna, han confirmado que María Estela Martínez formaba parte de un ballet preparado por espías de la dictadura argentina para conseguir información sobre Perón

En diciembre de 2014, en medio de una guerra fría a la criolla, Jaime Stiuso, líder histórico de los espías desde tiempos de la dictadura, aceptó un reportaje y apareció en la tapa de una revista. Too much. Cristina Kirchner decidió echarlo. Ese despido puso muy, pero muy nervioso, al fiscal Nisman, que recibía toda la data para la causa AMIA de manos del espía y casi amigo, y temía seguir el mismo camino.

Con Macri, los fondos volvieron a ser reservados y lo siguen siendo al menos hasta este sorpresivo pedido de demolición, pedido por la explosiva (dicho esto sin ironía) diputada Carrió.

Con presupuesto suficiente y sin tener que rendir cuentas, la AFI de Gustavo Arribas (el amigote “más piola y tramposo que tengo”, palabra de Macri), inició un proceso de renovación reclutando a jóvenes menores a 30 años en diferentes universidades. Todo muy discreto y formal.

Una vez contactados, los candidatos debían completar un curso previo. Allí los anoticiaban de ciertas condiciones no negociables: a) Recibirán una identidad falsa. b) Como parte del trabajo, podrán darle información falsa a sus allegados. c) Cada uno tendrá a cargo el espionaje de algún compañero. d) Todos, a su vez, serán espiados. e) Nadie sabrá quién es el que sigue sus pasos.

Lejos de lo que se espera, D’Alessio tuvo un alto perfil mediático
Lejos de lo que se espera, D’Alessio tuvo un alto perfil mediático

Al menos en junio de 2018, con el dólar a 25, ofrecían un sueldo inicial de 30.000 pesos, todos registrados como becarios del Conicet. Siempre y cuando pasaran con éxito el examen físico, el psicológico y un test de capacidades cognitivas. ¡No cualquiera llega a ser un D’Alessio, jóvenes emprendedores del espionaje patrio!

Otro detalle. Si existe la Inteligencia (conseguir información que no se tiene) también hay Contrainteligencia, el arte de evitar que alguien obtenga datos que deberían permanecer secretos.

En los archivos de la febril computadora de D’Alessio ‒explicó el juez Ramos Padilla en el Congreso‒, figura una carpeta llamada Operación Jaitt, donde se habla de un trabajo de contrainteligencia en el programa de Mirtha Legrand del 31 de marzo del año pasado. Frente a las cámaras, Natacha Jaitt, ensimismada por una súbita cruzada moral, y coucheada por una ex agente de la AFI, prendió el ventilador y acusó de pederastas a muchos más que uno.

Explicó que hacía esas denuncias “por los chicos” y que “investigaba” por encargo de una “empresa”. Wow, que ramo tan exótico. Vaya uno a saber en qué situación estará hoy esa “empresa”, pero con estas tasas de interés astronómicas, podría estar a punto de bajar la persiana.

Natacha Jaitt no hizo más “investigaciones”. Fue encontrada muerta sobre una cama en un salón de fiestas de Benavidez, el 23 de febrero pasado.

Parece que todo tiene que ver con todo.

Y lo que falta saber, todavía.

Sépanlo, compatriotas: estamos vivos de milagro.

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FUENTE: INFOBAE NOTICIAS

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